Este Búho considera que las asonadas violentistas contra empresas mineras como Apumayo en Ayacucho y sobre todo Antamina en Áncash son la ‘cereza de la torta’ en la ‘celebración’ de los cien días de desgobierno del presidente Pedro Castillo. Es inaudito que un ministro tan cuestionado como Luis Barranzuela, que anoche fue ‘renunciado’, haya sido sorprendido ‘rumbeando’ en su casa en lugar de estar velando por la seguridad de la población.
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¿Pero qué hizo el presidente cuando se encendían las praderas de los conflictos sociales? Huyó a Bolivia dizque a ‘entrevistarse’ con el presidente Luis Arce Catacora. Pero eso era solo una ‘barreta’ porque en realidad viajó a La Paz a reunirse con Evo para que lo ‘asesore y lo saque de apuros’.
Este columnista lo advirtió bien claro durante las elecciones, así que no soy de los que recién se dieron cuenta de su mediocridad y sus coqueteos con el ala ultra de Perú Libre. El profesor no solo era un candidato limitado, que suplía su falta de programa e ideas con demagogia. Así pasó por la ‘sombrita’ presentándose como un ‘agricultor’, rondero y docente. Mentira.
Tenía un pasado de agitador de una rama ultra del magisterio vinculada al Movadef senderista y tuvo sus quince minutos de fama en la huelga magisteral del 2017, donde luchó para tirarse abajo la reforma educativa. El país debió darse cuenta de que estábamos frente a un candidato pusilánime, muy ignorante e incapaz de cumplir una promesa. Un presidente así no necesitaba el Perú.
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Por eso no sorprendió que ni bien asumió la presidencia juramentara sin ministros y terminara dándole el poder al siniestro y condenado por corrupción Vladimir Cerrón. Luego, nombró a sus ministros, la mayoría con prontuarios en vez de currículum. Pese a las protestas, no solo del Congreso sino de la opinión pública, se empecinó en incendiar peor su pradera y eligió como premier a Guido Bellido, con ‘chicharrones’ por misógino, homofóbico, investigado por vínculos con Sendero y ya en el gobierno azuzador de cocaleros e instigador de campesinos de Chumbivilcas, su tierra.
‘Puka’ hizo lo que quiso en los 70 días y 70 noches que duró su espurio premierato. Con un mandatario mudo ante la prensa, ante los reclamos del Congreso. Los exabruptos de Bellido originaban el alza del pan, pollo, aceite, combustibles y destruían los oficios de Pedro Francke y Julio Velarde por contener la subida del dólar que llegó a sobrepasar los 4 soles.
Otra vez tuvo que necesitar ayuda ‘de afuera’ para deshacerse de Bellido y de algunos impresentables ministros. Una veterana líder de movimentos populares Aída ‘Mocha’ García Naranjo y la propia Verónika Mendoza le aseguraron que Juntos por el Perú ‘le iba a cuidar las espaldas’. Despidió a Bellido, pero demostrando esas incongruencias que ya son parte de su ADN, nombró en la estratégica cartera del Interior a Luis Barranzuela, ¡¡el abogado de Vladimir Cerrón!! y otros implicados de la presunta banda criminal ‘Los Dinámicos del Centro’.
O sea ¡¡puso al gato de despensero!! Por estos días, una andanada de conflictos continúa en todo el país: con destrucción de maquinaria y 80 hectáreas del complejo agrario ‘Caña Brava’, así como tomas de bases petroleras en la selva. No sé qué espera el profesor para apagar los incendios. Francamente, sus 100 días de gobierno parecen más un circo de Tony Perejil con un director de orquesta enano y con gorro de altura para disimular su bajo nivel de aprobación en los últimos tres meses, aún en las zonas del sur andino que le eran leales.
Tiene ante sí un pedido de confianza de su premier ante el Congreso y Castillo recién anoche reaccionó y decidió sacar a Barranzuela. Pero está claro que no tiene ningún plan y es un tipo ‘encapsulado’ en su mediocridad, incapaz de hilvanar una estrategia política que eche a andar este gobierno, reactive la economía y genere empleos, que es lo que la gente necesita y no bonos, que son artificios populistas.
Un pobre hombre al que le cayó de casualidad la banda presidencial de un país de por sí problemático y no sabe qué hacer para no irse por la puerta falsa, pero méritos los hace y más que suficientes. Cien días para llorar. Apago el televisor.
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