Cartagena de Indias, “La Perla Colonial de Colombia”
Cartagena de Indias, “La Perla Colonial de Colombia”

Este Búho viaja por el Perú y el mundo desde que era un cachimbo universitario. Ahora que se acerca el fin de año agarraré mi mochilita y volaré unos días por donde me lleve el viento. Siempre lo he dicho, una de las más grandes satisfacciones que me ha dado el periodismo es viajar. Uno de los viajes que más recuerdo es a.

Sin lugar a dudas, las cruceñas están entre las mujeres más bellas de Sudamérica. Hay dos países distintos en Bolivia: Santa Cruz y La Paz. Los cruceños se dicen ‘cambas’ y llaman ‘collas’ a los de La Paz. Allí se vive un conflicto que no se extinguió con la independencia, para desgracia del país hermano.

En Santa Cruz dejé un amor y promesas que, después de años de profesión, supe que nunca se cumplirán, porque los periodistas somos como los piratas, un amor en cada puerto.

Cuando me preguntan ¿qué otro lugar me recomiendas para visitar en Sudamérica? No lo dudo un instante. Cartagena de Indias, en Colombia. Una bella ciudad con rica historia. En el tiempo de la Colonia, el puerto colombiano sirvió para recibir los barcos de los siniestros y despiadados navegantes portugueses que irrumpían en las costas de África para capturar a sus habitantes negros, colocarles grilletes y venderlos como esclavos en Cartagena.

Este columnista recorrió el hermoso centro histórico de Cartagena y sus murallas. Esa noche tomé un aguardiente típico colombiano, en un restaurante al aire libre, frente a un parque que ¡¡tenía estatuas de Botero!!, el célebre artista colombiano. Luego nos fuimos con unos amigos a un local donde ponían pura salsa dura.

En eso, ‘computé’ a las afueras del bar a una muchacha que parecía haber salido de un cuento de hadas. Me acerqué con el pretexto de preguntarle dónde se podía comer rico. La chica me dijo: “Mire, caballero, ¿qué es lo que usted está viendo ahorita, qué más rico que esto?”.

Y pasó sus manos por todo su cuerpo. Resultó que mi Shakira, así le puse, era de Valledupar, según los entendidos, el lugar del Caribe colombiano donde están las más hermosas mujeres del país. De ese lugar siempre habla Gabo, tanto en ‘El amor en los tiempos del cólera’ como en ‘Del amor y otros demonios’. Lo alucinante es que la preciosura no solo era bella, sino escribía poesía y cantaba vallenatos. “Pero los verdaderos, no los de Carlos Vives”, me dijo muy seriecita.

Fue una noche inolvidable, como que un inmenso murciélago se metiera a la habitación del hotel cinco estrellas frente al mar donde estaba alojado. Lo peor es que, a la mañana siguiente, me dio su celular y su correo… ¡¡y lo perdí!! Pero bueno, esa será otra historia. Apago el televisor.

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