Antauro Humala. (Foto: GEC)
Antauro Humala. (Foto: GEC)

Este Búho no se deja convencer por los ‘cantos de sirena’ que dicen ‘en democracia se debe dejar participar a todos’, incluso a quienes intentan dinamitarla. En Latinoamérica abundan los casos de ladrones con alma de dictadores, lobos disfrazados de ovejas, que hicieron trizas esas mismas democracias que usaron para hacerse elegir. Son gente ambiciosa y sin escrúpulos. La consecuencia es que hunden a sus países en la más terrible miseria, con la pérdida de libertades.

En estos regímenes de terror son comunes los encarcelamientos, las torturas y las desapariciones para siempre de quienes osen protestar ante los abusos. Por eso, no puedo más que mostrarme de acuerdo con la decisión del Poder Judicial que declaró ilegal a la organización política A.N.T.A.U.R.O, vinculada al asesino de policías y drogadicto

El fallo se dio gracias a que la Fiscalía de la Nación presentó una demanda luego de que Humala, durante eventos del partido, promovía el odio y la violencia como la ejecución de presidentes. Antauro, como tantos radicales, detesta la democracia a la que solo ve como un vehículo para llegar a Palacio. Hasta expresó su preferencia por las dictaduras en nuestro país. Con la anulación de su partido, que deberá ser confirmada en segunda instancia, Antauro ya no podrá postular a la presidencia. Pero se debe hacer algo más y tampoco dejarlo lanzarse al Congreso. Imagínense todo el daño que le podría hacer al Perú si lograra ser elegido parlamentario y por arrastre consiga la elección de un grupo grande de angurrientos, burros y violentos.

Acuña y el fujmorismo también tienen su cuota de responsabilidad

Lo estamos padeciendo hoy mismo con la elección de Pedro Castillo, Dina Boluarte y Perú Libre. ‘Plata como cancha’ Acuña y el fujmorismo también tienen su cuota de responsabilidad al ser la comparsa de la presidenta que brilla por su mediocridad. En el Perú, grandes sectores votan con rabia, por dar la contra, y así los peores terminan siendo elegidos.

Antauro Humala, cuya ignorancia en economía es tan grave, cree que los problemas del país se solucionan con la nacionalización de empresas. ¡Increíble! Cuando estaba cómodamente instalado en su celda del penal chorrillano de Virgen de la Merced, donde cumplía su condena de 19 años por el vil asesinato de cuatro policías durante el cruento Andahuaylazo, digitaba, planificaba y ordenaba a sus hordas etnocaceristas infiltrarse en cualquier conflicto social en Lima o provincias para desestabilizar al país. Hasta llegó a reconocer sin rubor que sus huestes eran las que ponían la pólvora y la ‘fuerza’ en los desmanes durante las protestas de hace unos años contra el proyecto minero Tía María, en Arequipa.

Una página negra en la historia del Perú

El Andahuaylazo es una página negra en la historia del Perú. Inició la madrugada de aquel helado 1 de enero del 2005, con el ataque armado a la comisaría de Andahuaylas. Unos 170 etnocaceristas, comandados por el mayor Antauro Humala, tomaron Andahuaylas y se enfrentaron a la Policía. Pretendía derrocar al presidente Alejandro Toledo. Los alucinados subversivos mataron a cuatro suboficiales.

Tiempo atrás, este columnista cubría las dos campañas electorales de Ollanta Humala y me di cuenta de que tanto su madre, Elena Tasso, como su padre, el patriarca don Isaac, adoraban a Antauro. El viejo abogado que fue militante comunista e ‘instructor’ de los cachimbos sanmarquinos Mario Vargas Llosa y el sociólogo Héctor Béjar. Hizo ingresar a sus hijos Ollanta y Antauro a la Escuela Militar de Chorrillos, para que concluyan la labor que no pudo hacer Juan Velasco Alvarado.

Pero al fundar el Partido Nacionalista, le impregnó un tinte racista al reivindicar como ‘la clase dirigente’ a la raza cobriza. Su preferido era Antauro por ser ‘más consecuente’. ‘Ollanta es un pisado que se deja mandar por su mujer, que está borrachita de poder’, expresó sin pelos en la lengua. Su madre también engreía a Antauro y, alguna vez, compartió con él sus amenazas homofóbicas. ‘Con dos homosexuales que se fusilen ya no se vería tanta inmoralidad’, sentenció. ¡Cómo no se iba a producir una ensalada cerebral en el díscolo Antauro!

El fanatismo de este se elevó a decibeles incalculables cuando Ollanta y Nadine fueron vinculados con los millonarios sobornos de Odebrecht. Desde la prisión le escribió una carta: ‘Hermano, suicídate. Es lo mejor que te tocaría hacer en caso de que tengas una pizca de dignidad’. ¡Qué tal familia! Apago el televisor.

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