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La mejor serie para El Búho

El Búho de Trome habla de su serie favorita, Los Soprano.
Los Soprano

Este Búho aprovechó la noche previa del feriado para ‘maratonear’ en streaming. Recuerdo que hace unos años publicaron en la revista ‘Rolling Stone’ la lista de las ¡¡cien mejores series televisivas de todos los tiempos!! Sin duda, una tarea titánica, pues no solo han incluido series, sino también shows en vivo de estrellas, programas cómicos, de entrevistas y talk shows. Este columnista ingresa al túnel del tiempo. En mi niñez, los televidentes solo teníamos tres canales en blanco y negro. No había, como ahora, cable ni Netflix. Pero las series ‘mostras’ de mis tiempos eran muchas y quedaron grabadas en mi mente para toda la vida. ‘Perdidos en el espacio’, ‘La dimensión desconocida’, ‘El superagente 86′, ‘La isla de Gilligan’, ‘El fugitivo’, ‘Los intocables’, ‘Kojak’, ‘Las calles de San Francisco’, ‘Los Picapiedra’, ‘Papá lo sabe todo’, ‘Happy days’ o la entrañable ‘Los años maravillosos’. Esas producciones eran lo máximo, porque el cine era solo para los fines de semana, una cosa especial. Pero esa lista de ‘Rolling Stone’ eligió como la mejor serie de todos los tiempos a ‘Los Soprano’. ¡Una de mis favoritas! Creo que las series de televisión tuvieron un antes y un después con la aparición de esta producción de HBO. El cine de mafiosos ha sido un filón vital en las cintas de Hollywood, siendo ‘El Padrino’ y ‘Buenos muchachos’ los referentes contemporáneos. Pero ‘Los Soprano’, serie creada por David Chase, es harina de otro costal. Duró seis temporadas (en nueve años) y batió récords en ganar premios. También catapultó la imagen del actor principal James Gandolfini, quien encarnaba a Tony Soprano, a la categoría de megaestrella. El eterno actor secundario, lamentablemente, falleció en 2013 en la tierra de sus ancestros, Italia, después de indigestarse con harto trago y una bandeja de langostinos y otros mariscos. El mafioso contemporáneo es el jefe de la familia Di Meo. Vive en una lujosa residencia en el suburbio más residencial de Nueva Jersey y su empresa de fachada es ser propietario de una ‘fábrica de desechos’. Pero, en realidad, se pasa la vida en su club nocturno con chicas desnudas, planeando un sinfín de delitos. Desde la extorsión, robo, juego ilegal, sicariato y también cómo burlar el asedio del FBI, pero sobre todo las traiciones más peligrosas. Que no vienen de las mafias rivales sino de ¡su propia madre Livia y de su tío Corrado! Allí es donde la serie creada por Chase pasará a la posteridad.

Toda la vida, los mafiosos eran más duros que una roca. Con ‘Los Soprano’ tenemos a tipos que destapan la cabeza de las personas con una bala o con un bate de béisbol, pero lloran, como Tony, cuando los patitos huyen de su piscina. Pienso que el pretexto de Chase fue la mafia, pero lo que al final hizo es una radiografía de la sociedad norteamericana actual. No es casual que Tony Jr, el hijo del capo, se enamore de una negra puertorriqueña y todavía con hijo. Eso desquicia al papá. Que su engreída Meadow, la universitaria, se relacione con un chico mafioso. Su esposa, Carmela, no solo le roba fajos de miles de dólares, sino incluso se enamora de un cura católico y arribista, también de un sicario italiano. En esos nueve años, Tony Soprano ve caer uno a uno a sus enemigos, algunos entrañables que se vuelven soplones de la policía, y asistimos a una muerte cruel, como la que ejecutan con un miembro de ‘la cosa nostra’, que es descubierto en una discoteca gay y la mafia no lo perdona. Su asesinato con un bate de béisbol es espeluznante. Si ‘Los Soprano’ es la mejor serie de la historia, es por algo. Tony mata a su sobrino, Christopher, al que considera como un hijo. Este era un psicópata, heroinómano y amante de una belleza ucraniana, pero lo elimina porque no podía controlar su adicción y ponía en peligro el negocio. Allí, Tony se asemejaba a Don Corleone, pero solo en eso. A diferencia de ‘El Padrino’, Tony no tiene a un ‘consigliere’ como Tom Hagen. Sus compinches son acaso más viejos que él, como Silvio, increíble Van Zandt, el guitarrista de Bruce Springsteen. ‘Poli’, un viejo solterón que, después de asesinar gente, le gusta llevar flores a su mamita. Solo ellos sobrevivirán en esa terrible epopeya urbana. Por eso, en el capítulo final, pensábamos que Tony iba a morir cuando va a comer a un pequeño restaurante con su familia. Por los parlantes suena ‘Don’t stop believin’, de Journey. Hay suspenso. Todos esperaban a los sicarios que acabarían con su vida. Pero nada de esto sucedió. Los fanáticos ansiábamos una séptima temporada, que frustró una suculenta fuente de mariscos. Vean ‘Los Soprano’. No se arrepentirán. Apago el televisor.

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