Youtuber Furrey
Youtuber Furrey

En las calles este Búho ve con indignación las imágenes del terrible atropello del en la avenida Nicolás Arriola, La Victoria. Al parecer, el conductor del auto que lo arrolló, Pablo Castillo Ticeran, se pasó la luz roja a alta velocidad y lo hizo volar por los aires, dejándolo en grave estado. Por eso, ayer, un juez le dio seis meses de prisión preventiva mientras duran las investigaciones del caso. El día del accidente, encima, un tipo inhumano cogió las pertenencias del herido, entre ellas tarjetas bancarias, se las llevó y vació sus cuentas.

Qué clase de alimaña hay que ser para actuar de esa manera tan ruin. Pero toda esta desgracia no es aislada o poco común. Lamentablemente, ocurre con frecuencia. Se ha perdido el respeto a las normas y a las autoridades. Gran número de conductores ven como lo más normal del mundo pasarse la luz roja o meterle el carro a algún peatón que intente cruzar la pista.

Nos hemos acostumbrado a bestialidades como estas, pues las vemos todos los días, en todo momento y lugar. Pero cuando sales del Perú descubres que semejantes demostraciones de ignorancia tan vergonzosas no ocurren en otros países.

Lo del robo de los objetos de Furrey tampoco es que sea algo raro. Hemos visto que cuando vuelca un bus, un camión en la carretera, aparecen personas que en lugar de ayudar a los heridos se dedican a saquear todo lo que pueden. Hasta los mismos policías violan las leyes a diario.

Hace unos días en Independencia la joven Milene Briones, de solo 21 años, murió atropellada por el suboficial Jason Milla Campos, quien la embistió a toda velocidad con una camioneta en la vía exclusiva del Metropolitano.

El agente no tenía por qué ir por esa pista. Los testigos señalan que, encima, intentó escapar. Tras ser detenido, de manera increíble fue puesto en libertad, mientras la familia de la víctima llora desconcertada, pues no pueden creer que la justicia opere de esta manera. ¡Terrible!

Lo peor es que no se trata de la primera vez que policías al volante acaban con la vida de transeúntes en las vías del Metropolitano. Quienes están obligados a hacer respetar las leyes, se sienten por encima de ellas y se burlan.

En esta especie de subcultura perversa del caos los protagonistas siempre son los despreciables ‘pendejeretes’, esos bárbaros admiradores de ‘Pepe el vivo’ que en todo momento están sacándole la vuelta a las reglas. En ese universo del mal donde todo vale con tal de salirse con la suya, los que respetan las luces del semáforo y los límites de velocidad, los que ceden el paso a los peatones, los que no manejan contra el tráfico, los que no pagan coimas, son los tontos, los ‘caídos del palto’, los idiotas.

‘Te falta calle, compadrito’. ¿A quién no le ha pasado que estando detenido ante la luz roja del semáforo, un energúmeno atrás no deja de tocarle el claxon para que avance? Este estado de cosas se ha agravado en los últimos tiempos, en gran medida por los impresentables que tenemos como autoridades.

Con un Congreso lleno de ‘mochasueldos’, sinvergüenzas y quienes hasta defienden a criminales. Con un Gobierno en el que abundan ministros ineptos y sobones, con altas autoridades que solo llegan al poder con el objetivo de llenarse los bolsillos lo más rápido que puedan antes de que concluya su periodo. Qué ejemplo pueden dar estos gobernantes que no tienen vergüenza. No son ningún buen modelo a seguir por la gente. Al contrario. Normalizan lo peor de nuestra sociedad, nos lo enrostran a diario por la televisión y muchos terminan asimilándolo, repitiéndolo.

La única manera de hacer cumplir las reglas es castigando con severidad a quienes las incumplen. Sino, seguiremos lamentando más desastres y viviendo en el caos. Apago el televisor.

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