Este Búho, ante el nombramiento como primer ministro de un verdadero ‘camaleón’ de la política, el congresista Héctor ‘Mil partidos’ Valer, no puede sino recitarle al presidente Castillo el dicho ‘dime a quién nombras y te diré quién eres’. Es un acto improvisado y desesperado.
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El nuevo premier militó primero en el Apra, luego fue una probeta más del vientre de Unión por el Perú, después cambió a Perú Nación; ingresó al Congreso por Renovación Popular de López Aliaga, del que partió ni bien juramentó hacia Somos Perú, el partido reciclador de Salaverry y el ‘Lagarto’ Vizcarra, para terminar formando ‘su propia’ bancada con Perú Democrático, con los apartados de Perú Libre, donde la voz cantante la lleva el izquierdista radical Guillermo Bermejo.
Todo esto se ‘cocinó’ el lunes en la noche, cuando se produjo el conciliábulo entre Vladimir Cerrón, Castillo y Bermejo. ¿El asunto? Nombrar un premier totalmente manejable, una pantalla, como un niño al que se le da un juguete nuevo. Eso sí, tenía que ser congresista porque el objetivo, la obsesión, diríamos mejor, del profesor es no ser vacado como Vizcarra.
Por esa razón sacrificó ministros afines para entregarles los fajines a militantes de Somos Perú, Perú Democrático y Perú Libre, que le aseguran los votos para contrarrestar un posible pedido de vacancia. No le importa tener a un impresentable como primer ministro, que haría llorar en sus tumbas a insignes políticos que llevaron ese fajín, como Luis Alberto Sánchez o Javier Pérez de Cuéllar. Lo más grave es que a solo horas de jurar el cargo, aparecieron las denuncias contra él por golpear a su esposa, ya fallecida, y a su hija en el 2016. También a una psicóloga que le tomaba un examen para Agrobanco. No solo eso, mantiene una deuda con la Sunat y no pagó dos años el alquiler del departamento de San Borja, donde vivía.
El Búho: El presidente continuará gobernando con su ‘gabinete en la sombra’
Al final, el presidente continuará gobernando con su ‘gabinete en la sombra’, como bien se especuló desde diciembre del año pasado. Esto lo dijo Avelino Guillén primero y en una carta pública por el renunciado secretario de la Presidencia, Carlos Jaico, donde da cuenta que, pese a las advertencias, el cajamarquino gobierna con oscuros asesores, donde las cabezas visibles son Beder Camacho y Biberto Castillo, y miembros del frente senderista que avala a este mandato. Justamente por despedir a uno de estos oscuros asesores es que se desataron la iras presidenciales que terminaron con la separación de Jaico, del partido de ‘Plata como cancha’, César Acuña.
Pese a los lloriqueos de Verónika Mendoza de que la crisis de este Gobierno la propiciaron los sectores de la ‘derecha golpista’, lo cierto es que el mandatario le dio en el gusto a Cerrón, al expectorar a la izquierda mendocista de ministerios claves como el de la Mujer y el de Economía, donde Pedro ‘Superbono’ Francke durante meses blindó a Pedro y salió por la puerta falsa de Palacio y ni siquiera fue recibido por el profesor cuando intentó despedirse.
Su reemplazo es un economista ortodoxo con amplia carrera en función pública, pero algunos apuestan que más temprano que tarde chocará con las ansias populistas del chotano y mucho más en un año electoral. Dina Boluarte también se queda, para tenerla cerca y ocupada en un ministerio y no se preste a reemplazarlo ante una posible vacancia.
Pero el nombramiento más cuestionado es el del Ministerio del Interior, el del coronel en retiro Alonso Chávarry, quien fue jefe policial en Cajamarca y paisano de Castillo, a quien Mirtha Vásquez acusó de ser un obstáculo para la lucha anticorrupción. Este nuevo gabinete no nos ofrece nada nuevo, es más, es todavía peor, con ministros cuestionados. Se cumplieron los vaticinios y el profesor gobierna con un gabinete en la sombra, donde el verdadero premier es Vladimir Cerrón, quien cogobernará con el chotano y sus ‘asesores’. Un corrupto y un fabricante de mentiras. ¡¡Qué tal dupla!! El experimento ya no da para más, pues en seis meses con tres gabinetes queda demostrado que el jefe de Estado es un incapaz sin remedio. Y lo peor es que quienes lo sufren somos los más de treinta millones de peruanos. Apago el televisor.