Este está convencido de que algo en el . Y me parece que es para bien. Y ese cambio ha sido posible gracias a la . A los hechos me remito: hace solo un año y medio, las distintas municipalidades de Lima y provincias mandaban sendas comunicaciones a los vecinos en 28 de Julio: ‘Si no colocan sus banderas en un lugar visible, se les multará’. Los vecinos literalmente lo tomaban como ‘un saludo a la bandera’.

En ese mismo tiempo solo en el puente 28 de Julio y Gamarra, los comerciantes remataban las polos hasta en cinco soles y se dormían aburridos esperando clientes. Pero hoy, miles de peruanos en todo el territorio lucen orgullosos sus camisetas blanquirrojas, embanderan los micros, combis, autos, sus trabajos y hasta les ponen trajecitos y enterizos a los recién nacidos.

Todo el Perú parece, por primera vez, hermanado en torno a algo. Y qué mejor que haya sido un deporte como el fútbol y su selección. Nunca nos unirá una ideología, un determinado club y, menos, un partido político. Pero nuestra selección sí nos ha logrado juntar. No creo que solo sea moda que todos pugnen por comprar una camiseta para pasear o hasta ir al trabajo. Los niños de los colegios, los vendedores de fruta de los mercados, la policía montada de Chiclayo, los paracaidistas lanzándose desde 10 mil metros con la blanquirroja, los asháninkas cantando ‘¡Contigo Perú!’. /Cuando despiertan mis ojos y veo / que sigo viviendo contigo, Perú/ Emocionado doy gracias al cielo/ Por darme la vida contigo, Perú.../ ¡Grande Augusto Polo Campos! Esto, señores, se llama ‘fenómeno’ y un fenómeno extraordinariamente positivo que nos ayudará, si lo sabemos encaminar, a crecer como nación.

Pienso que lo mejor de los muchachos de Gareca es que son hijos del pueblo. Y el pueblo estaba avergonzado de tanta miasma de políticos corruptos, ladrones, sinvergüenzas, caraduras, con expresidentes de la República encarcelados, prófugos y otros que se pasean orondos exhibiendo millonarios patrimonios, cuando sus sueldos como mandatarios eran de dos mil soles. La sociedad estaba harta no solo de fracasos deportivos, sino, principalmente, de fracasos morales y éticos, como los faenones y narcoindultos.

Después, el caso Lava Jato y las cutras de Odebrecht a tanto canalla de cuello y corbata nos hizo tocar fondo. Mirábamos al país con deshonra. En esas horas negras, un puñado de peruanos, que no eran un equipo de estrellas de millones como Chile ni con tradición mundialista como Paraguay, ni qué decir de compararlos con Argentina, Brasil o Uruguay, a base de humildad, entrega, confianza y fe ganadora, lograron remontar una Eliminatoria adversa para alcanzar el repechaje y colocarse a solo un paso de la gloria, después de treinta y seis años.

Más allá del logro en lo futbolístico, el país se rindió ante su ejemplo de lucha. Tarea titánica de aquel que se reconoce David, pero no teme a Goliat. Espero que vayamos al Mundial y hagamos una gran campaña. Se rompió el complejo que duró más de una treintena de años de no participar en la fiesta más grande del fútbol. No tenemos palabras para agradecer a este grupo de jugadores la alegría que le ha dado a los niños peruanos, a los jóvenes, a los trabajadores y hasta a la economía nacional, que verá incrementar el consumo, la producción de bienes y servicios. Olvídense de los politicastros corruptos. Lo importante es que el pueblo está unido bajo una sola bandera, la del Perú sano. Apago el televisor.

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