Masacre en Pataz
Masacre en Pataz

Este Búho está convencido de que los verdaderos culpables de las matanzas en son el gobierno de Dina Boluarte y el Congreso, que preside un peón de César Acuña, Eduardo Salhuana. Ambos poderes del Estado han favorecido y empoderado a mineros ilegales que se han convertido en organizaciones criminales con mucho poder.

Hay demasiada plata sucia proveniente del oro en ese lugar y con eso puedes comprar sicarios, malos policías, fiscales y jueces. No es un secreto, tampoco, que desde hace años financian las campañas millonarias de políticos corruptos que una vez en el Congreso se dedican a defender sus oscuros y dañinos intereses.

Un dato, según la Fiscalía Provincial Especializada en Materia Ambiental de Puno, mueven unos doce mil millones de dólares al año gracias a la actividad permanente de unos 300 mil mineros ilegales, sobre todo en Madre de Dios, La Libertad, Cusco, Puno y Áncash, donde destrozan y contaminan el medio ambiente, no pagan impuestos, fomentan la prostitución, incluso infantil, no reconocen derechos laborales de los trabajadores y protagonizan matanzas.

Solo en Pataz se registran continuos secuestros con las más terribles torturas y asesinatos en la lucha por controlar la extracción del oro. Y están bien organizados. Con las actuales autoridades, incluido César Acuña en el Gobierno Regional de La Libertad, va a ser bien difícil derrotarlos.

Han ganado un montón de terreno. El año pasado bloquearon la Panamericana Sur, mientras otro grupo protestaba frente al Congreso, exigiendo la ampliación del Reinfo, el cuestionado mecanismo que les permite actuar libremente y de forma indefinida bajo la fachada falsa de mineros artesanales.

Ya lo había advertido Mercedes Aráoz. “Pareciera que las economías ilegales son las que están ganando”, dijo cuando el propio Congreso censuró al ministro Rómulo Mucho, quien cuestionaba este mecanismo.

Con sus multimillonarias ganancias manchadas de sangre no hay duda de que las mafias de la minería auspiciarán a más políticos sucios para que sean elegidos en las próximas elecciones generales y así les sigan cuidando el negocio. Este es un problema que nos debe importar a todos.

Hace unos años El Comercio publicó fotos satelitales que mostraban la inmisericorde deforestación que la minería ilegal perpetraba en la Reserva Nacional de Tambopata. Las imágenes enseñaban el antes y el después de esa zona afectada de Madre de Dios.

En enero de ese 2016 se asentaron en el lugar campamentos mineros ilegales y en abril de ese mismo año, o sea solo tres meses después, 130 hectáreas de áreas verdes, casi toda selva virgen, quedaron reducidas a fango, árboles talados y residuos químicos que hacen imposible el resurgimiento de cualquier forma de vida. Las fotografías eran indignantes, por la magnitud de los destrozos.

Es como ver las imágenes de un cáncer maligno y agresivo que crece y crece en el cuerpo de una persona, matándola de forma irremediable. Esas 130 hectáreas de bosque arrasado eran equivalentes a ¡178 campos de fútbol! En la actualidad las extensiones de bosques arrasados son mucho mayores.

A los congresistas, a la presidenta Boluarte y a sus ministros el problema no les interesa. Están destruyendo al país. Se necesita en el Gobierno alguien con los pantalones bien puestos y que les haga frente a las economías ilegales. Apago el televisor.

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