Este Búho asiste con preocupación a los últimos sucesos en los que está involucrado el presidente Pedro Pablo Kuczynski y que, definitivamente, afectarán a la gobernabilidad del país. No una, sino muchas veces, negó haber tenido algún vínculo con la constructora brasileña Odebrecht, que hizo una verdadera industria mundial de la coima, ‘marmaja’ y la ‘cutra’, pues contaba con una oficina especializada en hacer pagos bajo la mesa a cuanto funcionario público o candidato se le pusiera en frente. De derecha, centro o izquierda. Un directivo en Perú de Odebrecht, Mauricio Cruz, terminó de ‘embarrar’ a PPK al asegurar que le hicieron siete pagos, entre noviembre del 2004 y diciembre del 2007, por un total de 782 mil 207 dólares, a través de la empresa de asesoría financiera Westfield Capital que fundó PPK, según consta en documentos. ¿Mintió el presidente? Todo parece indicar que sí. Por eso, hoy más que nunca, está obligado a aclararle al país cuál fue su participación. Horas después de que la bancada del fujimorismo, con su ‘indignado’ vocero Daniel Salaverry a la cabeza, saliera a exigir al mandatario que ‘reflexione y tome una decisión’ -no aclararon a qué se referían exactamente con estas palabras-, el primer mandatario tuvo que señalar que ahora sí se reunirá con la Comisión Lava Jato, a la que se había negado a recibir en Palacio hasta en tres ocasiones. Pero la figura ha cambiado. Sabe que los peruanos exigen explicaciones, le piden que hable claramente. La verdad, PPK ni siquiera debería esperar a reunirse con la comisión del Parlamento para esclarecer este espinoso tema, sino que tendría que hacerlo de inmediato y de forma pública. Que lo diga todo, que se sincere, pues lo peor sería que en unos días o semanas más nos vayamos enterando de más cosas.
Y esto ahora más que nunca, cuando el mismo Marcelo Cruz indicó también que Odebrecht pagó ¡¡más de cuatro millones de dólares!! a la empresa First Capital, de propiedad del chileno Gerardo Sepúlveda, por las famosas ‘asesorías’. Recordemos que el último sábado, PPK aceptó que hizo una consultoría a través de First Capital para el proyecto H2Olmos, un consorcio integrado por, ¡oh sorpresa!, Odebrecht. Este Búho puntualizó hace mucho tiempo que este caso sería un verdadero terremoto que alcanzaría al menos a los últimos tres gobiernos. Los ánimos están crispados, con la bancada oficialista y el fujimorismo, ahora sí, abiertamente enfrentados. Anoche, en el Congreso, un descontrolado fujimorista Héctor Becerril vociferaba extasiado una y otra vez: ‘¡El presidente Kuczynski tiene rabo de paja, porque recibió coimas camufladas...!’. Parece olvidar que su jefa Keiko Fujimori es investigada en diversas fiscalías por sus presuntos vínculos con la misma Odebrecht (‘aumentar Keiko para 500 e eu fazer visita’), por la plata que usaron en sus dos campañas presidenciales; al igual que en el caso Joaquín Ramírez, quien fue secretario general de Fuerza Popular, por lavado de activos. Mientras los fujimoristas se alistan para presionar con la vacancia presidencial, el partido de PPK sostiene que le están jugando sucio al mandatario para tumbárselo. Es evidente que la autoridad de Kuczynski se ve mellada, debilitada. ¡Y le faltan más de tres años de mandato! La pregunta lógica es si llegará a culminarlos. Según la Constitución, para vacar al presidente, el Congreso debe declarar su incapacidad física o moral permanente. Pero el fujimorismo no podría hacer esto sin la ayuda de otras bancadas, pues el reglamento del Legislativo establece que se necesita una votación calificada de los dos tercios del número legal de congresistas, es decir, 87 votos, y Fuerza Popular hoy tiene 71, e incluso menos. Todo esto resulta desalentador hasta para las inversiones, sobre todo cuando se habla de que en el 2018 la economía volvería a despegar. Apago el televisor.
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