
Este Búho abre sus ojazos para observar las últimas horas de Dina Boluarte en Palacio. La vacancia se veía venir. Es el castigo por su indolencia e incapacidad. Pero la presidenta se negaba a renunciar, como le aconsejaban desde diversas tiendas, para ahorrarle al país más sobresaltos.
Fuentes bien enteradas señalan que no se iría por propia voluntad, porque su obsesión sería gozar de la pensión vitalicia. Lo cierto es que, a estas alturas, cuando faltan siete meses para las elecciones, su permanencia en Palacio es insostenible y las calles se calientan de forma peligrosa.
La gota que derramó el vaso fue el salvaje atentado contra la agrupación Agua Marina la noche del último miércoles, cuando tocaba para cientos de personas en el Círculo Militar de Chorrillos. Los malditos dispararon 27 veces, dejando cuatro artistas y a una quinta persona heridos. De milagro nadie perdió la vida, como hace meses le ocurrió de forma trágica a Paul Flores García, ‘Russo’, el recordado cantante de Armonía 10.
Este cobarde atentado colmó la paciencia de la gente y puso contra la espada y la pared a los congresistas que hasta ayer en la mañana sostenían a Dina en el poder. Especialmente Fuerza Popular, que por la tarde y con cálculo político se vio obligado a anunciar que apoyaría cualquier moción de vacancia que sea presentada.
El ataque a la agrupación norteña puso en evidencia, una vez más, la ineptitud del gobierno para enfrentar a las organizaciones criminales que se ríen de la autoridad a la que no respetan, pues esta vez el atentado fue en una instalación del Ejército. Es que hemos llegado a niveles nunca antes vistos de violencia criminal, con transportistas baleados todos los días, mientras el gobierno no hace nada.
La verdad es que no tienen ni idea de lo que debe hacerse para revertir esta gravísima situación. Encima, Boluarte aumentó la indignación de la gente ‘aconsejando’ como medida contra los extorsionadores que no se deben responder las llamadas y mensajes desconocidos. ¡Cuando todos saben que esos gusanos disparan y lanzan bombas a quienes no les responden!
Es infantil creer que los delincuentes van a dejar en paz a una víctima porque esta no les contesta el teléfono. La señora que por el momento sigue en Palacio está desconectada de la realidad, vive en una burbuja. No sabe lo que el peruano de a pie padece. No es capaz de ponerse en los zapatos de la viuda a cuyo esposo mataron porque no pagó un cupo de cinco soles y que deberá alimentar sola a sus hijos huérfanos.
Dina y sus ministros son una casta privilegiada que goza de jugosos sueldos, gastos pagados, carros de lujo y seguridad para ellos y sus familias. Así es fácil creer que el Perú es un paraíso y seguían bien tranquilos.
El problema de las mafias de las extorsiones ya sobrepasó todos los límites y urge tomar medidas drásticas, excepcionales y urgentes si no queremos que el país se hunda. Pero el gobierno de Dina no lo asumía y seguía aplicando de manera boba la misma receta que solo ha dado fracasos.
El siguiente gobernante debe trazarse la meta de construir en solo meses dos o tres enormes penales de máxima seguridad, como mínimo, que estén ubicados en la puna más fría y alejada. Debería darse el marco legal para que sean instalaciones de tipo militar vigiladas por soldados, como la Base Naval del Callao.
Todas las cárceles, aún la de Challapalca, han sido tocadas por la corrupción, pues desde esos lugares los criminales siguen extorsionando y ordenando asesinatos en las calles. También debe implementarse una política de Estado de ‘cero tolerancia’ con la corrupción y con los delincuentes más peligrosos.
Se debe instalar en jueces y fiscales el chip de que todo detenido por la Policía que sea peligroso no puede ser liberado con tanta rapidez por algún tecnicismo, como ocurre hoy. Por el contrario, la norma debe ser que se agoten todos los mecanismos legales para mantenerlos encerrados y darles duras condenas de al menos treinta o cuarenta años, sin beneficios y tenerlos aislados de los demás reos.
En esta categoría deben estar todos los que caigan con armas ilegales, los reincidentes en delitos graves como asaltos, extorsiones y homicidios, los jefes de bandas criminales, los que emplean a menores de edad para delinquir, los violadores. Otra medida que no puede esperar más es dotar a la Policía de mayores recursos y limpiar esa institución de ‘manzanas podridas’, que parece están aumentando y amenazan con pudrir a los agentes honrados y valientes, que son la gran mayoría.
Los policías delincuentes deben recibir condenas más largas y ser internados en penales, como cualquier hampón. Nada de colocarlos en cárceles especiales. Los policías operativos que ponen el pecho para cazar a los criminales deben ser reconocidos y se les debe aumentar el sueldo.
La inteligencia policial debe ser potenciada para que las organizaciones criminales sean desbaratadas. Esto es clave. Sin inteligencia no se podrá ganar esta guerra. Otra medida urgente es reforzar de verdad la vigilancia de las fronteras con contingentes militares permanentes para impedir que ingresen criminales extranjeros. Hoy entran con toda facilidad a nuestro país los delincuentes más sanguinarios. Ya no podemos seguir siendo el basurero de Sudamérica. Para desalentar a los maleantes de otros países de llegar al Perú, las penas de prisión para estos deben ser más largas y las condiciones de encierro más duras.
Sé que los defensores de los derechos humanos saltarán hasta el techo para defender a estos angelitos de semejantes ‘abusos’, pero no se puede prestarles oídos. Estamos en una guerra en la que todos los días son asesinados peruanos inocentes. Apago el televisor.








