Este Búho leyó con atención el interesante análisis que hizo en trome.pe el especialista en derecho digital Erick Iriarte, sobre la presencia de los candidatos presidenciales en las redes sociales. Para ese gran porcentaje de peruanos que tiene acceso a internet y que utiliza Facebook o Twitter como principal fuente de información, el triunfo del profesor cajamarquino Pedro Castillo fue una sorpresa. No tanto para el abogado, quien asegura que, si bien las redes sociales son importantes, no son determinantes en un proceso tan completo en el que están involucrados todos los ciudadanos del país.
Hay que tener en cuenta que, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), solo el 40 % de hogares en el Perú tiene acceso a internet, y que muchos de los sectores rurales racionalizan sus datos para asuntos puntuales y de importancia personal. “Se ha creído que las redes sociales son el mejor instrumento, pero no todos están en ellas. Sin embargo, la gran mayoría de usuarios de móviles sí tienen redes de comunicación (tipo WhatsApp)”, dice Iriarte y precisa que tal vez ese ha sido el principal canal para que el radical izquierdista Pedro Castillo pueda llevar su mensaje.
Ya hace varios meses Iriarte había advertido y recomendado a los candidatos a la presidencia usar las redes sociales como ‘trampolín’ para saltar hacia los medios tradicionales, como la radio, la televisión y los periódicos. “La gente ve más televisión, escucha más radio o lee más periódicos que vivir conectada a internet o viendo las discusiones en Twitter”. Eran recomendaciones sensatas, pues en las provincias -si uno las ha recorrido- se sabe que son estos medios los que tienen más impacto que un tuit. Tal vez viéndolo desde esa perspectiva podamos entender que Pedro Castillo, un personaje con mínima presencia en redes sociales, logró más de 2 millones y medio de votos, según conteo de la Onpe. No fue hasta que pasó a segunda vuelta que sus seguidores en Twitter empezaron a aumentar y ahora apenas tiene 9 mil, una cifra diminuta si la comparamos con Keiko Fujimori, su rival en las elecciones de junio, con un millón. O con Verónika Mendoza, izquierdista también, que alcanza casi el medio millón de seguidores. “La presencia en redes se suple con la presencia en medios de comunicación tradicional, que siguen siendo el principal medio de acceso a la información de gran parte de la población, y esto se mezcla con que no todo el mundo tiene acceso a internet y los que lo tienen dosifican su acceso a datos (siendo entonces que redes de comunicación como WhatsApp son más efectivas). Y se suple con la labor del boca a boca”, asegura Iriarte.
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Muchos creían que en Perú sucedería lo que en Estados Unidos, en donde, gracias a Facebook, Donald Trump alcanzó la presidencia, o como en Alemania, en donde un youtuber cambió el rumbo de las elecciones parlamentarias. Iriarte apunta que en estos países la conectividad es casi total y su impacto puede ser determinante, algo aún muy lejano en el Perú.
Los ejércitos de trols se lo hicieron creer a muchos candidatos fijos en la preferencia de los votantes, pero se fueron de cara con la realidad. Por eso es necesario entender que las tendencias virtuales no son las tendencias reales. Tampoco subestimar al ciudadano si es que se recurre a plataformas como TikTok y aquí me permito citar nuevamente al especialista: “Elijan al candidato que quieran sobre la base de las propuestas y no de la cantidad de videos graciosos que puede publicar”. Interesante. Apago el televisor.