Este Búho lee una información que le llama la atención. Mark Zuckerberg, el dueño de Facebook, acaba de salir de la lista de las diez personas más ricas del mundo, en el ranking que elabora la revista Forbes. Se informa que en poco tiempo perdió 31 mil millones de dólares. Se habla de pérdida de consumidores que están migrando a los servicios rivales y al retiro de auspiciadores.
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Pero bueno, sigue siendo la red favorita en el mundo. Debo confesar que utilizo las redes sociales como todo ser humano, pero no soy dependiente de ellas. Por mi labor periodística debo estar informado. Soy de una generación distinta, que prefiere una llamada antes que un mensaje por WhatsApp, dar un abrazo antes que un ‘like’ en una foto.
A veces me pregunto ¿cómo es que las redes sociales se han convertido en una necesidad vital para la humanidad? ¿Quién es el cerebro de estas aplicaciones? Para los que no la han visto, la película ‘Red social’ retrata de manera amena y ágil los inicios de Facebook y cómo Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), un ‘cerebrito’ de programación de la Universidad de Harvard, fue creándolo en su habitación mientras sus compañeros se divertían en desenfrenadas fiestas con chicas, alcohol y drogas. Al prodigio de la programación se le metió en la cabeza crear una red que uniera y conectara a sus compañeros de la universidad.
Apoyado y financiado por su fiel amigo brasileño Eduardo Saverin (Andrew Garfield), logra sacar adelante el proyecto, que pronto se convertiría en un espacio que crecía y crecía no solo entre su círculo universitario, sino que se popularizó en otras universidades de Estados Unidos, y en pocos meses saltó a otro continente. ¿Qué hizo grande a Facebook? Pues conectaba a personas afines. Los usuarios que se registraban podían publicar fotos y comentarlas. Conocer las actividades diarias de sus contactos. Permitía el intercambio de ideas, los debates banales. En otras palabras, ayudaba y facilitaba socializar.
El Búho: Zuckerberg enfrentó demandas por los derechos de Facebook
La historia del filme, estrenado en 2010 y que logró un Oscar a mejor guion, se cruza con las demandas que tuvo que enfrentar Zuckerberg por los derechos de Facebook. Primero, contra personajes poderosos que se atribuían la idea original del proyecto. Luego contra su propio mejor amigo, Eduardo Saverin, quien fue sacado del negocio tras la expansión de la red social. Ambas demandas las perdió Zuckerberg y por ellas pagó sumas estratosféricas en acuerdos secretos. Nada que haya mellado el incalculable patrimonio que hoy ostenta en su cuenta bancaria. Un personaje importante en la creación de Facebook es Sean Parker (Justin Timberlake), según narra la película. Parker es quien impulsa la expansión, consigue financiamiento y empuja a Zuckerberg a dar el salto hacia otros territorios. Viejo conocedor de plataformas digitales y softwares, se convierte en el brazo derecho de Mark, ya que logra convertir un proyecto universitario en una empresa real.
Sin embargo, sus vicios como las drogas y la afición a jovencitas le traerán problemas. Pronto, con la popularidad de Facebook, tendrá que renunciar a la compañía para no ensuciar la marca. La película, dirigida por David Fincher (realizador de ‘Seven’, ‘Zodiaco’, ‘El curioso caso de Benjamin Button’, ‘Perdida’, entre otros filmes) muestra a un Zuckerberg frívolo, ambicioso, inescrupuloso, capaz de cualquier artimaña para continuar su camino. Incluso, de traicionar a sus amigos más cercanos con tal de conseguir sus objetivos.
Es por eso que el director y fundador de Facebook no quedó muy satisfecho con el producto final y solo rescató, en tono de broma, que lo más parecido a la realidad eran los vestuarios que utilizaron los actores. “Muchas de las afirmaciones no tienen ningún sentido”, se defendió. Lo cierto es que estas redes sociales (Facebook, WhatsApp, Instagram, Tik Tok y otras) han cambiado la manera de interactuar de los seres humanos. Hoy los vínculos que se crean a través de estas plataformas son más fugaces y fríos. No son malas, aclaro, simplemente hay que saber utilizarlas. Apago el televisor.
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