Este Búho se admira al leer un poema de Charles Bukowski (Andernach, Alemania, 1920-Los Angeles, 1994) o, mejor dicho, se sorprende sobre su definición del amor: ‘¿El amor? Es cuando te levantas una mañana y ves que hay niebla después de que haya salido el sol/ Es como ese breve instante que hay hasta que se quema/ ¿En serio?/ Absolutamente/ ¿Se quema?/ Sí, rápidamente. El amor es una niebla que se quema con el primer rayo de luz de la realidad’.
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En ‘La senda del perdedor’ (1982) cuenta que no tuvo novias ni sexo hasta los 24 años. Así su ‘primera vez’ con una mujer se tradujo en una anécdota tragicómica que la cuenta en el documental ‘Bukowski: Born into this’ (2003) matándose de risa. ‘Tenía veinticuatro años y pasé una noche en un bar con una puta de 150 kilos. Ambos estábamos borrachos y fuimos juntos para tener un deprimente acto sexual, porque rompimos las patas de la cama. Terminé echándola del cuarto al creer que me había robado la billetera, pero la encontré entre las sábanas. Regresé al bar para disculparme, pero el barman me botó. Ella le había contado todo’.
El abandono de su madre y la violencia de su padre constituyeron el esquema sobre el que basó cualquiera de sus aventuras sentimentales más relevantes, afirma John Dullaghan, director del documental que se puede ver en YouTube. Como con Jane Cooney Baker (1910-1962), quien fue la primera mujer que le prestó atención. Se acostaba con otros hombres, aunque esto no impidió que Bukowski la considerase el primer amor de su vida y que su muerte, por una úlcera en el estómago, le haya destrozado el corazón, como se lee en su poema ‘Para Jane, con todo el amor que le tuve que no fue suficiente’.
En medio de esa relación apareció una por carta como la editora Barbara Frye -a la que llama ‘Joyce’ en ‘Cartero’ -con la que se casó en uno de esos ‘Matrimonios Express’ en Las Vegas. Dos años después, en 1958, ella le pidió el divorcio, desapareciendo de la nada. Solo se sabe que murió en circunstancias misteriosas en la India, probablemente víctima de una secta religiosa. Cuando encontraba una persona cuya relación no reflejaba la de sus padres, no duraba mucho, sostiene Dullaghan.
Un año fue suficiente para encontrar a una nueva admiradora, cuando todavía era escritor de revistas underground, Frances Dean Smith (1922-2009), una poetisa con la que se acostó y concibió a su única hija, Marina, en 1964. Ella había superado los 40 años y no pensaba quedar embarazada. Sin embargo, ocurrió y Bukowski le pidió que se casaran. ‘Le parecía justo y cuando le rechacé, le costó entenderlo’. El poeta siguió ocupándose económicamente de su hija, aunque decidió cerrar la relación víctima de la monotonía: ‘La casa, la niña, el trabajo al que aborrecía eran demasiado para él. Acabó perdiendo la pasión’, contó Frances en el documental.
El Búho sobre Bukowski: Linda King fue la mujer de su vida
Entonces llegó el éxito. A finales de los 60, la revista Open City le ofreció una columna semanal para sus hoy célebres ‘Escritos de un viejo indecente’, que luego se trasladaron al diario L.A. Free Press. En el círculo de poetas conoció a la primera mujer que pudo aspirar a tener la importancia que tuvo Jane. La escultora Linda King, veinte años menor, inauguró una nueva fase en sus relaciones, en la que ‘Hank’ se relaciona con mujeres más jóvenes que él, aprovechando su creciente fama.
Linda King (1940) es una de sus pocas amantes vivas. En su estudio de artista todavía conserva la escultura que realizó cuando lo conoció y que él le devolvía después de cada pelea. ‘A veces todavía me habla’, cuenta por correo. ‘Le gustaba la idea del celo y amaba que me mostrara celosa’. Una noche llegó a golpearla, pero al día siguiente afirmó no acordarse de nada, aunque ella quedó con dos ojos morados. ‘Si le metes demasiado alcohol en la relación, nunca se sabe lo que va a pasar. Pese a esto, había mucha química entre nosotros.
Fue difícil dejarlo’. Fueron cinco años turbulentos que terminaron solo cuando King tiró por la ventana la máquina de escribir y los libros del novelista, cansada de sus infidelidades, entre ellas con Liza Williams (1928-2014), su colega en el L.A. Free Press, quien lo amenazó con suicidarse si volvía con su novia Linda. En 1978 publicó una de sus novelas más importantes y controvertidas: ‘Mujeres’. Linda King se leyó retratada en el personaje de Lydia Vance, celosa e irracional, ‘quedé reducida a una de sus muchas amantes’.
Para vengarse escribió ‘Loving and hating Charles Bukowski’ (Amando y odiando a Charles Bukowski) donde incluye conmovedoras cartas intercambiadas entre ambos y los poemas que ‘Hank’ le dedicó. ‘Será un bestseller cuando él muera’, bromeaba. Su prosa brutal y su fuerte pero a la vez frágil personalidad atraían a legiones de mujeres interesadas en actuar como amantes. Mucho tiempo después entró en su vida Linda Lee Beighle (1943) que gestionaba una tienda de comida saludable. Se conocieron durante una de sus lecturas públicas y se mudaron a San Pedro donde compraron un BMW, una casa y se casaron en 1985, con un ‘Hank’ llorando como un niño ante el cura.
La llamaba ‘mi enfermera’ y muchos de sus conocidos coinciden en que le regaló varios años de vida. ‘Me la enviaron para salvarme mi existencia’, decía el novelista. Dullaghan opina que si bien hubo varios momentos violentos entre ellos, que fueron públicos y están en YouTube, fue Linda la que se quedó con él hasta el final. Estuvo cuando contrajo tuberculosis en 1988 y leucemia en 1993, y disminuyó su cantidad de consumo de alcohol por primera vez para salvaguardar su salud. Hoy sigue viviendo en la misma casa de San Pedro. ‘Es como vivir en un museo porque todo está allí, menos él y lo lloro cada día’, relató en el 2011. Definitivamente Linda fue la mujer de su vida. Apago el televisor.