Este Búho recuerda la vez que se encontró con el director de cine Francisco Lombardi la noche del ‘avant premier’ de su penúltima película ‘Dos besos’ (2015), en un cine de Larcomar. Increíble que hayan pasado ocho largos años para que el popular ‘Pancho’ vuelva a colocarse tras la cámara para dirigir un nuevo filme. Por eso su retorno era esperado.
Con la pandemia, el cine mundial entró en parálisis, pero sobre todo el nacional. Hubo tiempo de sobra para pensar y crear historias, pero ‘cero balas’ para financiarlas. Sin embargo, antes del maldito coronavirus ya el cine del país estaba en crisis de contenido.
Con la irrupción del fenómeno ‘Asu Mare’ (2013) que convirtió en el ‘rey de las taquillas’ de todo el Perú a Carlos ‘Cachín’ Alcántara, talentoso clown televisivo y de comedia ‘stand up’, todos quisieron hacer comedia creyendo que era fácil, pero cada producción resultó más mala que la otra. Hasta actores y actrices reconocidos cayeron en la ignominia de protagonizar bodrios olvidados en el imaginario popular.
Les contaba que esa noche del 2015 Francisco me pidió una opinión sobre su ‘pela’ presentada. ‘Pancho, estás contra la corriente y eso se valora’, le respondí tras ver su thriller sobre la destrucción instantánea de la fidelidad de un matrimonio ‘feliz’ entre un profesor al borde del climaterio y mujer con menopausia por la irrupción de un meteorito encarnado en una bella y joven alumna, Troika (sorprendente Mayela Loclla).
Francisco Lombardi el gran referente en la historia del cine peruano
Con la muerte de Armando Robles Godoy, Lombardi quedó como el gran referente en la historia del cine peruano. Nadie tan prolífico ni tan galardonado por la crítica y los espectadores nacionales y extranjeros. Filmes emblemáticos como ‘Muerte de un magnate’, ‘La ciudad y los perros’, ‘La boca del lobo’, ‘Caídos del cielo’, ‘Pantaleón y las visitadoras’, ‘Bajo la piel’, ‘Ojos que no ven’, entre otras clásicas lo avalan.
El tacneño confesó con sinceridad que es consciente de que esta, su reciente película, es una obra ‘menor’. Porque se empezó a rodar antes de la pandemia y al explosionar esta se paralizó y se tuvo que retomar con muy pocos medios económicos, al punto de que el director tuvo que poner 60 mil dólares de sus ahorros para culminar todo el proceso. Atrás habían quedado los presupuestos millonarios.
En esta etapa busca un cine más intimista sin taparse los ojos al drama social, pero tiene la madurez y sabiduría de no ponerse moralista ni panfletario como equivocadamente algunos auguraron. No esconderá un personaje políticamente incorrecto y lo presenta tal cual y que la platea juzgue.
Si las películas de ‘Pancho’ se convirtieran en libros, serían de un escritor con el estilo de Raymond Carver. El norteamericano cultivaba un estilo llamado ‘realismo sucio’, escueto, tan natural con sus personajes anodinos de ciudad, como su protagonista Amelia (deslumbrante actuación de Mayela Lloclla), enfermera pobre, huérfana, que vive en los extramuros de Chorrillos, frente a los pantanos de Villa, o alcohólicos solitarios, como en este caso Víctor (superlativo Gustavo Bueno), el anciano empresario millonario amargado y racista, que llama ‘indios vagos e hipócritas’ a sus trabajadores y vecinos de la mina porque lo fregaban con sus huelgas y protestas.
‘¿Tú de dónde eres?’, le pregunta a Amelia. ‘De Lima’. ‘¿Y tu mamá?’, repregunta el viejo sabedor de la obvia respuesta. Pero la agraciada muchacha es ‘mosca’. ‘Mi mamá ya no está’, porque efectivamente la señora migrante acababa de ser enterrada y la había dejado desolada, en la orfandad emocional, económica y presa de un novio pandillero, borracho, pegalón, que se mete en su cuarto en las noches para tener sexo a la fuerza con ella.
Por eso Amelia acepta la propuesta del único personaje que trae alegría a la historia, su amiga enfermera Cecilia (fresquísima Stephanie Orúe), una ‘chica positiva’ de las de ahora. Ella le consigue la ‘chamba’ y es la amante de un médico casado del hospital donde trabaja y la anima para que aproveche si es que el ‘viejo se quiere ir de avance con ella’.
Pero el anciano vive décadas con una fiel y rígida ama de llaves (perfecta Haydée Cáceres) que la tiene entre ojos e intuye que la puede ‘serruchar’, cosa que sucederá por interés del patrón. También lo ronda un abogado sobón (siempre a la altura Paul Vega).
Solos el anciano y su enfermera comenzarán a establecer una relación donde es evidente que Víctor no resiste el deseo carnal cuando está cerca de la chica. Ella se sabe presa, pero prefiere aceptar dormir cama adentro en la mansión del lisiado que con el violador de su novio acechando su cama. Solos los dos marcará el comienzo de ‘cosas nuevas’ para Amelia. Pero no voy a hacer ‘spoilers’, así que el final lo verán en los cines. La decisión es de ustedes. Vayan a verla. Apago el televisor.
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