El pariente de un paciente de coronavirus COVID-19 hace cola para recargar un tanque de oxígeno para ser llevado al hospital regional de Iquitos, la ciudad más grande de la Amazonía peruana. (Foto: Cesar Von BANCELS / AFP).
El pariente de un paciente de coronavirus COVID-19 hace cola para recargar un tanque de oxígeno para ser llevado al hospital regional de Iquitos, la ciudad más grande de la Amazonía peruana. (Foto: Cesar Von BANCELS / AFP).

Este Búho piensa que se podrá achacar muchas cosas al ‘vacado’ Martín Vizcarra, pero no se le puede mezquinar que al inicio de la pandemia se puso al frente y dio la cara a la ciudadanía diariamente en sus mensajes por televisión. Eran tenebrosos tiempos en que millones de peruanos encerrados en sus casas temían lo peor ante ese enemigo silencioso, traicionero y mortal del coronavirus. Esa actitud le hizo mucho bien a una población en ataque de pánico. Qué distinta a la situación en la que vivimos hoy con el nuevo gobierno ‘morado’. Cuando parecía que habíamos pasado lo peor y las cifras evidenciaban un descenso de contagiados y muertos, el país vivió agitados días de convulsión social en noviembre.

Calles con marchas que asemejaban a la playa Agua Dulce un domingo de carnavales antes de la pandemia. Además de la proliferación de veraneantes en la Costa Verde y en Gamarra, Mesa Redonda, los emporios de todo el país, tanto ambulantes como compradores, ganaron las calles y ya no se respeta el distanciamiento social en lo absoluto. Si antes fueron los bancos, mercados y transporte público los principales focos de contagio, ahora lo son las protestas sociales, las campañas navideñas, las playas y los centros de recreación abiertos contra la voluntad de la ministra de Salud, Pilar Mazzetti. No se necesita ser epidemiólogo para percatarse de ello. Pero por parte del actual Ejecutivo no escuchamos una voz como la del entonces presidente Vizcarra, el de los primeros meses de la pandemía, porque luego maquilló cifras y se fue por ‘las mentiras piadosas’.

En la actualidad no hay nada de eso. La ministra de Salud, una profesional A1, parece una convidada de piedra en el gabinete de amigotes izquierdosos de la premier Bermúdez. ¿Cuáles son las prioridades del actual gobierno de Francisco Sagasti? Este columnista ve con preocupación que más parece interesarle seguir ‘domando’ a la Policía Nacional y la jefa del gabinete pensando en cuestiones de ‘género’. ¿Y el rebrote de la pandemia? Estos me hacen recordar el tema ‘Superhéroes’ de Charly García: ‘No pasa nada, están desafinando el tiempo y el compás’. Y eso que, según cifras del Ministerio de Salud, ¡ya llegamos al millón de contagiados!, y ‘off the record’, en el ministerio de la avenida Salaverry se habla de que ya tenemos encima la temida segunda ola. El terrorífico ‘rebrote’ que hizo estragos en los confiados gobiernos de Inglaterra, España, Italia, Corea del Sur o Chile. En muchos de ellos se ha vuelto a instaurar las cuarentenas más draconianas. Aquí, para un presidente ‘jaranero’ ya se dio luz verde a los conciertos ‘sin trago’ y se abrirán las playas, los cines y teatros. ¿Están enterados el mandatario y la premier que otra vez ya no hay camas UCI disponibles en todos los hospitales del país? ¿Cómo van a enfrentar el inminente rebrote? Dios nos coja confesados. Apago el televisor.


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