
Este Búho abre sus ojazos y ve con atención el caso de la fiscal Margarita Haro de San Juan de Lurigancho, quien ha denunciado que la banda criminal ‘Los Pepes’ la está amenazando de muerte. Todo esto confirma el avance de las mafias que matan y extorsionan siguen escalando con más dinero machado de sangre. Lo vuelvo a repetir, estamos en guerra con la delincuencia y se necesitan medidas radicales a todo nivel.
El Perú ya venció al terrorismo y claro que ahora también puede hacerlo, pero se necesitan policías, fiscales y jueces valientes. Siempre he admirado a los jueces y fiscales que en todo el mundo se enfrentan a las siniestras bandas del crimen organizado, como el narcotráfico o el terrorismo, con solo las armas de la justicia y la ley.
¿Cómo no recordar a los magistrados italianos que lideraron la lucha contra los principales jefes de la mafia siciliana en los años ochenta, llegando a encarcelar a 400 mafiosos? No se cruzaron de brazos y, en venganza, los asesinaron en 1992 con coches bomba. El explosivo colocado en el coche de Falcone también mató a su esposa y tres guardaespaldas.
Este columnista les recuerda a estos dos hombres de derecho ejemplares una noticia de hace unos años que conmocionó a todo el mundo: el asesinato del incorruptible e implacable fiscal paraguayo de 45 años. Habrían pagado 500 mil dólares por matarlo. El largo brazo de la mafia guaraní lo alcanzó en Colombia, en la paradisíaca isla de Barú a cuarenta minutos en barco de Cartagena de Indias. ¿Quién era Pecci?
En su país investigó una inmensa red de narcotráfico y lavado de dinero. También estuvo a cargo de un cuádruple homicidio, donde una de las víctimas era la hija de un gobernador. Los llamados procesos ‘picantes’ llegaron a la oficina de Pecci: lavado de dinero, financiamiento del terrorismo.
Puso a todos los culpables tras las rejas, por lo que se ganó muchos enemigos en el hampa. Su asesinato fue fríamente calculado. Estaba fuertemente vigilado, pero esperaban encontrarlo desprevenido. Se acababa de casar con una periodista y viajó de luna de miel.
Una de las circunstancias más tristes del crimen es que desde Colombia la pareja había publicado en sus redes sociales que esperaban la llegada de su primer hijo. Pocos allegados sabían que iban a una isla remota y tranquila a pasar su luna de miel. El homicidio demostró que la pareja fue víctima de un reglaje. El asesinato parecía sacado de una película de mafias. Los criminales esperaron a que los esposos se tumbaran en la arena a descansar y llegaron en dos motos acuáticas.
Los sicarios fueron directo hacia Pecci, a quien acribillaron a balazos, y huyeron nuevamente con las motos, dejando ilesa a su pareja, sumida en la histeria. Según informes, el fiscal recibió llamadas amenazantes justo días antes de su boda. Un detalle: el error del implacable magistrado fue publicar su viaje en redes sociales. Así lo encontraron los asesinos. A veces los casos de la vida real superan con creces la ficción. A proteger a la fiscal Margarita Haro. Apago la televisión.
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