Elizabeth Peralta fue grabada cocinando en casa de Andrés Hurtado.
Elizabeth Peralta fue grabada cocinando en casa de Andrés Hurtado.

Este Búho ve las imágenes de la ¡¡fiscal de lavado de activos!!, Elizabeth Peralta, pelando papas en la casa de las hijas de ese siniestro personaje llamado ‘Chibolín’, y siente vergüenza ajena. Se supone que esta magistrada en ese cargo debería ser alguien con una conducta intachable por donde se le mire ya que su labor es, precisamente, perseguir el delito.

¿Quién la puso en ese cargo? Se necesita una refundación del Ministerio Público y también del Poder Judicial, donde nada menos que la que era presidenta de la Corte Superior de Justicia, María Vidal La Rosa, aparece bailando en Miami con el apoderado de ‘Vaticano’, quien estuvo muchos años preso por narcotráfico. ¿Dónde estamos?

Yo siento admiración por los fiscales y jueces que en todo el mundo se enfrentan con solo las armas de la justicia y el derecho a las siniestras bandas del crimen organizado, como el narcotráfico o el terrorismo. Recuerdo a los magistrados italianos Giovanni Falcone y su ‘delfín’, el juez que lo sucedió, Paolo Borsellino, que dirigieron el llamado ‘Maxi proceso’ en contra de los principales capos de la mafia siciliana en la década de los ochenta, llegando a encarcelar a 400 miembros de la ‘Cosa Nostra’, muchos de ellos condenados a cadena perpetua.

La mafia no se quedó con las manos cruzadas y en venganza asesinó a Falcone en mayo de 1992, mediante cargas de dinamita colocadas en una autopista por donde pasaba el coche del juez, que iba con su esposa, y otro auto en el que viajaban sus tres guardaespaldas. Ambos vehículos volaron por los aires matando a los cinco. Dos meses después, en julio, los sicarios enviados por el capo de la mafia Salvatore ‘Toto’ Riina, fallecido por un agresivo cáncer, hicieron volar el departamento donde vivía Paolo Borsellino, matándolo en el acto junto a sus cinco guardaespaldas, entre ellos una mujer. Paolo era el sucesor de Falcone en su lucha contra el crimen organizado en Sicilia.

FISCALES HONESTOS

En América Latina, la vida de los fiscales honestos y valientes también tiene precio para los mafiosos. Sino recordemos el caso que conmocionó a todo Paraguay y el mundo: el asesinato del incorruptible e implacable fiscal paraguayo Marcelo Pecci, de 45 años. Por matarlo habrían pagado 500 mil dólares. El largo brazo de la mafia guaraní lo alcanzó en Colombia, en la paradisiaca isla de Barú, a cuarenta minutos en lancha de Cartagena de Indias. ¿Quién era Pecci? Era el fiscal que llevaba los casos llamados de ‘altísimo perfil’ en su país, como el operativo ‘A Ultranza’.

A su despacho le llegaban los procesos denominados ‘picantes’: narcotráfico, lavado de dinero, financiamiento de terrorismo. A todos los culpables los colocaba entre rejas, por lo que tenía infinidad de enemigos en el hampa. Su asesinato fue fríamente calculado. En Asunción andaba fuertemente custodiado pero esperaron encontrarlo con la guardia baja. Recién se había casado con una periodista y viajó a Colombia para pasar su luna de miel. Una de las circunstancias más tristes del crimen es que desde Colombia la pareja había posteado en sus redes sociales que esperaba la llegada de su primer hijo.

Pocos íntimos amigos sabían que se iban a una isla remota y tranquila. El homicidio demostró que la pareja fue víctima de un reglaje. El asesinato parecía sacado de una película de mafia. Los criminales esperaron que los esposos se tumbaran en su ‘perezosa’, en la arena, a descansar cuando los sicarios llegaron en dos motos acuáticas.

Fueron directo hacia Pecci, a quien acribillaron, y huyeron nuevamente en las motos, dejando ilesa a Claudia Aguilera, su pareja, sumida en la histeria. El fiscal habría recibido llamadas amenazantes justo en los días previos a su matrimonio y las autoridades han incautado celulares y tablets a presos que fueron investigados por el fiscal, con el fin de encontrar alguna evidencia que los conecte con el crimen. Acá en el Perú una fiscal de lavado de activos cocina estofado de pollo en la casa de ‘Chibolín’ y su abogado Benji Espinoza dice que solo demuestra que ‘había amistad’. Apago el televisor.

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