
Este Búho abre bien sus ojazos y observa que, según pasan los días, se va calentando la campaña presidencial. Faltan poco más de cinco meses para que los peruanos volvamos a las urnas y ya se van anunciando las candidaturas. Son varios los aspirantes, pero es muy importante evaluar quién está verdaderamente preparado para asumir el reto de conducir a un país tan complicado como el Perú.
Por odios, por votar con el hígado, por dar la contra muchos peruanos eligieron en 2021 a un completo ignorante como Pedro Castillo, que llevó a Palacio a varios terroristas de Sendero Luminoso. Increíble. Pese a que se había advertido reiteradas veces que hundiría al país y que tenía peligrosos nexos con los movimientos radicales de la ultraizquierda y con cocaleros que abastecen al narcotráfico, a la gente no le importó y le dieron su voto. Las consecuencias las estamos pagando hasta hoy y las seguiremos pagando por mucho más tiempo.
Porque el golpista y corrupto no solo robó, sino que, mucho más grave aún, para dividir al país se dedicó a sembrar odios entre los peruanos: Las provincias contra Lima, los pobres contra los que algo tienen, mestizos contra los blancos, el pueblo contra policías y militares. Hoy, gracias al chotano, esos odios se han normalizado para muchos y por eso, de forma insensata, aplauden los ataques más violentos a policías, militares, candidatos, periodistas y a cualquier otra persona que piense distinto.
El Perú vive momentos muy complicados, con una ola criminal que de forma demencial asesina a humildes trabajadores por cupos de cinco soles. Este columnista nunca le va a decir a nadie por quién votar, pero sí creo que la persona que busca ponerse la banda presidencial debe tener ciertas cualidades indispensables y solucionar con urgencia graves problemas.
Para empezar, y aunque no debería ni siquiera mencionarse por ser obvio, el próximo presidente debe ser una persona que de verdad ame al Perú y que esté dispuesta a fajarse por la gente. Esos con cuyo discurso buscan dividir y no unir a los peruanos deben ser tachados de inmediato. Debe ser también una persona limpia y honesta, nada de rateros ni aventureros, sin ‘chicharrones’ ni escándalos, sin acusaciones de corrupción. Alguien con sólida formación académica que tenga capacidad de gestión demostrada y no sea un charlatán que dice palabras bonitas o solo lo que la gente quiere escuchar.
Tiene que ser una persona seria, ningún radical de izquierda o derecha que promete incendiar la pradera, pues con esos el aumento de la pobreza y de la violencia están asegurados. Tiene que ser un demócrata que respete las libertades, el derecho y la separación de poderes. Que esté dispuesto a someterse al escrutinio de la prensa crítica, a la que no debe ver como un enemigo. Su prioridad debe ser liderar la guerra total y sin cuartel contra la delincuencia, especialmente contra los malditos extorsionadores, las sanguinarias mafias de la minería ilegal y el narcotráfico. Debe también atraer las inversiones privadas, sobre todo del extranjero, para crear más puestos de trabajo formales, que reconozcan los derechos de los trabajadores y paguen impuestos al país.
Otra tarea que no puede esperar es poner en marcha los grandes y multimillonarios proyectos mineros que permanecen detenidos, algunos durante décadas, por gente que le dice ‘no a la minería porque contamina’, pero que solo se opone a la minería formal, que está supervisada y que en general cuida el medio ambiente, pero no dicen nada de la minería ilegal que destroza a la naturaleza, fomenta el trabajo en condiciones infrahumanas de adultos y niños, que genera asesinatos y la prostitución infantil.
El próximo mandatario también debe reorganizar a la Policía y limpiarla de los malos elementos, que parecen haber aumentado en los últimos años. Asimismo, es indispensable que impulse el desarrollo educativo, comenzando por mejorar la infraestructura de los colegios y la meritocracia. Se debe mejorar la calidad de los profesores, ayudando a desarrollarse a los que en verdad quieren hacerlo.
Los flojos e incapaces, que solo están en el magisterio para tener un sueldo asegurado, deben irse a su casa. Si queremos que el país avance, no podemos seguir conviviendo con la mediocridad. Al elegir a un candidato pensemos en el futuro de nuestros hijos y en el país que les queremos dejar. Apago el televisor.








