Este Búho pensó que tenía una pesadilla cuando me enteré de que a partir de hoy en casi todo el país regirá el toque de queda de once de la noche a cuatro de la mañana. El informe que precipitó al gobierno a tomar esta polémica decisión fue el estudio del Ministerio de Salud, hecho público el último martes, donde se anunció que oficialmente ‘ya estamos ante la tercera ola’. Hernando Cevallos, el ministro izquierdista y castillista, sin pestañear, recurrió a lo más fácil, a la misma estrategia de Martín ‘Lagarto’ Vizcarra.
Por eso ingreso al túnel del tiempo: Nunca olvidaré ese 15 de marzo del 2020, cuando el ‘saurio’ anunció la cuarentena más draconiana del planeta: todos confinados al encierro desde las seis de la tarde hasta las cinco de la mañana. En los departamentos del norte, la cosa fue mucho peor, desde las cuatro de tarde a cinco de la mañana. Increíble. Vizcarra, según él, colocaba al país a la ‘vanguardia’ de la lucha contra el coronavirus. ¿Por qué ningún otro país del mundo lo imitó? Ellos optaron por aislar a los portadores y su entorno, mandando a ‘cuarentena’ a parientes y amigos. Aquí no se hizo nada de eso. Nos encerró y solo podíamos ir a comprar a la farmacia o a una bodeguita.
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Recuerdo cuando aquel día salí de mi casa a la avenida, a las cuatro de la tarde y no había ni un alma en la calle. Parecía el escenario de una película como ‘Epidemia’. Hacía viento y vi algo que me asustó. Eran los militares con trajes aislantes, como astronautas y con fusiles en ristre vigilando que nadie esté en la calle. Solo se escuchaba el llanto de los dueños de los restaurantes, hoteles, vendedores del mercado, peluquerías, gimnasios, que tenían sus negocios cerrados. Vizcarra creyó que Perú era China, donde se pudieron dar el lujo de aislar a Wuhan, lugar donde brotó el virus. Millones fueron encerrados, pero no les faltaba nada para sobrevivir, porque todo lo proporcionaba el Estado.
Aquí durante meses se dejó a la población al abandono, condenados a no trabajar. Los que más sufrieron fueron los miles de informales a los que se les cerró la calle. Sacó ‘bonos’ repartidos de mala manera, cuando la gente lo que quería era trabajo. Pero también los medianos y grandes negocios pagaron caro por la tremenda metida de pata del moqueguano. Y cuando se dio cuenta de que había hecho trizas la economía y los datos de mortalidad eran escalofriantes, reabrió los mercados y dejó circular el transporte público, convirtiéndose estos con sus aglomeraciones en tremendos focos de contagio. Así el país ocupó el tristemente célebre primer lugar de fallecidos por millón de habitantes.
PEDRO CASTILLO REPITE MEDIDAS DE VIZCARRA
Ahora este columnista se pregunta cómo el gobierno del inepto Pedro Castillo repite esta medida que, en el fondo, a lo único que conduce es a petardear aún más una economía que no se reactiva y, lo peor, aumenta el número de contagios. Los negocios que funcionaban hasta las once o doce de la noche, como restaurantes, casinos, tiendas, supermercados, emporios, van a cerrar a las nueve para que su personal pueda llegar a casa antes del ‘toque’. Justo cuando estos comercios ya se estaban recuperando, les cae esta absurda medida. Ni qué decir de cómo afectará a los ambulantes. Por lo tanto, desde las nueve hasta el ‘toque’ los paraderos y los microbuses estarán full y no he leído nada sobre controlar los aforos para los vehículos públicos, además sería imposible. Así, como siempre, los pobres irán como latas de sardinas nadando hacía una ‘tercera ola’. Este Búho tiene muchas preguntas: ¿Por qué no se habla sobre cuáles son las medidas sanitarias para afrontar el coronavirus en su nueva etapa? ¿Hay seguimiento de los contagiados de ómicron en el país? ¿Están en cuarentena? ¿Ya tenemos más camas de cuidados intensivos? Seguramente, el ministro de Economía, Pedro Francke, hará lo más fácil. Volverá a meter mano al dinero público para hacer un nuevo festín de plata regalada, por algo le gusta que lo llamen ‘Superbono’. Vizcarra, Sagasti y ahora Castillo optan por un remedio que resulta peor que la enfermedad. Con una economía sedienta de inversiones, disponer más restricciones las frenan, es como ‘ponerle la soga al ahorcado’. Como dijo un amigo: ‘No sé qué cosa es peor, ómicron o el gobierno de Castillo’. Las plagas están invadiendo a nuestro amado Perú. Dios nos libre. Apago el televisor.