El Búho: cuidemos los pulmones del Perú
El Búho: cuidemos los pulmones del Perú

Este Búho, en estos días de llovizna y cercanos a las Fiestas Patrias, va alistando sus maletas. Me encanta viajar. Recuerdo con emoción mis visitas a los calurosos parques nacionales de nuestro extraordinario Perú. He estado en varios países del continente y pude comparar estas reservas con las de otros pueblos. Ninguna como el Manu o Tambopata.

Por eso me da indignación y rabia cómo la miserable minería ilegal está destruyendo cada vez más esos ‘pulmones’ del Perú. Hay que tener claro que en el Congreso hay parlamentarios ‘operadores’ de estos mineros que mueven millones, mucho más que la droga. Y Dina es como un fantasma. ¡Hagan algo por el bien del Perú! Recuerdo que en mis inicios como periodista, el editor, un viejo y curtido periodista, me dijo: “Chibolo, estoy rodeado de periodistas que están anclados”. ‘¿Anclados?’, pregunté, ya que no entendía esa palabra.

“Te voy a explicar. Anclados se les dice a los periodistas que son muy viejos y ya no quieren arriesgar el pellejo en una comisión, donde no hay hotel ‘cinco estrellas’ y taxi en la puerta. O lo peor, son jóvenes, pero están casados o con novia y se mueren de miedo de que sus mujeres les pongan los ‘cuernos’. Tú, ¿tienes novia?”, me dijo. “Sí”, le respondí. “Pero ella no se molesta ni es celosa”, le mentí, porque quería ese viaje. Llegar al Manu fue toda una odisea. Una hora en avión y horas interminables en carro y balsa o peque peque. Pero lo que uno ve allí no tiene parangón. No sé cómo será ahora, pero hace algunos años era alucinante, una selva virgen. Por eso, cuando viajé a otros países y visité sus parques nacionales, no me parecieron tan impresionantes.

Por ejemplo, en verano fui a Nicaragua y Costa Rica. Son países pequeños y a todos sus parques puedes llegar por carretera asfaltada, que te dejan en la puerta de los mismos. Para ir a un volcán como el Poás, hasta tienes un mirador donde puedes ver el cráter y las fumarolas. Unos turistas, arriesgándose, bajan hasta la misma punta del volcán. Viajo por todo el país desde que ingresé a la universidad. Lo malo es que ya se ha vuelto frecuente que los buses se caigan al abismo y hablamos de veinte o treinta muertos como si fuera algo normal.

Ahora que se vienen las Fiestas Patrias, miles de pasajeros irán a provincias. Solo queda encomendarse a Dios y buscar buses de calidad en terminales seguros. Y creo que el deber del periodista, que tiene la suerte de llegar por trabajo, es transmitirles esas experiencias a los lectores que creen que no hay nada mejor que veranear en Aruba, República Dominicana o San Andrés, cuando en el país hay excelentes destinos. Hay que valorar lo que tenemos, no solo Lima es el Perú. Creo que conozco la mayoría de países de América, pero me sigo emocionando cuando recorro los caminos de mi país. Y mi homenaje al arquitecto Fernando Belaunde, por proyectar esa carretera Marginal de la selva. Pero creo que se volvería a morir si ve el grado de deterioro y destrucción que exhibe, sobre todo en el tramo que llega al famoso Boquerón del Padre Abad, donde se encuentra una de las cataratas de agua cristalina más lindas del Perú. Apago el televisor.

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