Este Búho, cuando terminó el partido, se puso a pensar en dos arqueros que desde el cielo deben haber llorado de felicidad de que Perú mantuviera su superioridad, frente a Colombia, en partidos trascendentales. Me refiero al ‘Blindado’ Otorino Sartor y José ‘Caíco’ Gonzales Ganoza, tío de Paolo Guerrero.
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Ellos, que participaron en el triunfo final de la Copa América en Caracas en 1975, vieron en Pedro Gallese un héroe en los tres palos como ellos, junto a ‘Orejas’ Flores y Christian Cueva, las figuras de este partido que nos acerca a pasos agigantados al Mundial de Qatar. Nunca me gusta cantar victoria antes de tiempo. Aún no estamos clasificados, porque cada partido será una final como la de ayer. Para sufrirla. Esta batalla la hemos ganado y bien merecida celebración deben tener esos hinchas sufridos en una Barranquilla siempre alegre y movida, pero que el paso de nuestra selección la dejó como si fuera un cementerio.
El choque de ayer era para Colombia una final y esperaban derrotarnos en un estadio que literalmente es un ‘infierno’. Por eso se juega en la tarde, para aprovechar el calor y ‘derretir’ a los rivales. Ni por eso, ni por repletar un aforo que no cumplía con los protocolos, ni negarnos las entradas a los peruanos que tuvieron que comprar en reventa pudieron vencernos. Ellos se quedaron con 17 puntos pero les toca un partido más bravo, con Argentina de visita, que derrotó a Chile, y nos cayó una jugada de carambola: nuestros dos rivales directos se quedan y Perú se ubica cuarto con 20 puntos.
El Búho: Nuestro fútbol nos hizo enorgullecer, todo lo contrario a nuestro presidente
Pero vamos paso a paso. No celebremos antes de tiempo. Las guerras se ganan con inteligencia. Cabeza fría. Este martes tenemos un choque durísimos ante Ecuador, sin Cueva. Este partido ante Colombia se ha visto en todo el mundo y nuestro fútbol nos hizo enorgullecer y asombró al mundo deportivo. Todo lo contrario a nuestro presidente Pedro Castillo, que dio vergüenza ajena y nos abochornó ante el mundo en la entrevista que le hicieran en CNN Internacional, que se puede resumir en una de sus palabras, una ‘seudoexplicación’ o ‘excusa’: ‘No me enseñaron a gobernar’. Increíble. La gente se desmoralizó e indignó al ver por los noticieros extractos de las ‘joyitas’ vergonzosas del chotano.
Ayer vi rostros felices, sonrientes, de peruanos y peruanas que luchan contra la falta de empleo, la subida de precios, la emergencia sanitaria y la zozobra de no saber si sus hijos van a asistir o no a los colegios, mientras su mandatario está preocupado ¡por entregar una salida al mar a Bolivia, por órdenes de su carnal Evo Morales! Pero este triunfo deportivo siempre cae bien. Vi en la alegría de mi hijito y su grito de gol de garganta infantil, y en la de todos los niños que ya están pasando sus jornadas de vacunación, un premio entregado por 22 guerreros y un técnico que supo leer el partido y hacer los cambios precisos.
Este país de gente honrada y trabajadora, ajena a movidas políticas con agendas siniestras y antidemocráticas, tiene todo el derecho de celebrar. Veo a decenas de hinchas peruanos cantando: ‘En Barranquilla me quedo’, cerveza en mano. Pero reitero, aún no celebremos. Faltan tres finales. Apago el televisor.