Este Búho escribe esta columna al enterarse de que el Gobierno ha oficializado las cifras de fallecidos por la pandemia del COVID-19, que son más 180 mil en el país. No pude evitar que una lágrima corra por mis mejillas, porque dentro de esa espantosa cifra de muertos está el nombre de mi viejito Julio, a quien vi sufrir hasta su deceso por culpa de este coronavirus maldito.
Las autoridades tuvieron que reconocer, tardíamente, que no fueron 70 mil fallecidos, como informaban, sino ¡110 mil muertos más! Y registramos el triste ‘récord’ de ser el país con mayor número de muertes per capita del mundo.
¿Cómo llegamos a tan triste realidad? Todo empezó el año pasado cuando el empleado de una línea aérea nacional llegó de vacaciones de España. Fue el ‘paciente cero’.
Los contagios se multiplicaron cuando el estudiante de un colegio exclusivo de Monterrico llegó de vacaciones de Europa y contagió en su salón. El gobierno de Martín Vizcarra decretó la más draconiana cuarentena de todo el mundo. Encerró a la población y destruyó nuestra economía.
Luego de tres meses ofreciendo conferencias de prensa diarias, comenzó a ‘tomarles el pelo’ a los peruanos. Sus muletillas eran recurrentes y monotemáticas: ‘Como lo teníamos previsto’, o sus mentiras piadosas: ‘Ya la curva se aplanó, van a bajar los contagios’ (14 de mayo del 2020), o peor, sacando a relucir conceptos geográficos inéditos: ‘Meseta irregular’ (se ‘aplana’, pero surgen ‘picos altos’).
No solo resultaban una humorada, sino que le quitaron credibilidad. Pero, sobre todo, hubo caos, ineficiencia y mala distribución en la entrega de los ‘bonos de emergencia’.
Ahí empezó a resquebrajarse la ‘luna de miel’ del ‘Lagarto’ con los más pobres del Perú. Ha pasado más de un año y miles de peruanos no han recibido ningún bono, ni siquiera una canastita municipal para engañar al estómago. Centenares de miles tienen familiares o amigos fallecidos porque no los recibieron en los hospitales del Estado, o no les dieron oxígeno o respiradores, gente que murió en su casa sin auxilio o en plena calle.
LAS MENTIRAS EN LA PANDEMIA DEL COVID-19
A los informales la emergencia los dejó sin ingresos y por desafiar la norma son apaleados brutalmente y confiscadas su mercaderías. Pese a su pésima gestión, el ‘Lagarto’ Vizcarra, quien ahora apoya por lo bajo a Cerrón y Castillo, se vacunó a escondidas del pueblo junto a su esposa y hermano. Martín, en ese momento, le dio confianza a un ministro de Salud, como Víctor Zamora, militante del Frente Amplio comunista, que se negó a recibir las donaciones de oxígeno de las mineras arequipeñas, por simple absurda ideología.
Con Pilar Mazzetti, la ‘Tía pinocha’, nos mintieron. Nunca hubo una ‘meseta’ y aumentaron los contagios en paraderos y en el transporte público. Con la ‘segunda ola’ los sintomas fueron más severos, como ahogamientos debido a insuficiencia respiratoria, los hospitales colapsaron y ya no hay camas de cuidados intensivos, ni siquiera en las clínicas.
Estamos a pocos días de una elección presidencial, en el año del Bicentenario, y uno de los candidatos plantea en su ideario cerrar la economía al mundo, con un Estado controlador de precios, prohibir las importaciones, nacionalizar, estatizar y hasta existe el riesgo de que se apropie de los aportes de los millones de trabajadores en las AFP.
Se vienen tiempos difíciles, dramáticos, recios. Pero los peruanos hemos demostrado que podemos resistir crisis traumáticas. Estas elecciones son cruciales. Hay que votar con conciencia, por nuestros hijos que están en edad escolar. No podemos escoger a alguien que hizo huelga para que los profesores no rindan exámenes de eficiencia. Apago el televisor.
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