Este Búho lee en El Comercio que algunos congresistas electos por el partido Perú Libre, que lidera el profesor Pedro Castillo, han sido acusados de pertenecer al Movadef, un organismo de fachada que, según la policía, es uno de los brazos legales de Sendero Luminoso, la organización terrorista que tanto daño le ha hecho al Perú.
El problema es que muchos jóvenes no han conocido el terrible drama que vivió el Perú y no leen la historia. Ingreso al túnel del tiempo. Voy a relatar un episodio que me marcó en mi etapa de cachimbo sanmarquino. Solo tenía 16 años. Estuve presente aquella tristemente célebre tarde en el comedor universitario de Cangallo, en Cercado de Lima, a inicios de los 80, cuando Sendero hizo una gran revelación.
Fue en esa polémica sobre ‘tercio’ y ‘cogobierno’, cuando una mancha de seguidores de Abimael Guzmán llegó de distintas universidades y exigió, a gritos, que se debatiera la situación nacional. Allí anunciaron que ‘de acuerdo a su noveno pleno del comité central’ iban a iniciar la ¡¡lucha armada!! Ante semejante anuncio, todos nos reímos. Pero ahora ya sabemos que cumplieron su palabra y dejaron miles de muertos en una guerra absurda contra un Estado democrático.
CESAR ACUÑA HABLA SOBRE CÉSAR VALLEJO
Ya con más años, como periodista, junto a otros colegas, incluso más chibolos que yo, nos tocó estar más cerca del horror. Creo que no se necesita ser historiador para saber cuándo estuviste en un hecho trascendental. Con Tadeo, mi inseparable compañero de Policiales, llegamos a inicios de los años 90 a una residencia en Monterrico.
Tadeo, cancherazo con sus fuentes en policiales, me codeó, ‘el mayor me hizo una confidencia. Abimael Guzmán durmió aquí la noche anterior, la cama está aún caliente’. Un maldito soplo los alertó, pero se fueron solo con sus chivas.
LA CAPTURA DE ABIMAEL GÚZMAN
Ese allanamiento, en 1990, sirvió para capturar, en 1992, al llamado ‘Camarada Gonzalo’. Los policías no lo podían creer. Un alto mando nos dijo: “Nunca pensé que el comité central fuera un grupo de borrachos. Cada vez que terminaban un comité se metían tal juerga con fino whisky y terminaban bailando ‘Zorba, el griego’”.
En esa época del terror también sufrimos los periodistas. Los policías estaban entrenados para lidiar con muertos todos los días. En la currícula de los periodistas no había un curso de medicina forense. La aprendimos viendo muertos todos los días.
Con mis colegas de Página Libre, que hoy yace en el ‘cementerio de papel’, aquel 1990 nos poníamos a conversar frente a varias botellas de ‘chelas’, para bajar la impresión que nos abrumaba después de cubrir tantos asesinatos y atentados terroristas.
Éramos jovencitos, salíamos de nuestros hogares tempranito y terminábamos viendo cadáveres despedazados, niños sin piernas, ambulantes y anticucheras destrozados por un coche bomba. Eso jamás se debe olvidar.
Solo para darles una idea de la irracional violencia criminal de Sendero, les cuento lo que sucedió en Lucanamarca, Ayacucho, en 1983. La comunidad había acordado no seguir aceptando los robos de ganado y granos a manos de las columnas terroristas que transitaban por la zona.
Una tarde llegaron los subversivos provistos de hachas, machetes y picos. Reunieron a la comunidad y procedieron a asesinarlos por grupos. ‘Con ustedes no gastaremos balas’, dijeron, y los ultimaron con esas filudas armas. Dieciocho niños también fueron asesinados.
En la capital mataban policías al mismo estilo de Pablo Escobar, a jóvenes efectivos recién egresados de la escuela, a los que mandaban a patrullar en mercados, los agarraban a traición, un disparo por la espalda y procedían a quitarles el arma de reglamento. ¡Y ahora piden amnistía política para Abimael Guzmán! Increíble. Apago el televisor.
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