Este Búho está convencido de que el culpable de que varias zonas del Perú se hayan vuelto un polvorín de violento caos social y, como consecuencia de ello, hayan fallecido hasta el momento siete personas, dos de ellas menores de edad, es Pedro Castillo, quien inició esta crisis por su intentona de golpe de Estado y disolver el Congreso.
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Fue bien vacado y merece estar en prisión. Pero también son culpables Betssy Chávez y su asesor Aníbal Torres. Era muy probable que el Congreso no hubiera podido conseguir los 87 votos para la vacancia y nada hubiera sucedido, pero el suicidio político de Castillo, que llevó a su detención, encendió la mecha de varios ‘petardos’ que el profesor y Aníbal Torres sembraron desde hace más de un año en Palacio y en provincias.
Con reuniones diarias de asambleas con ‘frentes de defensa’ o con ‘reservistas’ en Palacio o en el interior del país, donde participaban mineros ilegales, cocaleros socios del narcotráfico, quienes estaban operando con total impunidad gracias a las autoridades castillistas. Se abonó el terreno para estas violentas asonadas.
PERSONAJES VINCULADOS AL MOVADEF
Además, el chotano había nombrado prefectos en provincias a personajes vinculadas al Movadef, órgano de fachada de Sendero Luminoso.
Estos ‘representantes del presidente’, después de la detención de este, habrían organizado y financiado de ‘insumos’ para trastocar las marchas pacíficas de protesta en tomas de carreteras, quema de vehículos, asaltos a la propiedad pública y privada, como la destrucción de la planta de Leche Gloria en Arequipa, perjudicando a centenares de ganaderos productores.
Aeropuertos, como en Arequipa, donde destruyeron la torre de control e inutilizaron la pista de aterrizaje. Atacar comisarías en Andahuaylas, donde los agitadores las incendiaron y tomaron de rehenes a policías con el mismo ‘modus operandi’ del antaurismo en el ‘Andahuaylazo’.
Los agitadores que dirigieron la destrucción y saqueo en provincias fueron el brazo armado de una estrategia política bien organizada por radicales y extremistas de izquierda.
El investigado Aníbal Torres pasó a la ‘clandestinidad’ para hacerse la víctima, mientras una renacida y desaforada Betssy Chávez gritaba ‘insurgencia popular’ y ‘prensa vendida’. Ante las hordas violentas, bramó: ‘Esto es solo el principio’.
Y al día siguiente, Castillo rompió su silencio, dijo que ‘sigue siendo presidente’, que está ‘secuestrado’ y que Boluarte es ‘una usurpadora’. No fue casual que paralelamente a este anuncio, agitadores atacaron sus objetivos con fría meticulosidad. No fue al azar que en Lima hayan atentado contra el local de la Fiscalía de la Nación, cuya presidenta genera los odios del cajamarquino.
CUENTAZOS
Lo que sucede en el país no son protestas espontáneas. Se han aprovechado del descontento del sur andino, que reclama empleo, que baje el costo de vida y mejore su precaria economía familiar, pero en lugar de culpar a Castillo, por su total ineficiencia para gobernar, creen en la ‘victimización’ del cajamarquino, que culpa de todos sus males a los políticos de Lima, repitiendo la mentira de que no le perdonan su origen ‘serrano’ y su profesión de ‘profesor rural’ y por eso lo vacan.
Esos cuentazos los esparce al mundo el desubicado y mitómano presidente mexicano Andrés López Obrador. Resultaba evidente que siendo una presidenta circunstancial, era una quimera que Dina Boluarte pretendiera gobernar hasta el 2026, por eso saludablemente envió al Congreso el proyecto de adelanto de elecciones.
Los legisladores deberían incluir que sea también para elegir a nuevos congresistas, dada la desaprobación que tienen en el país. Las protestas pacíficas de carácter político o reivindicativo bienvenidas sean. Pero la violencia generada por agitadores financiados con dinero sucio y que todavía utilizan a menores de edad, o por saqueadores que quieren aprovecharse de las ferias navideñas, deben ser frenadas con rigor.
Los violentistas, al mismo estilo de Sendero Luminoso, pretenden que haya más violencia, más caos, más muertos inocentes, más millones en pérdidas, más atraso.
El Perú no se merece esto, menos aún por un corrupto y alucinado que pide más destrucción creyendo que eso lo salvará, como Pedro Castillo, Aníbal Torres o una resentida social como Betssy Chávez. Apago el televisor.