
Este Búho viene observando con los ojos bien abiertos lo que está ocurriendo en el país, sobre todo en los últimos cuatro años, y no puede dejar de preocuparse. La degradación acelerada de la política, el avance incontenible de la ola delincuencial, la rampante corrupción y la pauperización del Estado es el resultado de haberle dado el poder a la izquierda aventurera. De haber puesto en Palacio a un ignorante corrupto como Pedro Castillo y luego a Dina Boluarte, quien es su sucesora constitucional porque fue elegida con él como vicepresidenta.
Es la verdad, aunque los ‘dignos’ de las redes sociales se molesten y renieguen. Dina se mantiene en el poder, ahora, gracias al fujimorismo y al acuñismo, que la sostienen y avalan en un pacto siniestro. Digo esto porque faltan diez meses para las elecciones y es necesario, más que nunca, votar lo mejor posible, con el cerebro y no con el hígado. Apoyar al mejor candidato. Uno que respete las libertades, las formas democráticas, atraiga inversiones y no repita fórmulas fracasadas del siglo pasado que han llevado al descalabro a Venezuela, Cuba, Bolivia y otros países.
No nos podemos seguir equivocando. Al final, las consecuencias las pagamos todos los peruanos. Me pregunto cómo Dina puede vanagloriarse diciendo que hace un buen gobierno cuando ha fracasado de forma rotunda en la tarea de detener a las organizaciones criminales que todos los días asesinan por cupos de cinco soles.
Solo la noche del último sábado en Los Olivos otro conductor de bus, de El Rápido, fue asesinado a balazos por un sicario delante de sus aterrados pasajeros, que también pudieron morir. Este hombre trabajador deja cuatro hijos huérfanos por los malditos cupos.
Pero Dina vocifera indignada ante los medios que quienes la critican son gente mala que odia al país y en especial a ella por ser una ‘mujer andina’. ¡Increíble! Parece que para ella la vida de los peruanos no vale nada. La señora muestra un estado de negación vergonzoso y muy peligroso en cualquier mandatario. Ella vive en su burbuja, donde lo más importante son sus cirugías estéticas, lucir relojes Rolex, hacer viajecitos al extranjero, acomodar a sus familiares y allegados en mejores puestos en el Estado, y subirse el sueldo a más de 35 mil soles.
Recuerdo que en la campaña por la presidencia junto a Castillo, ambos juraban que querían llegar a Palacio para luchar por los más pobres y no para servirse del poder. Se estaban burlando, porque hicieron exactamente lo contrario. Castillo prometía en las plazas ‘no más pobres en un país rico’ y que de ganar las elecciones no cobraría sueldo de presidente, sino de maestro. Pero mintió porque en su año y cinco meses de gobierno se llevó solo en salarios cerca de un cuarto de millón de soles.
Con ese ‘detallito’, más las coimas que recibía de ministros para mantenerlos en el cargo, sus reuniones clandestinas con oscuros empresarios en la casa de Sarratea y sus otras trafas, nos podemos hacer una idea de lo que hubiera hecho de no haber fracasado su golpe de Estado para perpetuarse en el poder.
Con estos actos indignos en un jefe de Estado, qué se puede esperar de otras autoridades. Así, este Congreso es de lo peor con tránsfugas y ‘mochasueldos’, con bancadas que dan leyes abyectas que benefician a asaltantes, secuestradores, extorsionadores y a la multimillonaria minería ilegal que destroza a la Amazonía, ordena matanzas y compra con plata manchada de sangre a toda clase de autoridades.
Waldemar Cerrón, de Perú Libre, segundo vicepresidente del Parlamento, se dedica a condecorar personajes como Dayanita, mientras su hermano Vladimir, el condenado por la justicia, sigue prófugo y la Policía no lo busca. Encima, Waldemar está en amarres para seguir integrando la próxima Mesa Directiva del Legislativo.
Como decía, cuando la cabeza anda mal, lo demás también. Y como Dina dice que vamos bien, entonces la Policía se gasta más de 17 millones de soles en vehículos, entre ellos lujosas camionetas Audi, para sus altos mandos. Cómo pueden tirar la plata de esta manera cuando hay comisarías que no tienen un solo patrullero, como ocurre en Pomacanchis, Cusco.
O sea que es más importante engreír a los generales con carros de alta gama, que dar seguridad a miles de ciudadanos de a pie desprotegidos. Todo está de cabeza y así el país no puede avanzar. Apago el televisor.
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