Este Búho acaba de ver en la plataforma de Amazon Prime una película que disfruté de jovencito. ‘El toro salvaje’ (1981), filme de culto en blanco y negro de Martin Scorsese, que protagonizara Robert De Niro, quien se sometió a una ‘metamorfosis’ y engordó más 25 kilos para interpretarlo. La película es una versión libre del libro autográfico del ex campeón mundial de peso mediano Jake LaMotta, titulado ‘Raging Bull: My history’ (Toro Salvaje: Mi historia).
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Como mis lectores saben, este Búho es un fanático del llamado deporte de ‘las narices chatas’. Estos ojazos han podido ver gracias a la magia del video a grandes leyendas del boxeo como Jack Dempsey, Joe Louis, Rocky Marciano, Archie Moore, Sugar Ray Robinson, Muhammad Ali, Joe Frazier, Carlos Monzón, Sugar Ray Leonard o el gran ‘Mano de piedra’ Durán. Hoy ya nada es igual y reinan pugilistas de medio pelo en la mayoría de categorías, salvo honrosas excepciones.
El filme retrata el ascenso y la caída del campéon mundial de peso mediano Jake La Motta, quien tuvo una vida accidentada. Fue el primer campeón que reconoció que la mafia arregló algunas de sus peleas por culpa de su hermano Joey, encarnado en el filme por el gran Joe Pesci. Él era quien lo ‘alcahueteaba’ con varias mujeres, una de ellas fue su primera esposa, la sensual Vicki (deslumbrante Cathy Moriarty), una rubia tentación que supuestamente lo engañaba con el jefe de la mafia y ¡hasta con su propio hermano! Memorable la escena de la paliza que le propina al verse cornudo.
El largometraje se centra en esos episodios terribles, duros del deportista. Sus inicios en la parte italiana del Bronx, donde hace sus pininos en el boxeo. Le decían ‘El toro salvaje’ porque su estilo de boxear era el recibir el mayor castigo posible, esperando que el rival se canse para comenzar a atacar hasta derribar a su oponente con sus golpes. Fue en sus inicios en que estableció sus vínculos con la mafia y en un club regendado por un ‘padrino’, y conoció a su futura esposa. Una mujer voluptuosa y bella, pero que no tenía sentimientos, y Jake, dominado por los celos enfermizos, la sometió a condenables agresiones que pudieron llevarlo al abismo.
El director incide en la parte débil de un destructor, al punto que, en la película, se tiene que poner hielo en sus partes íntimas porque la bella Vicki lo seduce antes de una pelea y él debe cuidarse al máximo, lo que implicaba no tener relaciones sexuales. Pero aún así tocó la gloria cuando en un épico combate derrotó al francés Marcel Cerdan y obtuvo el título de campeón mundial mediano. Pero su principal enemigo no era una mujer, sino el extraordinario boxeador Sugar Ray Robinson. La historia cuenta que el ítalo-americano solo le ganó una vez a la maravilla negra Ray.
El Búho: Martin Scorsese se esmeró en retratar fielmente la fraternidad entre los ‘hermanos’ Jake y Joey
La mejor pelea de las seis, que se desarrolló en Chicago, se le denominó ‘La masacre de San Valentín’. Fue espectacular. LaMotta era el campeón. Estaba gordo y con la justas dio el peso. Sugar era una categoría inferior y se arriesgó. Hasta el octavo asalto se dieron de alma. Pero el calor de Chicago y el sobrepeso de Jake lo pusieron como si fuera una bolsa de golpear, a la que Robinson atacó sin misericordia. El rostro de Jake estaba tumefacto y sangraba por los cortes. El árbitro detuvo la pelea. ‘El toro salvaje’ había sido derrotado y despojado de su corona.
Un dato importante. Scorsese se esmeró en retratar fielmente la fraternidad entre los ‘hermanos’ Jake y Joey, y obligó a Robert De Niro y Joe Pesci a vivir juntos tres meses antes de que se inicie el rodaje, para dar mayor realidad a su condición familiar en la cinta. Para resumir la pasión y la fuerza que le dio el director a la película, solo me queda reproducir sus declaraciones después del estreno: “Yo puse en ‘El toro salvaje’ todo lo que sabía, todo lo que sentía, y pensé que ese sería el final de mi carrera. Es lo que se llama un filme kamikaze”.
Pero es Robert De Niro quien carga con una actuación extraordinaria (por la que obtuvo el Oscar al mejor actor) el peso de la cinta donde mezcla ternura y salvajada. Como en esa inolvidable escena cuando lo meten a una celda y se da violentos cabezazos contra la pared mientras repite sin cesar: ‘No soy un animal! ¡No soy malo!’. La parte final de la película nos muestra a un LaMotta lejos de los cuadriláteros de boxeo neoyorkinos, en la soleada Miami, donde compró un club nocturno y la gente paga para ver la rutina cómica del excampeón, que se burla de sí mismo, tratando de reírse de las tragedias de su vida.
Mientras en California su exesposa Vicki posa como ‘conejita de Playboy’, sin que haya un marido violento que amenazara con arrancarle la cabeza a quien intente mirar a su mujer. Pero hubo más episodios anecdóticos: De Niro se entrenó con el excampeón hasta que LaMotta le dio la aprobación: ‘Ahora ya puedes ser un boxeador profesional’. Para encarnar al púgil en su retiro, De Niro se mudó a París donde recorría restaurantes de pastas para lograr aumentar de peso.
Como el excampeón colaboró durante la filmación, lo invitaron al avant premiere, al que también asistió su exesposa Vicki. Al salir de la función Jake le pregunto a su ex: ‘¿Así era yo?’. A lo cual ella respondió: ‘No. ¡¡Eras peor!!’. ‘El toro salvaje’, obra maestra del gran Martin Scorsese. Apago el televisor.
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