Este Búho considera que las nuevas revelaciones de Bruno Pacheco a la Fiscalía, presentadas el domingo por el programa ‘Panorama’, han tenido un efecto de bomba de relojería en Palacio y han vuelto a poner a Pedro Castillo como un personaje de película de Pedro Almodóvar, al borde de un ataque de nervios.
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El programa tuvo acceso a las declaraciones de Bruno, donde se lee que reconoce su culpa al haber recibido una coima de quince mil soles de Fermín Silva, dueño de la clínica La Luz, todo por lograr el nombramiento del controvertido Hugo Chávez como gerente y miembro del directorio de Petroperú.
Pero lo que causó conmoción es que sostuvo que Silva también le entregó otro sobre de dinero más abultado. Bruno habría dicho resuelto que ese dinero, treinta mil soles, se lo entregó al presidente Castillo.
Era la primera vez que el amigo íntimo del presidente, quien lo acompañó en las huelgas magisteriales, en la campaña electoral y a quien consideraba como ‘su familia’, declaraba a la justicia algo que ya había adelantado Zamir Villaverde: ‘La plata iba para Castillo’.
Ahora cobraba vigencia lo que declaró Karelim López. Pero no fue la única delación contra su antiguo amigo y socio. En otra ocasión, en octubre del 2021, Bruno confesó que él mismo recibió en Palacio a Juan Silva, que llevaba un maletín ‘donde estaba el dinero de las coimas por las obras del Ministerio de Transportes’.
Las revelaciones de Pacheco contra el mandatario son lapidarias. Ya no estamos al nivel de ‘a mí me contaron’ o ‘me dijeron’, como pretenden descalificar los sobones y ayayeros de este gobierno. Estas confesiones, según medios fiscales, tienen mucho más valor porque Bruno Pacheco también se autoinculpa y reconoce sus delitos.
Pero aquí el mayor culpable, en propia boca de Pacheco, es Castillo, a quien califica como el jefe de la organización. Algunas de sus revelaciones pueden llevarnos a las sonrisas, cuando reconoció que cobraban a los coroneles veinte mil dólares para los ascensos. Muchos de esos ascendidos a generales visitaron luego Palacio y Castillo les otorgó privilegiadas jefaturas en regiones ‘claves’.
Lo gracioso es que Pacheco se quejó que en la repartija del dinero de los coroneles ‘lo cerraron’ y no le dieron la parte que le correspondía. Así de desalmada, angurrienta y sin escrúpulos funcionaba la mafia enquistada en Palacio.
Bruno cantó más alto que Juan Diego Flórez cuando ingresó al plano político. Dijo que los llamados congresistas ‘Los Niños’ no eran solo de Acción Popular, sino también de Alianza Para el Progreso y que fue testigo de cómo planearon con Castillo dar votos a favor del gobierno a cambio de obras.
Inclusive, afirmó que ‘Los Niños’ le pusieron como condición para blindarlo, ante otro pedido de vacancia, el nombramiento de un ministro de su cogollo, Jorge Prado Palomino, a lo que el chotano aceptó sin chistar.
Ante esto, el presidente desesperado opta por poner la pierna en alto, como cuando inició su discurso el 28 de julio, culpando a la prensa, que solo espulga sus corruptelas y las de su familia. Ahora amenaza con enjuiciar a ‘Panorama’, que solo hizo público un tema de crucial importancia para la opinión pública: la solvencia moral del presidente.
Y esto, ante tantas evidencias, lo muestra como un vulgar corrupto. Hoy más que nunca el país exige su salida del gobierno como una profilaxis política. En un año ha envilecido el ejercicio presidencial y ahora que se siente acorralado puede intentar cualquier movimiento suicida que vaya contra las libertades democráticas, sobre todo contra la prensa independiente. Hay que estar alertas. Apago el televisor.
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