
Este Búho admira al gran actor y director Clint Eastwood, quien acaba de cumplir el pasado sábado nada menos que ¡95 primaveras! Lo bueno es que se mantiene lúcido y ‘haciendo películas’. Es algo impresionante. Se trata de una leyenda viva del séptimo arte. Quién puede olvidar ‘joyitas’ como ‘Por unos dólares más’ (1965) o ‘El bueno, el malo y el feo’ (1966), junto a dos grandes ya fallecidos: Lee Van Cleef y Eli Wallach, ‘el malo’ y ‘el feo’.
De más está decir que Clint era ‘el bueno’. Uno pensaba que esas producciones las filmaban en el oeste norteamericano. Solo después supe que el responsable de esas obras de arte era el italiano Sergio Leone y que las rodaba no en los desiertos de Arizona, sino de Almería, España.
Ese ramillete de cintas clásicas de cowboys pasaron a la posteridad con el nombre de ‘spaghetti western’, considerado un subgénero en su momento, pero hoy son películas de culto. Clint no se encasilló en el western, pues de la mano del director Don Siegel alcanzaría su consolidación en esa trepidante saga de películas sobre el detective Harry Callahan que inició con ‘Harry el sucio’ (1971).
En medio de una ciudad como San Francisco, con lacras delictivas como violadores y asesinos de niños, Harry es aún más maldito que los criminales. Cuando su jefe del Departamento de Policía le recrimina ¡¡por qué nunca detienes a los criminales, todos terminan muertos!!, Harry responde tranquilamente: ‘Yo no, ella es la que no quiere traer detenidos’ y señalaba a su tremenda pistola Magnum 44.
El éxito comercial de la saga le trajo problemas con la crítica, que lo acusó de fascista. A inicios de los setenta Clint comenzó su carrera como director. Y en los ochenta, asumió como director y protagonista de un nuevo western, el interesante ‘El jinete pálido’ (1985), donde encarna a un pistolero asesino convertido en predicador en medio del salvaje oeste de la ‘fiebre del oro’.
Pese a ello, la crítica —salvo la francesa— seguía sin tomarlo en serio, pese a que en 1988 dirigió la desgarradora y espléndida ‘Bird’ sobre la vida del legendario músico de jazz Charlie Parker. Solo después de realizar otras tres películas de buen nivel, por fin con ‘Los imperdonables’ (1992) le otorgaron el Oscar al mejor director y a la mejor película, galardones muy merecidos.
Pero no quiso encasillarse en el western y al año siguiente hizo ‘Un mundo perfecto’ (1993), que le dio el papel de su vida a Kevin Costner, un fugitivo de la justicia que secuestra a un niño en su huida. Luego nos sorprendió con un filme de amor, de esos que hay que ser de piedra para no lagrimear, ‘Los puentes de Madison’ (1995), haciendo dupla con la inmensa Meryl Streep.
Pero sería con un filme desgarrador, sobre una joven boxeadora y su viejo entrenador, ‘Golpes del destino’ (2004), con el que volvería a ganar el Oscar al mejor director. Después empezaría a borrar esa mala fama de ‘reaccionario’ con estupendos filmes como ‘Río místico’ (2003), ‘Cartas desde Iwo Jima’ (2006), donde presenta la visión japonesa del conflicto del Pacífico contra los norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial.
También la relación de un temperamental veterano de la guerra de Corea con unos inmigrantes coreanos en ‘Gran Torino’ (2008) o ‘Invictus’ (2009), magistral visión de cómo el recién elegido presidente negro de Sudáfrica, Nelson Mandela, utilizó el mundial de rugby en su nación para reconciliar a un país desangrado por el racismo y la sed de venganza.
También sobresalió con ‘Francotirador’ (2014), impresionante drama bélico sobre la guerra en Irak. Cumplió 90 años y estrenó ‘El caso de Richard Jewell’ (2019), drama sobre el atentado terrorista durante los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996. En los últimos años hizo ‘Cry Macho’ (2021), que ya no tuvo el brillo de otras. De los años setenta me quedo con el duro Harry Callahan, el controvertido detective interpretado por Clint era ‘políticamente incorrecto’.
Cuánta falta nos haría tener en el Perú unos detectives de este tipo para que les vuelen la cabeza a los malditos extorsionadores de ‘Los Pulpos’ o los venezolanos del ‘Tren de Aragua’. A Harry no le gustaba llevar detenidos a la jefatura ni tener compañeros: “Para qué, bastamos yo y mi Magnum”.
Una vez, cuando un juez le recriminó y le preguntó por qué mata a un violador, Harry respondió: “Porque iba a violar y matar a esa jovencita”. ¿Y cómo sabía que iba a violarla? “Porque, señor juez, si un tipo sale de un callejón oscuro sin pantalones, con una erección y con un cuchillo de carnicero persiguiendo a una chiquilla, no voy a pensar que le va a pedir una colaboración para la colecta de la Cruz Roja”.
¿No se parece a lo que vivimos en nuestro país? Un policía abate a un delincuente y puede ir hasta preso. Increíble. Apago el televisor.
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