Este Búho lee con atención las noticias que especulan sobre la situación médica del jerarca ruso Vladimir Putin. Antes le gustaba que lo fotografiaran o filmaran montando caballos sin camisa o piloteando aviones en plan figureti. Ahora ha reducido drásticamente su exposición pública.
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Los observadores internacionales y los expertos médicos occidentales están atentos a las apariciones del presidente en busca de más signos que evidencien una salud quebrantada. Todo esto tras los rumores atribuidos a un importante miembro del Kremlin, de que se va a someter a una cirugía, posiblemente por cáncer. Ese funcionario, si es descubierto, puede desaparecer o ir con sus huesos a la Siberia.
Pero ya en Estados Unidos, estudios del Pentágono sobre Putin arrojan que sus decisiones corresponden a un hombre desequilibrado. Los rumores sobre su mal crecen como una bola de nieve: van desde una avanzada diabetes hasta el cáncer, del mal cerebral Ictus al Asperger.
Pero por increíble que parezca, el rumor sobre que el implacable personaje está enfermo surgió desde la propia Rusia, en el popularísimo canal ruso de Telegram dirigido por un antiguo teniente general del SVR (Servicio de Inteligencia Exterior) de Rusia, donde se afirmó que los médicos le advirtieron que la cirugía podría incapacitarlo por un ‘corto tiempo’ y que durante ese periodo el mandatario tendría que entregar las riendas del poder a un hombre de confianza.
Si bien no ha habido una confirmación oficial sobre la supuesta mala salud de Putin, hay videos e imágenes recientes que lo muestran tembloroso, inquieto y con la cara hinchada. Todas estas circunstancias han alimentado los rumores de que el líder de sesentainueve años podría sufrir una serie de condiciones que pueden ser de demencia, Parkinson o cáncer.
El Búho: Patrushev ‘es el halcón más agresivo y piensa que occidente es la fuente de todas las desgracias de Rusia’
¿Pero quién podría ser el ‘eventual’ sucesor de Putin? Según el New York Post, hace poco y en plena guerra con Ucrania, el mandatario tuvo una reunión ‘de corazón a corazón’ durante dos horas con su asistente más cercano y secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, el siniestro Nikolai Patrushev.
Vladimir le habría dicho que podría asumir el cargo en un traspaso que duraría unos días, y ‘le dejó en claro’ que lo ve ‘casi como el verdadero confidente y amigo’ en el sistema de poder. En medio de los preparativos para las celebraciones del ‘Día de la victoria’, el nueve de mayo en Moscú, donde se esperaba algún anuncio trascendental sobre un recambio temporal en el timón de Rusia, las cadenas de TV occidentales volvieron a pasar el video de una reunión de mediados de febrero, que mostraba a Putin temblando de forma incontrolable, mientras recibía al líder bielorruso Alexander Lukashenk.
Pero quienes creen que su posible sucesor podría dar un giro a la política guerrerista de Vladimir se equivocan. Según estudiosos del organigrama de poder en Rusia, Patrushev ‘es el halcón más agresivo y piensa que occidente es la fuente de todas las desgracias de Rusia y, sobre todo, le echa la culpa a Estados Unidos’. Pero definitivamente pocos tienen tanta influencia sobre el presidente como Patrushev.
Trabajaron juntos en las operaciones más sanguinarias ejecutadas por la temible KGB soviética, durante el régimen comunista y la ‘Guerra Fría’, contra los países de occidente. Son tan compinches que Putin le dio el mando de la organización de espías sucesora de la KGB, la FSB, entre 1999 y 2008. Patrushev fue quien dio el grito de guerra en ese Consejo de Seguridad de Rusia, días antes de la invasión a Ucrania.
Así transcurre la vida del tenebroso Vladimir Putin. Lejano está ese crudo invierno de 1952, año en que nació en un humilde hogar de Leningrado -hoy San Petersburgo- donde su familia compartía los pocos cuartos con dos familias más. El niño Vladimir, bautizado en honor al ‘dios’ Vladimir Ilich Ulianov, alias Lenin, no tenía juguetes y se divertía cazando ratas que salían del desagüe malogrado. Apago el televisor.
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