Este Búho se estremeció con una dolorosa noticia. Murió el extraordinario cantautor cubano Pablo Milanés (Bayamó 1943-Madrid 2022), quien se nos fue a los 79 años por complicaciones en su lucha contra el cáncer. Me pregunto ¿Cuántos de mis lectores conocen al músico cubano?
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Desde que tengo uso de razón, casi nunca las radios peruanas han difundido canciones suyas. Ni una sola de esas ‘joyitas’ románticas, descarnadas y apasionadas, desnudadas de toda hipocresía y de toda falsa masculinidad y de las que al escucharlas sientes como si te clavaran un alfiler en el corazón, en una suerte de ritual de magia negra o vudú.
Para muestras: las inolvidables ‘Yolanda’, ‘El breve espacio en que no estás’, ‘Para vivir’, ‘Años’, entre otras gemas de su romanticismo. Era increíble. Pero aún así, el cubano, ignorado por la radio y la televisión del Perú, agotaba las entradas para sus conciertos en Lima.
Ante esta triste noticia, necesariamente tengo que ingresar al túnel del tiempo: año 1984. Ciudad Universitaria de San Marcos. Eran épocas en las que me encontraba pobre de los bolsillos, pero millonario en sentimientos y amor. Con mis amigos de la revista universitaria La Casona nos reuníamos a planificar las ediciones escuchando la ‘Nueva trova cubana’ de los emblemáticos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
Oíamos lo último, como el doble LP histórico ‘Silvio y Pablo en el Estadio Obras’. Por esos tiempos adoraba las canciones pesimistas de Pablo: ‘La vida no vale nada’ (‘Si no es para perecer, lo que otros puedan tener lo que uno disfruta y ama’). Pero también escuchaba y discrepaba con temas que herían mi alma celosa: ‘La prefiero compartida antes de vaciar mi vida, no es perfecta, mas se acerca a lo que soñé’ (‘El breve espacio en que no estás’).
Silvio Rodríguez y Pablo Milanés eran los embajadores musicales de la ‘Revolución Cubana’. Silvio era blanco. Pablo era negro. Silvio era flaco. Pablo gordo. Silvio era soberbio, Pablo un pan de Dios. Lo pude comprobar ‘in situ’ cuando trabajé como asistente de escenario en la Plaza de Acho, donde tocaron los dos en el inolvidable Festival Sicla en 1986.
Pablo era un caballero, muy sencillo. Allí cantó uno de sus temas más solicitados: ‘Yo pisaré las calles nuevamente’. Todavía estaba Pinochet en el poder y él vislumbraba: ‘Yo pisaré las calles nuevamente, de lo que fue Santiago ensangrentada/ y en una hermosa plaza liberada, me detendré a llorar por los ausentes’.
PABLO MILANÉS DENUNCIÓ LAS VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS EN LA ISLA
Era un homenaje a Salvador Allende y a los miles de muertos y desaparecidos en ese sangriento golpe militar en Chile. A diferencia de Silvio Rodríguez, que se mantuvo como defensor de las satrapías de Fidel Castro, Pablo valientemente denunció las violaciones a los derechos humanos en la isla: ‘Soy un abanderado de la revolución, no del gobierno. Si la revolución se vuelve ortodoxa, reaccionaria, contraria a las ideas que la originaron, uno tiene que luchar’, declaró en los noventas.
Posteriormente, recrudeció su enfermedad oncológica y se trasladó a España, donde le trasplantaron un riñón que le donó su esposa gallega Nancy Pérez Rey, con quien tuvo sus últimos hijos, Pablito y Rosa.
Ha muerto Pablo y solo nos queda brindar con un vinito escuchando su tema imperecedero, ‘Yolanda’: ‘Si alguna vez me siento derrotado, renuncio a ver el sol cada mañana/ Rezando el credo que me has enseñado/ Miro a tu cara y digo en la ventana/ Yolanda, Yolanda, eternamente, Yolanda’. Apago el televisor.