Este Búho prendía velitas para que Stefano Peschiera lograra darle una medalla al Perú en los Juegos Olímpicos de París 2024 después de 32 años. Nuestros vecinos Ecuador y Chile ya se habían bañado de oro. Y creo que todo el país se volvió por un momento amante del surf al comentar las grandes actuaciones de Alonso Correa. En el Metropolitano, las universidades, los mercados, se hablaba de ‘olas con tubo’, aleccionados por los comentarios de nuestra campeona mundial Sofía Mulanovich.
Ya nadie hablaba del ‘Nono’ Fossati, de los escándalos patéticos de Cueva, de la vergüenza de algunos seleccionados de fútbol. El Perú, gracias a Dios, volvió los ojos a verdaderos deportistas, héroes que hacen lo imposible por vestir la casaquilla nacional y darle lauros al país.
El destino es impredecible. Kimberly García era la fija, pero la suerte no la acompañó. Pocos imaginaban que toda la nación hablaría de nuestro velerista de 29 años, quien tuvo un abuelo que lo introdujo en los secretos de la vela y lo formó desde muy pequeño. Su madre dio una lección al país al decir que brindaba la medalla de bronce a todo el Perú, aunque todos sabemos que este logro es suyo y de su familia.
Después de 32 años volvemos a conseguir una medalla olímpica y ver flamear nuestra bandera, todo un orgullo. Estuvieron cerca de obtener medallas la velerista María Belén Bazo (cuarta), el tirador Nicolás Pacheco (sexto), la marchista Evelyn Inga (octava) y el mismo Alonso Correa (cuarto).
Pero este columnista tiene que referirse especialmente a Kimberly García, la más grande deportista de nuestra historia, pues obtuvo dos oros en el Mundial de Atletismo del 2022, aparte de otros galardones como el oro Panamericano y Sudamericano.
En primer lugar quiero expresar mi repudio a todos esos descerebrados que desde las redes se han atrevido a atacarla, a burlarse y hasta llamar ‘salados’ y culpar a sus auspiciadores porque a la prueba de los 20 kilómetros de París ella llegaba para obtener el oro y terminó en el puesto 16.
Lejos de las promesas nacionales Evelyn Inga y Mary Luz Andía, que también merecen más apoyo del gobierno y de la empresa privada. Kimberly llegaba a París como favorita. El clima indomable trastocó sus planes. Una lluvia torrencial aplazó la competición de varones. Cuando se inició la competencia no llovía, el Sena emanaba humedad insoportable y el sol quemaba. Nada que ver con el clima benigno de Cuenca donde entrena la huancaína.
Pese a ello lideró al inicio la prueba, luego inexplicablemente comenzó a retrasarse. Después Kimberly aclararía el asunto, pues una complicación estomacal -frecuente entre las marchistas- terminó por hundirla. Pienso que pudo haber otro motivo. La presión desde semanas antes en las entrevistas, pues la prensa casi la obligaba a decir que de todas maneras traería una medalla. Otros exigían el oro o nada.
No fue sano llegar con tamaña responsabilidad, la misma que también le cargaban los especialistas extranjeros que la colocaban como fija. Pero por qué criticar en las redes a una deportista que lo dio todo por el país. Desde los 10 años en que ingresó al atletismo por su prima. Y el día más maravilloso de su vida cuando su padre le compró unas zapatillas especiales en quinientos soles, sacrificando adquirir ropa y hasta productos de primera necesidad.
En la segunda prueba, en posta, su acompañante no tenía el nivel de los rivales campeones como el español Alvaro Martín, el ecuatoriano Daniel Pintado y el italiano Máximo Stano. García hizo lo suyo, pero su partner le devolvió la posta cuando ya habían más de diez marchistas adelante. Somos nosotros los que debemos reconocer los laureles que ella dio y seguro le seguirá dando al país. Hay que tomar ese cuarto lugar como una medalla para ella, porque lo entregó todo.
Por algo es un referente a seguir para la juventud. No es la primera deportista que llega como superfavorita para ganar la de oro y se queda sin nada. Y hablamos de superastros. El Perú le debe un inmenso reconocimiento. Por ahora tiene el premio del pueblo que admira su gesta. Qué distinto a la situación política actual que el Perú atraviesa por un periodo de podredumbre política.
Kimberly le da brillo a sus orígenes provincianos y es símbolo del esfuerzo honesto, decente y sacrificado, y le da logros, mientras el Congreso y algunos ministros lustrabotas de Palacio nos hacen avergonzar y son símbolo de la trampa y la corrupción. ¡Gracias, Stefano, Kimberly, Alonso, Evelyn y todos nuestros atletas que aún siguen compitiendo! Apago el televisor.
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