Este Búho ve el panorama político más movido que Kike Suero luego de celebrar hasta el día siguiente la goleada de Perú a Bolivia. Por eso, agarro mi ‘Espada del augurio’ de los ‘Thundercats’ que me permita ver ‘más allá de lo evidente’ y así poder dar estos ‘picantitos’ con bastante ají, como les gusta a mis lectores.
AL FIN SE FUE AYALA: Era insostenible la presencia del cuestionado titular en la cartera de Defensa, tras conocerse las presiones del gobierno para los ascensos en los altos mandos del Ejército y la Fuerza Aérea. Es más, nunca debió ser nombrado en un ministerio clave para la seguridad del país, pues debemos recordar que en 1997 fue dado de baja de la Policía Nacional, donde fue subalterno, acusado de incurrir en faltas graves contra la moral y la disciplina. En las Fuerzas Armadas había desazón y molestia desde que asumió funciones, pues era muy mal visto. Es evidente que el presidente Castillo no realiza nombramientos en base a la meritocracia, sino en función a quiénes son sus amigos o le sirvieron en la campaña. Con esa mentalidad es fácil elegir a los más incapaces y nocivos.
LA CAÍDA DE CASTILLO: Solo lleva poco más de tres meses en el gobierno y la aprobación del presidente no deja de bajar. Según la última encuesta nacional de Ipsos para El Comercio, en octubre tenía el 42% del apoyo y hoy está en 35%. Y no solo es en Lima, pues el descenso también se da en las provincias, con excepción del sur y de las zonas rurales. La gente señala como sus mayores errores el nombramiento de funcionarios incapaces, la designación inicial de ‘Puka’ Bellido como premier y la elección de funcionarios ligados a Sendero Luminoso y el Movadef. Una de sus últimas gracias fue elegir como funcionaria a una mujer acusada de ‘tendera’. ¡Increíble! En cambio, la encuesta muestra que se le reconoce como méritos continuar y ampliar la vacunación, mérito del ministro Hernando Cevalos, pues ahora se está buscando a las personas para ponerles las dosis hasta en casa.
LA ADVERTENCIA DE URRESTI: Daniel Urresti, en reveladora entrevista con Trome publicada ayer, fue enfático en señalar que todos los gobiernos comunistas en el mundo, que dicho sea de paso son muy pocos, buscan controlar a las Fuerzas Armadas para quedarse en el poder, así como a la Policía, que solo pretenden usar como una ‘guardia pretoriana’ al servicio del partido y no del país. Comparto plenamente esta afirmación y para comprobar su veracidad solo hace falta mirar aquí nomás, en Sudamérica, los tristes casos de Venezuela y Cuba, donde los militares y policías cumplen un papel asesino deteniendo, torturando, desapareciendo y matando a opositores. La mayor responsabilidad en las presiones para los ascensos de generales en el Ejército y la Fuerza Aérea en nuestro país es de Castillo y no del secretario de Palacio, Bruno Pacheco, ni del inefable Ayala, como se quiere hacer creer. Y ahora hay un enfrentamiento en los altos mandos de la Policía por ascensos al grado de general. Se estaría intentando beneficiar a tres oficiales, dos de los cuales laboran en Palacio.
ASESINATO EN AYACUCHO: De ninguna manera puede ser mirado de reojo el brutal asesinato del alcalde de la provincia de La Mar, Wilder Manyavilca, y de su esposa, quienes fueron emboscados cuando viajaban en un vehículo oficial junto a funcionarios del municipio. La autoridad edil presentaba trece impactos de bala. Por la planificación y saña mostrada por los atacantes, hace recordar los sanguinarios años del terror impuesto por Sendero Luminoso. Como decía, este atentado no puede ser considerado como un crimen más. En los años 80 casi nadie hizo caso cuando las huestes asesinas comandadas por Abimael Guzmán comenzaron a atacar centros de votación, como en Chuschi, y en los semáforos de Lima fueron colgados perros a los que mataron a palos. No se investigó, no se actuó, pero era la primera muestra de la barbarie que Sendero desataría en todo el país durante varios años y que costó miles de muertes. Lo ocurrido en La Mar debe ser investigado a fondo, pues podría ser el inicio de una nueva etapa de terrorismo en el país, ahora que esos dementes se sienten empoderados.
Apago el televisor.