Este Búho, cuando escuchó amenazar al Gobierno y asustar a las amas de casa con provocar desabastecimiento en los mercados con un paro que ayer se acató a ‘media caña’, recordé -salvando abismales distancias- al tristemente célebre dirigente sindical de los camioneros de Estados Unidos, Jimmy Hoffa.

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Él fue líder de la poderosa Hermandad Internacional de Camioneros por más de 25 años y su desaparición fue un misterio por décadas. El sindicato estaba conformado por miles de choferes que recorrían el país de costa a costa, transportando la mercadería de las grandes corporaciones.

Una huelga significaba una pérdida de millones de dólares diarios y paralizaba literalmente gran parte de la economía de la nación. Eso lo explotó muy bien Hoffa. Pero también tenía métodos poco ortodoxos para lograr sus fines, como el chantaje, sabotaje, hasta usar miembros de la mafia para hacer los ‘trabajitos más sucios’.

Ese poderoso gremio llegó a tener en los tiempos gloriosos 2.3 millones de afiliados entre los años 1957 y 1971. Pero Jimmy estaba en la mira del fiscal general porque descubrió que tenía vinculaciones con la ‘Cosa Nostra’ al ‘lavar’ su dinero sucio y no paró hasta enjuiciarlo.

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Inclusive, Kennedy lo definió como ‘el hombre más poderoso del país después del presidente Richard Nixon’. En 1964 afrontó un juicio con gran cobertura mediática, pero con ayuda de la mafia intentó sobornar al jurado.

Al ser descubierto en su siniestro plan, fue condenado a trece años de prisión. Tanto era su poder y su influencia que desde la prisión movía los hilos del sindicato y negociaba con la mafia. Por esa razón el mismísimo presidente Richard Nixon le dio un indulto en 1971, a cambio de que se alejara totalmente de las actividades sindicales por diez años.

Pero Jimmy intentó por todos los medios revocar el fallo judicial y por otro luchaba contra la mafia, que ya le había conseguido reemplazo y les resultaba incómodo por sus exposiciones en público, donde se mostraba burlón y desafiante con los nuevos líderes sindicales.

El 30 de julio de 1975 había quedado en encontrarse con dos jefes de la mafia en un restaurante de Detroit. Pero nunca más se le volvió a ver. Solo su auto se encontró en el estacionamiento del local. Su desaparición se convirtió en uno de los más grandes misterios de Estados Unidos. Hasta que una película dio luces sobre lo que verdaderamente le ocurrió.

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El filme intenta desentrañar uno de los más grandes misterios de Norteamérica, donde se habrían visto involucrados tanto el gobierno como la mafia y los sindicatos norteamericanos: la desaparición de Jimmy Hoffa ().

Mucho se ha escrito y filmado sobre la desaparición del corrupto y potentado sindicalista y que, incluso, su nombre se vio involucrado en el asesinato de J. F. Kennedy. Hoffa se evaporó una noche de 1975, cuando acudió a un restaurante de Detroit para encontrarse con dos capos mafiosos que nunca llegaron, ‘Tony Jack’ Giacalone y Anthony ‘Tony’ Provenzano.

Su auto quedó en el estacionamiento y después de esa noche nadie lo vio. En el filme, Hoffa iba a llegar a esa reunión con los mafiosos para hacer las paces con el capo de la mafia Russell Bufalino (grandioso Joe Pesci) para que le diera el visto bueno y así regresar al ‘negocio’.

Solo siete años más tarde lo declararon muerto, pero su cuerpo lo buscaron inclusive en el mítico Giants Stadium de Nueva York. Según el filme, un sicario irlandés, Frank Sheeran (Robert De Niro), un gigante de 1.93 metros que tenía 25 muertos encima y que era muy amigo de Hoffa, confesó antes de morir en un asilo que él lo había matado de dos tiros.

Estaba abandonado porque su hija lo despreciaba porque descubrió su estilo de vida, eso lo llevó al final de sus días a confesar el crimen. Sheeran le disparó cuando Jimmy le dio la espalda y salió de la casa. Otros se encargarían de llevar el cuerpo para incinerarlo en un sitio distinto.

Por esta razón nunca se encontraron sus restos. Paradójicamente, como para demostrar que el espíritu del líder siguió vigente, su hijo James P. Hoffa fue elegido presidente de la Hermandad Internacional de Camioneros en 1998. Revanchas del destino. Apago el televisor

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