Augusto Ferrando recibiendo al escritor Mario Vargas Llosa. (Foto GEC Archivo Histórico)
Augusto Ferrando recibiendo al escritor Mario Vargas Llosa. (Foto GEC Archivo Histórico)

Este Búho, que pertenece a la generación que nació con la televisión, no puede dejar de ver con admiración el auge de las redes.porque todos pueden expresar su opinión o mostrarse libremente y eso está bien. Lo malo son los excesos. Veo canales en redes sociales conducidos por impresentables que parlotean barbaridades irreproducibles. Es una especie de salvajismo que lastimosamente gusta a cierto público.

Cuando observo esta canibalización, no puedo evitar recordar con nostalgia los años dorados de nuestra televisión. Ingreso al túnel del tiempo. Inicios de los años setenta del siglo pasado: En el Perú solo había tres canales de señal abierta en esa histórica televisión en blanco y negro.

La poderosa Panamericana TV de Genaro Delgado Brand y sus hijos, Canal 4 con Nicanor Gonzales y Antonio Umbert, y Canal 7, del Estado. La ‘tele’ era el principal medio de entretenimiento y de cultura en el país. Las amas de casa sufrían y gozaban con las telenovelas que producía Panamericana con actores argentinos y mexicanos, como ‘Hermanos Coraje’, ‘El adorable profesor Aldao’, ‘Nino’.

Los niños, hoy señores mayores de cincuenta o sesenta años, recuerdan con cariño al Tío Johnny, quien todas las tardes ‘en aquella parte del camino’, con la Señora Vaca, les daba su vaso de leche con Milo a los pequeños. Juan Andrés Salim Facuse, el nombre real del Tío, era un ‘showman’. Actuaba, cantaba y nunca olvidaré su canción de Navidad en castellano del tema de Bing Crosby, ‘Santa Claus llegó a la ciudad’.

El siniestro gobierno militar, que ya había expropiado los canales, lo sacó de las pantallas porque le hizo una broma a un niño rollizo: ‘Oye, estás bien gordito, ¿no serás hijo de militar?’.

La competencia, Canal 4, aprovechó su salida y en 1972 lanzó a una chica delgadita, que venía de integrar grupos juveniles de rock en la Nueva Ola: Yola Polastri. La recordada ‘chica de la tele’ marcaría un hito, dejando huella en generaciones de pequeños. Panamericana le daba a la niñez los mejores dibujos animados de Hanna-Barbera: ‘Don Gato y su pandilla’, ‘Los Supersónicos’, ‘Los Picapiedra’, ‘Jonny Quest’. O los personajes de Marvel: Hulk, Namor, Thor, Los Cuatro Fantásticos.

Yola tenía a los mangas japoneses en carne y hueso, como ‘Godzilla’ y ‘Ultraman’. Ella, además, irrumpió con diversas canciones infantiles que se convertirían en himnos para los niños y los no tan niños: ‘La gallina turuleca’, ‘Don Pepito y don José’, ‘Eco’, ‘La feria de Cepillín’. No había casa donde no hubiera un LP de Yola Polastri. También sacó a figuras infantiles que son figuras hoy, como Lalo Archimbaud, el ‘burbujito’ Alberto Beingolea, Jorge Benavides y otros.

Los adultos también disfrutaban de una programación de calidad con maestros de la conducción. Pablo de Madalengoitia era inigualable con programas de concursos como el recordado ‘Lo que vale el saber’. Y cómo no mencionar al primer actor Ricardo Blume presentando esas inolvidables miniseries de Panamericana como ‘Yo, Claudio’ o ‘Raíces’.

Ni qué decir de los programas cómicos: ‘El tornillo’, ‘Camotillo, el tinterillo’ con Tulio Loza, ‘El show de Rulito y Sonia’, el sorprendente ‘Estrafalario’ en el canal del Estado y en los ochenta ‘Risas y salsa’.

En los deportes brillaban Eduardo San Román, Max ‘Piqueítos’ Aguirre, Lucho Garro, Humberto Martínez Morosini, Roberto Salinas, Pocho Rospigliosi y su ‘Gigante deportivo’, todos periodistas de lujo. Sin olvidar, por supuesto, al inmenso Augusto Ferrando y su ‘Trampolín a la fama’ o Mario Vargas Llosa conduciendo ‘La Torre de Babel’, un extraordinario programa dominical de cultura como no los hay más. Apago el televisor.

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