Este Búho comenta la muerte de la última leyenda viva y protagonista de grandes sucesos de la historia política mundial del siglo pasado, el norteamericano Henry Kissinger (Alemania 1923-Connecticut 2023), fallecido a los 100 años. El llamado ‘Mr. K’ fue el todopoderoso secretario de Estado norteamericano del presidente Richard Nixon (1969-1974) y de Gerald Ford (1974-1977).
El controvertido político fue protagonista, entre otros hechos históricos, de los años convulsionados de la llamada Guerra Fría entre Estados Unidos y la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la guerra de Vietnam, el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y China comunista en 1979, la caída del muro de Berlín y el apoyo a la Perestroika en la Unión Soviética. Por esta razón, el presidente ruso Vladimir Putin homenajeó a Kissinger y lo calificó de ‘hombre de Estado sabio y visionario’. También mandó un mensaje el presidente chino Xi Jinping. Claro, ‘Mr. K’ fue el primero que vislumbró que Estados Unidos no tenía que ver a China como un enemigo ideológico comunista, sino como un colosal mercado cautivo para los productos norteamericanos. Aplicó la ‘diplomacia del ping pong’ al romper el hielo enviando una delegación de tenis de mesa norteamericana a jugar con sus pares chinos (recuerden la escena con Tom Hanks jugando pimpón en el filme ‘Forrest Gump’). Esa fue una revolución que posibilitó la apertura de relaciones con el gigante asiático. Y como consecuencia, la Coca-Cola llegó a un mercado de millones de chinos deseosos de tomarse un espumante vaso de la gaseosa.
Pero no en todo el mundo recibió elogios. El embajador de Chile en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés, escribió: ‘Ha muerto un hombre cuyo brillo histórico no consiguió jamás esconder su profunda miseria moral’. El presidente Gabriel Boric compartió la publicación en su propia cuenta. Es conocida su responsabilidad directa en el apoyo norteamericano al sangriento golpe militar de Augusto Pinochet al socialista Salvador Allende en 1973. “No podemos permitir que Chile se vaya a la alcantarilla”, había amenazado en 1970, cuando Allende llegó al gobierno y comenzaron las tomas de empresas, las nacionalizaciones y las huelgas. Y durante su gestión también dio su total apoyo al golpe de la junta militar de Rafael Videla a Isabel Martínez de Perón en 1976. Ante las denuncias de millares de desaparecidos y violación de derechos humanos por los militares argentinos, ‘Mr. K’ le dijo siniestramente al ministro de la dictadura César Guzzetti: “Si hay cosas que tienen que hacerse, tienen que hacerlo rápido. Pero deberían volver rápidamente a instalar el Congreso”. Le otorgaron el premio Nobel de la Paz porque lo consideraron un brillante negociador, como lo hizo en el conflicto del Medio Oriente entre Israel y los palestinos.
A su muerte, el establishment norteamericano quiere que lo recuerden como el visionario, el hábil negociador que fue y que escondamos debajo de la alfombra sus ‘trabajos sucios’ en América Latina, Camboya o Bangladesh. En la década de los setenta Kissinger era el hombre más popular de Estados Unidos. Fue famoso por su soltería, sus conquistas femeninas antes de casarse en 1974 con Nancy Maginnes, una mujer alta y fea. Sin embargo, fueron promocionados sus romances con estrellas como Diane Sawyer, la bellísima Jill St. John, Shirley MacLaine y la sueca Liv Ullmann, quien lo describió como “el hombre más interesante que he conocido”. A él se le atribuye la frase: ‘El poder es el mayor afrodisiaco’. Amante del fútbol, fue él quien convenció a la Pepsi Cola para que contrate a Pelé para jugar por el Cosmos de Nueva York y difundir el fútbol soccer. Allí nuestro popular ‘Cabezón’ Ramón Miflin conoció al político. Ya sin cargo en 1978, viajaba a Argentina, donde les pedía palcos a los militares para los partidos de Boca y River a cambio de ‘apoyo’ ante el gobierno norteamericano. Murió advirtiendo los ‘peligros’ de la Inteligencia Artificial (AI) y que un peligro de Tercera Guerra Mundial no sería una confrontación de Estados Unidos con Rusia, sino contra el gigante chino. Apago el televisor.
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