Expresidente Alan Garcia (Foto: GEC)
Expresidente Alan Garcia (Foto: GEC)

Este Búho ya no se sorprende de que en el Perú, ante algunos sucesos traumáticos como muertes o tragedias, el imaginario popular les dé otra alucinante lectura, dándole la espalda a la realidad y se creen las famosas ‘leyendas urbanas’. Recuerdo, por ejemplo, el sangriento motín en el desaparecido penal , en marzo de 1984, tristemente célebre porque las cámaras de televisión transmitían en directo cómo los amotinados quemaban vivos y acribillaban a trabajadores carcelarios rehenes.

La Policía controló a sangre y fuego la revuelta, donde murieron los desquiciados cabecillas de la revuelta pero antes degollaron cruelmente a un ‘preso pesado’: el millonario narcotraficante Guillermo Cárdenas Dávila, alias ‘Mosca Loca’, quien ofreció al gobierno del arquitecto Fernando Belaunde pagar la deuda externa si lo dejaban traficar con cocaína.

Su celda llena de lujos motivó la envidia asesina de ‘Pilatos’ y ‘Lalo’ Centenaro. Pese a ello, hasta ahora se habla que ‘Mosca Loca’ financió la revuelta justamente para fugarse y su asesinato fue solo una farsa. La ‘leyenda urbana’ asegura que vive en una isla del Caribe.

Fokker F-27: recuerda las tragedias que enlutaron el fútbol mundial
Se cumple un año más de la tragedia que acabó con la vida de toda la plantilla de la Alianza Lima en el año 1987.

Otra ‘fábula’ da cuenta que el dos veces presidente de la República, , no se disparó en la cabeza en las narices de los policías y el fiscal que lo fueron a detener en su casa de Miraflores el 17 de abril del 2019. Tampoco creen que murió en la sala de operaciones del hospital Casimiro Ulloa.

El runrún de la calle asegura que al líder aprista lo habrían visto paseando por el Barrio Latino de París gozando de excelente salud y cantando rancheras. Incluso hay un libro que aborda desde la investigación el polémico mito: ‘Vivo o muerto. ¿Qué pasó el último día de Alan García?’, de José Vásquez Cárdenas.

La ‘leyenda urbana’ más extendida

Pero tal vez la ‘leyenda urbana’ más extendida que volvió a escucharse en estas fechas de diciembre es sobre la tragedia del avión Fokker que transportaba al equipo de y se estrelló en el mar de Ventanilla en diciembre de 1987. El parte oficial concluyó que solo se salvó el piloto de la Marina, Edilberto Villar, y murieron 43 personas, entre jugadores, comando técnico, la terna arbitral, barristas y seis tripulantes.

Pero el ‘mito’ sostiene que un jugador está vivo y radica en los Estados Unidos: ese sería el delantero Alfredo Tomassini. Las voces de la calle y las redes se basan en el testimonio del piloto, que sostuvo que vio al delantero con vida flotando en el mar. Según Villar, solo Alfredo, herido, salió con vida del avión y flotaba a poca distancia de él, pero lo notó exhausto y pese a que le gritaba que no se rindiera, lo venció el cansancio y se lo tragó el mar.

En la calle se asegura que el joven delantero estaría vivo porque nunca se encontró su cadáver. Eso es cierto, pero no fue el único jugador del que no encontraron sus restos. Gino Peña, Carlos ‘Pacho’ Bustamante y Luis Escobar fueron velados solo con su ropa porque tampoco encontraron sus cuerpos. ¿También estarían vivos ellos? Pero no es uno sino varios ‘mitos urbanos’ en torno al Fokker.

La investigación ‘Rumores y fantasías sociales. La tragedia de Alianza Lima, 1987′, de Aldo Panfichi y Víctor Vich, da cuenta de varios de ellos, uno bien ‘bravo’: ‘La historia más común fue la que aseguraba que el avión traía grandes cantidades de cocaína escondidas en sus bodegas. Se dice que, en pleno vuelo, los jugadores aliancistas se habrían percatado de tal hecho y habían amenazado a los oficiales con denunciarlos públicamente’.

Los investigadores recogen testimonios de familiares al respecto: “Yo lo tengo claro: el avión traía droga y los marinos se ‘bajaron’ el avión. Tengo indicios. La libreta electoral de mi esposo estaba casi seca e intacta, solo con un poco de agua. ¿Tú crees que con el agua salada del mar esa libreta se va a quedar así? No, con tantos días en el mar, esa libreta tendría que estar destruida. Seguro los marinos le pusieron un poco de agua para pasar desapercibidos”. Pasan los años y las versiones se enriquecen con la imaginación popular. Como diría la gran Cristina Saralegui: ¿Será cierto esooooo? Apago el televisor.

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