
Este Búho considera que en política no hay casualidades. Ahora que fue vacada Dina Boluarte de la Presidencia, creo que ya no hay ningún motivo para que la Policía siga protegiendo al prófugo Vladimir Cerrón. A menos que el nuevo presidente, José Jerí, también tenga un acuerdo bajo la mesa para no capturarlo.
Cerrón es el padre putativo de Pedro Castillo y Dina Boluarte, el que nos dejó ambos gobiernos que resultaron un desastre para el país. Pero debe pagar por sus delitos. Recuerdo que hace unos años viajé a Huancayo para observar con mis ojazos cuál ha sido el rol que el líder de Perú Libre jugó durante sus dos periodos como gobernador regional de Junín, que fue interrumpido luego de que lo sentenciaran por corrupción.
Su legado es un rosario de obras inconclusas, contactos fantasmas y amedrentamiento a voces opositoras, llegando incluso a atentados contra la vida, según denuncias públicas en televisión. A pesar de que aún no se conocía todo lo que hasta hoy se conoce, por ejemplo los ‘chanchullos’ que ejecutaban ‘Los Dinámicos del Centro’, en las calles su nombre generaba y genera repelencia.
Me bastó conversar con tres o cuatro huancaínos para entender la indignación de nuestros connacionales. En la plaza Inmaculada, un hombre me dijo a bocajarro: “Ese nunca hizo nada. Se llevó la plata. Ese señor tuvo dos periodos en el gobierno regional. Por su culpa los hospitales están inconclusos, los colegios también. Lo único que ha hecho es perjudicarnos”.
El ‘monumento a la corrupción’, sin duda, es el hospital El Carmen, un elefante blanco, abandonado, a medio construir y por el que se pagó jugosos contratos. Allá, el ‘Doctor Anemia’ también es conocido como el ‘rey de las maquetas’, pues era su especialidad presentar proyectos en miniatura de obras que nunca ejecutaría. El puente Comuneros es otro elogio a la ineficiencia y la corrupción. Al observarlo pensé si acaso la tremenda obra fue construida por practicantes de ingeniería, aunque ni así se pueden explicar las terribles deficiencias en sus estructuras.
En 2019, Cerrón fue sentenciado a cuatro años y ocho meses de prisión efectiva por el delito contra la administración pública, en la modalidad de negociación incompatible en agravio del Estado peruano, y fue obligado a pagar una reparación civil de casi un millón de soles, que habría sido cancelada gracias al financiamiento de sus partidarios, caso en el que está involucrada Dina Boluarte.
En Huancayo, además, conversé con Jesús Gómez, fundador del partido del lápiz, quien fue brazo derecho de Cerrón. Hoy es uno de sus detractores más radicales en la región. Vio desde adentro cómo el partido se fue pudriendo. Si en un principio el objetivo de Perú Libre era mejorar el sistema educativo y de salud, me reveló, pronto fue redireccionándose hacia el nepotismo y el favorecimiento a empresas de dudosa reputación.
La mala gestión administrativa no es el único ángulo que investigué sobre el líder de Perú Libre, también su accionar contra la prensa independiente. Vladimir Cerrón buscó presentarse dialogante y moderado, pero la verdad es que le tiene alergia a quien no piense u opine igual que él.
Su nivel de intolerancia hacia el periodismo inquisitivo y crítico lo llevó a niveles delictivos, según testimonios. Desde el anonimato, un colega me comentó cómo un día mientras regresaba a casa, unos desconocidos lo interceptaron, lo secuestraron y lanzaron al río Mantaro.
El mensaje fue claro, que deje de investigar la gestión del gobernador regional. A otro le dejaron un perro muerto en su casa un par de días antes de que revelara una denuncia sobre malversación de fondos.
Ese es el ‘cerebro’ de Perú Libre. Sigue imaginando un Perú sometido a su ideario marxista-leninista con su ‘asamblea constituyente’. Es hora de capturar al prófugo que se burla de la Policía en sus redes sociales. Apago el televisor.
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