
Este Búho se da un respiro en medio de ese huaico pestilente que es la política nacional. Mis lectores saben que, aunque me guste el rock y sus variantes, en mi corazón hay un espacio generoso para la salsa. Por eso, el último sábado asistí con emoción a un multitudinario concierto en el Estadio Nacional. Antes, llamé a una amiga muy querida y le dije: “Vamos a bailar pegaditos ese tema de José Alberto ‘El Canario’”. Y, como un lobo herido, le canté suavecito por el teléfono: ‘Hoy quiero confesar que yo estoy enamorado/ Enamorado de ti como un loco y asfixiado’. No importó el frío limeño y ese aire que cortaba la piel como navaja, esa noche nos envolvimos en el fuego de la música y, mientras brindábamos con unas latitas de cerveza, gritamos como chicos ilusionados esos temas que en los años noventa retumbaban en una salsoteca que hoy solo es desmonte y nostalgia, La Máquina del Sabor. Primero, con el gran Andy Montañez y su ‘Me dices que te has vuelto a enamorar/ Y yo no te comprendo lo que dices/ Si es que de mí te has olvidado ya/ O buscas otras horas más felices’. Fue impresionante ver cómo muchachitos de la generación Z hasta maduritos de la generación Boomer coreaban esos temas tan viejos, pero que siguen vigentes. Para mí fue una lluvia de recuerdos de amores contrariados y cómo, cuando apenas descubría esos asuntos, iba entendiendo a fuerza de desilusiones lo que era enamorarse, mientras en la radio sonaban esos hits que hacían más honda la pena.
El abanico de artistas incluyó al ‘cara de niño’, Jerry Rivera, quien repasó sus clásicos temas que lo lanzaron al estrellato. Y al ritmo de ‘Amores como el nuestro’ no tuve más remedio que coger de la cintura a mi acompañante y dejarme llevar por sus movimientos suaves y delicados. ‘Amores como el nuestro quedan ya muy pocos/ Del cielo caen estrellas sin oír deseos/ Deshojar una rosa ya es cosa de tontos/ A nadie le interesan ya los sentimientos’. Los artistas se repartían entre dos escenarios y a medida que avanzaban las horas saltaban a las tablas verdaderas leyendas de la salsa, como el gran Tito Nieves, quien con sus añitos aún mantiene esa voz que hizo retumbar cada rincón del Nacional. Para mí fue especial escuchar en vivo su tema de 1989 que hoy dedico a mis hijos: ‘Eres el amor más bonito que tengo/ la verdad en la cual me mantengo/ eres el sentir que me hace vivir/ lleno de ilusiones y motivaciones nuevos para mí’. Luego siguieron Los Adolescentes y Los Van Van de Cuba. Ya con la madrugada encima, con el alma alegre, picaditos por el baile y con ganas de más emociones, con mi bella dama nos fuimos al corazón de Lince, a cerrar con broche de oro una velada que para mí quedará grabada por siempre. Mientras íbamos en el taxi, a lo lejos escuchamos a La India entonar ese tema que nos emocionó: ‘La luna se refleja sobre ti/ Quiero amarte hasta el fin/ Juntos tú y yo/ Hacemos el amor’. Apago el televisor.








