
Este Búho observaba ayer con preocupación un nuevo plantón de choferes de buses en la Panamericana Norte y otras vías, que con sus vehículos bloquean las pistas durante varios minutos. Es el tercer día seguido que lo hacen y anuncian más protestas hoy y mañana. Lo hacen porque están desesperados, pues los malditos extorsionadores todos los días los matan a balazos por cupos.
Son padres de familia humildes y esforzados que pierden la vida de la manera más terrible solo por salir a trabajar para alimentar a sus hijos. La captura de Erick Moreno Hernández, ‘Monstruo’, es importante porque se trata de un criminal sanguinario que ha derramado la sangre de mucha gente inocente.
Pero de ninguna manera significa que sea el fin de las extorsiones. Ni siquiera disminuirán, porque hay otros malditos igual a él que están sueltos y ordenan asesinar a los conductores con la misma facilidad que si pidieran un helado. Para esas alimañas la vida de los demás no vale nada.
Mientras tanto, indigna que la presidenta Dina Boluarte se haya ido a Estados Unidos para hablar en las Naciones Unidas. Fue otro viajecito más, intrascendente, que no le reportará ningún beneficio al país. Primero que se ponga a trabajar para que dejen de matar a tantos peruanos honrados. Porque no son solo microbuseros. Bodegueros, obreros de la construcción, peluqueros, comerciantes y hasta ambulantes son extorsionados día a día.
Hace unos años este tipo de delitos estaba focalizado en el norte del país, especialmente en La Libertad, y no se hizo nada para detenerlo y cortarlo de raíz cuando se advirtió que se extendería como un cáncer si no se actuaba de inmediato. Ahora estamos pagando las consecuencias de la desidia.
Claro que se puede vencer a la ola delincuencial, pero de ninguna manera se hará si no hay una decisión política del gobierno que encabeza Boluarte. Con este Ejecutivo incapaz y mediocre es muy difícil que ocurra.
Encima, tenemos un Congreso que protege con sus leyes a organizaciones criminales. La gente se está hartando de verdad y esto le puede explotar en la cara a Dina y propiciar hasta su caída. Me pregunto qué pasa por la cabeza de la mandataria cuando afirma públicamente que está dejando la valla bien alta a su sucesor en Palacio. Suena a broma cruel. Se queja cuando la critican por la pesadilla que estamos viviendo los peruanos. Se victimiza y dice que la atacan porque es una mujer andina. ¡Por favor!
Los penales hace tiempo debieron se intervenidos con todo rigor, pero nada se hace. La corrupción campea en esos lugares, pues los presos hacen ‘bolsas’ de cincuenta mil, setenta mil soles al mes o más para que malas autoridades les permitan seguir haciendo uso de internet y celulares, y así continuar liderando a sus bandas en las calles.
Los presidentes tienen un enorme poder que están obligados a emplear en beneficio de los ciudadanos. Si no lo hacen, ya sea por cobardía, desidia o incapacidad, estarán siendo cómplices de los asesinos que destruyen a familias y a la economía del país.
Dina también debe dar más recursos a la Policía para que tenga mejores armamentos, equipos de comunicación, fortalecer las acciones de inteligencia y, al mismo tiempo, dar mejoras económicas a los valientes agentes que capturan a los criminales. Además, se debe iniciar una desinfección en la institución policial para poner tras las rejas a los agentes corruptos. No hay país que pueda crecer con esta ola delictiva que nos agobia.
Hay que imitar cómo se aniquiló a las mafias en otros lugares. El ejemplo más claro es El Salvador, con el presidente Bukele que le declaró la guerra a muerte a las sanguinarias ‘maras’. Su país pasó en poco tiempo de ser uno de los lugares más inseguros del planeta a convertirse en uno de los más seguros. Ejecutó acciones durísimas, polémicas, discutidas, pero sus compatriotas en gran mayoría se lo agradecen porque les devolvió la paz.
Lo repito, todo parte de la decisión política del presidente, de su liderazgo. Si no hay eso, la batalla está perdida. Apago el televisor.
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