Este Búho se sorprendió con la primicia del miércoles por la mañana. Netflix dio a conocer el primer tráiler de ‘Cien años de soledad’, la serie basada en la extraordinaria novela de Gabriel García Márquez. El avance empieza con la voz del personaje Aureliano Buendía, descifrando el mítico diario del mago Melquiades que sirve como puerta de entrada a Macondo, con las imágenes del coronel Aureliano Buendía ante el pelotón de fusilamiento, que recuerda ‘aquella tarde remota en la que su padre lo llevó a conocer el hielo’.
Además, presenta imágenes del éxodo que emprendieron José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán en la búsqueda de la felicidad y huyendo de la maldición familiar. ‘Uno no cuenta una historia cuando debe, sino cuando puede’, arranca con una voz en off que parece ser la de García Márquez. Luego, un breve paneo y la presentación de Macondo, el pueblo ficticio donde se desarrolla la novela y que funciona también como protagonista de la trama.
La serie, que es uno de los proyectos más ambiciosos de la plataforma y fue rodada en Colombia, es dirigida por Laura Mora y Alex García López. Se centra en la historia de José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, dos primos que fueron casados por sus padres contra su voluntad y deciden dejar atrás su pueblo para iniciar un largo viaje en busca de un nuevo terruño.
Acompañados por amigos y aventureros, su periplo culmina con la fundación de un utópico pueblo a las orillas de un río de piedras prehistóricas que bautizan como Macondo. Varias generaciones de la estirpe de los Buendía marcarán el devenir de este pueblo mítico, atormentadas por la locura, la desquiciante belleza, los amores imposibles, una guerra sangrienta y absurda, y el miedo a una terrible maldición que los condena, sin esperanza alguna, a cien años de soledad.
Cien años de soledad
Publicada en 1967, ‘Cien años de soledad’ es una de las obras emblemáticas del autor colombiano Gabriel García Márquez, ganador del premio Nobel de Literatura en 1982. Considerada una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal, y de enorme repercusión popular, comparada hasta con ‘El Quijote de la Mancha’, cuenta con más de 50 millones de ejemplares vendidos y traducciones a más de 40 idiomas.
Para escribirla, ‘Gabo’ tenía una casa situada en una zona tranquila de Ciudad de México, contenía un estudio en el que el escritor gozó de un aislamiento que nunca antes había conocido y que jamás volvería a experimentar. En el escritorio había cigarrillos (fumaba 60 al día). El tocadiscos reproducía álbumes: Debussy, Bartók, ‘A Hard Day’s Night’ de The Beatles y en las paredes unos diagramas resumían la historia de una localidad caribeña que Gabriel denominó Macondo, así como la genealogía de una familia a la que llamó los Buendía.
“En mis sueños, yo estaba inventando la literatura”, diría el colocho. Llevaba dos décadas dándole vueltas a la historia de una gran familia en un pueblo pequeño. Ahora la imaginó con la claridad de un hombre que, frente al pelotón de fusilamiento, veía toda su vida en un solo instante. “La tenía tan madurada en mi interior que le podría haber dictado el primer capítulo, palabra por palabra, a un mecanógrafo”, confesó.
Se sentó frente a la máquina de escribir. “Estuve 18 meses sin levantarme”. Al igual que el protagonista, el coronel Aureliano Buendía, el escritor trabajó de forma obsesiva. Llamaba a amigos para leerles párrafos en voz alta. Mercedes, su fiel esposa, mantenía a la familia y llenaba el armario de whisky; también mantenía a raya a los cobradores. Empeñaba artículos domésticos para lograr efectivo: el teléfono, la nevera, la radio. Al terminar la novela, Mercedes y él fueron a la oficina de correos a mandar el texto mecanografiado a la Editorial Sudamericana de Buenos Aires, pero no tenían los 82 pesos que costaban los sellos.
Enviaron la primera mitad y después el resto, tras otra visita a la casa de empeños. El escritor había fumado 30 mil cigarrillos y gastado 120 mil pesos (unos 10 mil dólares) durante la creación. Mercedes le preguntó: “Y ¿qué pasa si, después de todo esto, la novela es mala?”. Solo en Argentina se vendieron 8 mil copias en la primera semana, algo increíble. Los obreros la leían, al igual que las amas de casa y los profesores universitarios, y también las prostitutas.
García Márquez viajó a Argentina, Venezuela y Perú con Mario Vargas Llosa como anfitrión. Muchos se habían planteado llevar ‘Cien años de soledad’ a una serie de TV a nivel mundial. Nadie ha estado cerca de conseguirlo. A veces, el autor y su agente pedían una cifra astronómica por los derechos.
Otras, García Márquez exigía cláusulas irrealizables. En lugar de adaptaciones cinematográficas, ha recibido homenajes de otros novelistas. Ojalá que esta adaptación sea algo digno y se acerque unos centímetros a la infinita obra del colombiano. Apago el televisor.
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