Este Búho se siente asqueado por la forma como el presidente Pedro Castillo está manejando las instituciones del Estado: como si fuera su chacra. Se empeña en nombrar en importantes puestos del aparato estatal a un ejército de incompetentes que no ostentan ninguna acreditación profesional ni experiencia.
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El último, el más flagrante, es el nombramiento de Daniel ‘Mil caras’ Salaverry como presidente de Perupetro. El único mérito del trujillano es ser un político ubicuo quien, después de pasar por el aprismo y el fujimorismo, hoy se puso la camiseta de Somos Perú, que pilotea Martín ‘Lagarto’ Vizcarra.
Este es un caso especial. No por ser amigo, familiar o compadre de Pedrito, como acostumbran. Aquí el nombramiento tiene un objetivo: asegurar los votos de la bancada de ese partido para que blinde al presidente si el Congreso echa a andar un proceso de vacancia, si las investigaciones fiscales por sus tres presuntos delitos dan indicios de actos ilícitos. No le importa que Salaverry sea un ignorante en temas de hidrocarburos y energéticos. Así considera el jefe de Estado a los puestos claves: para una vil repartija política.
Héctor Béjar, canciller que fue renunciado por infortunadas declaraciones contra la Marina en torno a Sendero, fue muy claro y dijo que se quedó espantado del poco sesgo profesional del personal, supuestamente ‘técnico’, que nombraba Castillo, así como sus ‘recomendados’ que llegaban a la Cancillería. “Hay una combinación de familiares, amigos de familiares, gente que hizo favores de distintos tipos, desde prestar una camioneta, hasta alquilar una casa y otras operaciones desconocidas para mí”, sostuvo Béjar.
Ese es el ‘modus operandi’ de la maquinaria del cajamarquino. Allí vemos a Fray Vásquez Castillo, el hijo de su hermana, que pasó de tener un modesto chifa pollería, a ser el operador político de ‘la casa de Breña’, metiendo las narices en negociados de 232 millones de soles, como el contrato para construir un puente de un ‘empresario’, Zamir Villaverde, que resultó un exmilitar que estuvo preso por asalto, quien le dio a Fray por sus ‘servicios’ un camionetón; y cuando se descubrió el ‘regalito’, Villaverde dijo que ‘se lo daba prestadito nomas’.
El expresidente Alejandro Toledo también metió a su impresentable familia en su entorno, como su sobrino ‘Koki’, el cajero, su hermano usurpador de terrenos, Luis, ‘Filete’, ‘El Violín’, su hermana Rosa, la falsificadora de firmas. Pero eran para la anécdota, pues en su gobierno sus ministros eran de mucho mejor nivel, así como sus viceministros y cuadros intermedios.
En el gobierno de Nadine, perdón, de Ollanta Humala, también ingresaron sus allegadas por la ventana. A su obstetra la nombró embajadora en París, para soponcio de los embajadores de carrera.
El Búho: las repartijas en los ministerios
Lo de Castillo no tiene parangón. Nombró como ministro de Transportes a Juan Silva, un propietario de combis asesinas con papeletas, y lo primero que hizo fue despedir a 23 gerentes de la Sutran, los mejores cuadros, colocando a su ‘gentita’, sin ningún tipo de experiencia en la materia. El objetivo aquí es claro, que Silva se tire abajo la reforma de transporte público, dándoles ‘luz verde’, por ejemplo, a los ‘taxis colectivos’ para incrementar la inseguridad ciudadana. Uno se pone a pensar, ¿hubo una jugosa bolsa o hay una estratosférica ignorancia del mandatario? ¿O son ambas cosas?
Otro caso, el del ministro de Energía y Minas, Eduardo González, quien descaradamente incentiva la minería informal y solapadamente apoya las paralizaciones violentas a grandes proyectos mineros que generan divisas, canon y empleo, como Las Bambas.
O en el Ministerio del Ambiente, donde el gerente de Recursos Humanos tuvo que renunciar ante las presiones de miembros de Perú Libre para que dé empleo en altos cargos a gente con carné partidario y ningún currículum, claro, avalados por el ministro Rubén Ramírez. Y su última ‘castillada’. Ha nombrado como prefectos regionales a trece radicales profesores de su filosenderista gremio Fenatep con la complicidad de Avelino Guillén.
¿Alguien cree que esa gente ultra llegará a las prefecturas a poner el orden interno en las ciudades como manda la ley? Esta disposición es peligrosa y ojalá que las prefecturas no den el visto bueno a movilizaciones violentas, marchas, tomas de carreteras, creando un conflicto social y de poder con las otras autoridades democráticamente elegidas, como los alcaldes o el gobernador.
En resumen, la Contraloría tendrá harto trabajo para detectar a todos esos advenedizos que no cumplen los requisitos para sus puestazos. La pregunta es ¿qué otro partido alzará la mano para que Pedro continúe con esta vil repartija para salvar su pellejo? Y la peor vergüenza nos da la izquierda de Juntos por el Perú de Verónika Mendoza, quien desde fuera del poder fustigaba las ‘repartijas’ en gobiernos anteriores. Hoy su ministra de la Mujer, Anahí Durand, ha colocado una ‘agencia de empleos’ para los ‘cuadros’ y paga diez mil a veinte mil soles a sus ‘camaradas’, cuyo único requisito es dar loas a Fidel y defender al sátrapa Nicolás Maduro. Apago el televisor.
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