Este Búho se indigna al observar cómo un grupo de vándalos destruye, en Juliaca, un local de EsSalud. No es la primera ni la última acción irracional y bárbara que realizan estos grupos extremistas que la izquierda obtusa de Verónika Mendoza o Vladimir Cerrón pretenden calificarlas de ‘legítimas protestas del pueblo’. Quienes planifican estas acciones, lo hacen para causar el terror y crear el caos en la zona sur andina, donde hasta diciembre actuó con impunidad la siniestra alianza de la minería ilegal, el narcotráfico y remanentes de Sendero Luminoso con el visto bueno del corrupto gobierno de Pedro Castillo.
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Hoy la delirante consigna es destruirlo todo. Por eso me parece muy mal que el nuevo gobierno de Dina Boluarte caiga en la inacción y deje que el terror continúe apoderándose de Puno y otras zonas. Se equivoca la presidenta cuando sigue con su cantaleta de suplicar para ‘dialogar’ a quienes realizan manifestaciones violentas. ¡Por favor! Esos que persisten en tomar aeropuertos, bloquear carreteras, destruir vehículos policiales y atacar con explosivos a policías, no les interesa en lo más mínimo un diálogo.
Se escudan cobardemente en el anonimato de capuchas y pasamontañas
Y el gobierno no puede atar de manos a la Policía para que deje a los vándalos actuar sin ningún tipo de control. Más aún si, como presenta un revelador informe de El Comercio, tres dirigentes regionales de Ica, Ucayali y San Martín tienen investigaciones y sentencias por narcotráfico y otros delitos. Y en el sur, Arequipa, Ayacucho y Puno, de pertenecer a Sendero Luminoso. Si en diciembre del año pasado se produjeron 28 lamentables muertes en los enfrentamientos y eso no se puede repetir, no significa que en este nuevo año no se va a imponer el orden y hacer cumplir la ley. La democracia tiene que defenderse. Están masacrando a policías.
Quienes alucinaron que ‘el 4 de enero se tomaba la Bastilla y caía el gobierno’ se quedaron con el rabo entre las piernas, porque la mayoría del país le dio la espalda a los inaceptables reclamos políticos de la izquierda y la ‘huelga nacional’, sin las masas que ellos proyectaban en las calles, terminó en grupúsculos de irracionales violentistas. Los radicales están ‘con la sangre en el ojo’ por el fracaso y dándose golpes de pecho entre ellos. Uno puede entender que en las zonas rurales de Puno la desinformación campee y los ultras mientan y les digan que ‘los limeños le dieron el golpe a Castillo por ser campesino como ustedes’, y muchos lo crean.
Pero otra cosa es que la izquierda de cafetín capitalina sostenga que ‘a Castillo lo tumbaron la derecha y los medios’. Cuando en cualquier país democrático también se condenaría la proclama golpista del cajamarquino, donde mismo Fujimori ‘disuelve’ el Congreso e interviene el Poder Judicial, la Fiscalía de la Nación y el Tribunal Constituciónal. Esta izquierda es la gran culpable de haberse tapado los ojos ante la podredumbre del gobierno del chotano por unas cuotas de poder. Y todavía lo siguen justificando con el cuento de la ‘derecha’. A PPK y Vizcarra los vacaron por una denuncia periodística a cada uno. Castillo en un año y medio acumuló siete acusaciones fiscales y un cúmulo de denuncias a sus ministros fugados, presos, a sus sobrinos, hasta su cuñada y esposa.
Sus propios compinches acogidos a la colaboración eficaz delataron la corrupción de millones encabezada por él en los ministerios de Vivienda y Transportes, hasta en los ascensos policiales y militares. Incluso, se acaba de denunciar que Castillo cobraba 16 mil soles por reunión con autoridades o empresarios en Palacio, ya se imaginan para qué. Me parece patético que los ‘cojudignos’ intenten victimizar a Castillo o minimizar sus delitos, poniéndolos como que son de ‘pirañita’, de poca monta, comparados con los de otros. No lo justifiquen. Sus odios los nublan. Como decía un periodista nicaragüense respecto a los delitos de Somoza: ‘No se puede limpiar el excremento, se bota. Nadie ha visto un excremento más o menos limpio’. Apago el televisor.