Este Búho se reafirma en que estamos ante un Gobierno débil, mediocre, incompetente y que no resuelve los problemas de la gente. El terrible avance de la delincuencia común con métodos terroristas que azota Trujillo y la zona minera de Pataz es una ‘perla’ más de esta espiral violentista de las organizaciones criminales que cada día obtienen más poder. Y no existe una estrategia clara y contundente del Ejecutivo para combatirla.
El fin de semana se perpetró una masacre cuando 100 delincuentes armados con fusiles largos ingresaron a la mina para robar un cargamento de oro de la empresa Poderosa, la principal exportadora de oro del país.
No contaron que les saliera al frente un escuadrón de jóvenes vigilantes uniformados de la empresa Huayna, todavía sin experiencia y con armamento corto. Las hordas de delincuentes comunes dirigidos por hampones de ‘La Gota Norteña’ estaban provistas de letales armas de largo alcance, Mini Uzis y dinamita.
Los esbirros se pasearon por la mina como Pedro por su casa. Ingresaron al socavón pensando que iban a encontrar bolsas de oro y allí secuestraron a cuatro trabajadores a quienes golpeaban gritándoles ¡dónde está el oro, carajo! Estos lacras estaban bien organizados.
Afuera, un grupo de ‘contención’ esperaba cualquier reacción. Los diez guardias de seguridad pensaron sorprender dentro del socavón a los malhechores, pero ellos los emboscaron lanzándoles desde arriba dos sacos de anfo que explosionaron en sus cuerpos y los remataron a tiros. El saldo fue de nueve muertos y veinte heridos graves. Fue una carnicería.
Pese a que Trujillo está separada por 348 kilómetros de Pataz y a 4 horas 10 minutos en una camioneta doble tracción, la ayuda llegó recién el domingo en el día. Todo esto se inició hace unos años cuando a las grandes empresas exportadoras legales se unieron decenas de mineros ilegales que convirtieron la zona en un ‘viejo oeste’, destruyendo la ecología y los ríos, produciéndose disputas y asesinatos por posesión de tierras y robos.
El remedio fue peor que la enfermedad. Los mineros informales contrataron delincuentes de Trujillo de bandas como ‘Los Pulpos’, ‘Los Ochenta’, ‘Los Marineros de Challas’, ‘Los Malditos Venecos de la Hermelinda’, ‘El Tren de Aragua’, el ‘Clan del Puente Virú’, ‘Los Malditos de Río Seco’ y hasta las secuestradoras ‘Las Reinas del Sur’.
Con el tiempo los hampones comprendieron que ganaban más trabajando por su cuenta que como ‘chalecos’ de los informales y se convirtieron en ‘parqueros’, delincuentes mineros, que pretenden —con armas de fuego y explosivos— controlar las operaciones mineras grandes y pequeñas y mineras informales bajo el robo, millonarias extorsiones y el asesinato.
El nuevo objetivo de las grandes bandas criminales, como ‘La Gota Norteña’, apunta a la gran minería de la zona. Esta banda sería la responsable de la masacre como advertencia para que acepten sus millonarias extorsiones.
Descaradamente están extorsionando ante un Estado inexistente que no pone orden ni combate el delito en la zona. La mina Poderosa ha sufrido la voladura de diez torres de alta tensión, ahora ingresan a su predio a destruir y a balazos, bombazos y matar a diez trabajadores.
El oro atrae a los criminales como el queso a la rata. Siendo Pataz la zona con más ricos y productivos yacimientos, resulta inconcebible que no haya un cuartel del Ejército ni una comandancia policial con varios vehículos y un centenar de efectivos ante la violencia criminal diaria y la aparición del narcotráfico.
Por otro lado, en la capital de la primavera, Trujillo, ocurrió un hecho sangriento la misma noche de la masacre, en momentos en que el público aguardaba por la actuación del artista puertorriqueño-estadounidense Tito Nieves, ‘El Pavarotti de la salsa’.
El empresario Milner Marino Quiliche, propietario de las conocidas discotecas Nosso y Florida, hacía cola para ingresar al concierto del boricua y fue acribillado por un sicario que le quitó la vida.
El hombre de negocios había interpuesto una denuncia por extorsión ante las autoridades. Pagó con su vida negarse al chantaje. Mientras la presidenta hace maletas para viajar a Argentina, el país se desangra y nadie está seguro. Los criminales avanzan ante la inacción del Gobierno. Apago el televisor.
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