Este Búho leyó con atención la emotiva y sincera entrevista que trome.pe le realizó al cumbiambero Robert Muñoz, líder y vocalista de la agrupación Clavito y su Chela. Quien fuera el rey de la Carretera Central, pues llenaba cada fin de semana complejos deportivos de diez o quince mil personas, le confesó a nuestro periodista que ahora su vida ha dado un giro de 180 grados en Estados Unidos, donde radica desde hace dos años con su esposa y sus dos hijitas.
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En Perú, ‘Clavito’ era una estrella de la música. Sus dos temas más conocidos, ‘Siento que no puedo vivir sin ti’ y ‘Por qué serás así’, sonaban en las radios tropicales más importantes. Los empresarios tenían que agendar un concierto con varios meses de anticipación y desembolsar miles de dólares para poder contratar al artista. Sus seguidores consumían centenares de cajas de cerveza en cada show, lo que significaba un negocio redondo. ‘Clavito’ amaba el whisky y cada vez que podía vacacionaba en el Caribe o Europa. El éxito le ayudó a adquirir una casa en Barranco, importó instrumentos musicales de alta gama, construyó un estudio de grabación propio y compró un bus con el que se transportaba por todo el país. Esa era la acomodada vida de ‘Clavito’ hasta que decidió vacacionar en Miami en marzo de 2020, sin tomar en cuenta el avance del maldito virus que paralizaría al mundo.
Pisó Estados Unidos el 5 de marzo. Diez días después todos los países cerraron sus fronteras. Y los aeropuertos cancelaron sus vuelos. ‘Clavito’ y su familia se tuvieron que quedar a la fuerza. Desde entonces comenzó el vía crucis del popular cantante, pues sus ahorros se fueron en los primeros meses. Estados Unidos es un país caro para vivir. Según cuenta, al inicio fue acogido por un amigo de la Policía Nacional del Perú. Estuvo con él durante cuatro meses. Para poder solucionar la falta de dinero, tuvo que ‘cachuelear’ como peluquero, jardinero, pintor y gasfitero, oficios que jamás hubiera imaginado la estrella de ‘Chollywood’. Tuvo que utilizar el dinero que iba a ser para comprar un nuevo bus para la orquesta y ni siquiera eso fue suficiente. Su historia es la historia de miles y miles de peruanos que salen del país en busca de un futuro mejor. La vida del migrante nunca será fácil. Cada paso que se da cuesta el doble. Afuera se muerde el polvo. Se empieza de cero. Así como ‘Clavito’, este columnista conoce a muchos compatriotas honestos y honrados que viajaron a España, Italia, Estados Unidos y construyeron su éxito a base de esfuerzo y perseverancia. Nadie les regaló nada. Hoy son grandes empresarios y dejan al Perú en alto. No es fácil, desde luego. Atrás quedan la familia, los amigos, las costumbres. La nostalgia arrecia.
CLAVITO SE REINVENTA EN EE.UU.
En Estados Unidos, el cumbiambero tuvo que reinventarse, pues ni siquiera podía ejercer en su rubro, la música. Los eventos presenciales fueron prohibidos durante más de un año. “Era un poquito difícil de asimilar, de entender por qué agarraba un martillo, un cortacésped, un compresor, un rodillo. Trataba de mantenerme en perfil bajo porque sabía que podía ser temporal y no iba a hacer para siempre este tipo de trabajo. A uno le hace recordar de dónde viene. Mi padre era fotógrafo, mi mamá era empleada del hogar, veníamos de provincia y éramos de abajo. Estamos hechos de roble, no nos íbamos a doblar. Yo soy un cholo recio”, dijo en la entrevista. Cuando por fin se permitieron las reuniones sociales, el exoficial de la Policía cantaba para cinco o diez personas y a cambio recibía propinas de 200 o 500 dólares, ‘que en Estados Unidos es poquísimo’. También lo hacía para pequeños restaurantes. Ya se había mudado a Los Ángeles y allí, junto a su esposa y sus dos hijas, vivía en un pequeño cuarto que le alquilaba a una fan. Se compró sus primeros micrófonos y parlantes. Paso a paso, el músico se fue ‘armando’.
Hoy tiene un equipo más completo y cuenta con el apoyo de su esposa Andrea. Ya realiza conciertos en locales más amplios, además alquila equipos de sonido, realiza ‘hora loca’ y con la carreta que le instaló a su auto hace mudanzas. Nunca se dejó vencer por la crisis y como todo peruano supo aprovechar las oportunidades. Según cuenta, después de dos años, hoy su situación es mejor. Renta un minidepartamento, su hijita mayor va al colegio y sus contratos son semanales. Por ahora no piensa volver al Perú, en donde alguna vez saboreó la fama y los lujos. Está dispuesto a conquistar con su música el mercado gringo. Empeño y talento no le faltan a este compatriota. Apago el televisor.
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