Este Búho está convencido que el huaico de las ‘cutras’, sobornos y ‘aceitadas’ de y demás empresas brasileñas, chancará con rocones gigantes a esos políticos de bandas blanquirrojas en el pecho, de discursos rimbombantes, que ostentaron cargos ministeriales solo para hacer ‘faenones’. El gran Max Weber, el sociólogo de la escuela de Frankfurt, en su libro ‘El político y el científico’, distinguía a dos tipos de políticos: ‘los que viven para la política’ y ‘los que viven de la política’. 

Los primeros son como Haya de la Torre, Alfonso Barrantes o Fernando Belaunde, hombres que murieron sin grandes propiedades. Haya en casa prestada en Ate, Barrantes con su viejo Volkswagen en su casita de La Capullana y Belaunde en su departamentito en Camino Real. En cambio, los que ‘viven de la política’ son esas sabandijas que hoy tiemblan ante las denuncias de soborno de Odebrecht y Camargo Correa. 

Son los que ingresaron a la política misios, y hasta dormían en un cuartito del Centro de Lima, y ahora tienen residencias en varias capitales del mundo. También dinero en testaferros. O el que salió de abajo y no se contentó con lograr estudios superiores en el extranjero y prefirió acumular casas de playa, oficinas y residencias, con dinero sospechoso. Olvidando sus orígenes humildes, en caseríos serranos. O militares que traicionaron el juramento de Bolognesi, y prefirieron sucumbir a las frivolidades de una consorte, al mismo estilo de Josefina Bonaparte

Porque de este escándalo no se salva nadie. Entre los políticos que figuran en la lista de Camargo Correa, según la investigación de la Fiscalía de Brasil, que fue inhabilitada por su Corte Suprema, pero es casi seguro que el caso se reabra, aparecía el exministro de Vivienda y hombre de su confianza de Alan, Hernán Garrido Lecca, por un pago ilegal de un millón de dólares.

Cuando la Corte de Brasil cedió a la presión de los poderosos consorcios y políticos del gobierno, los implicados peruanos, públicos y asolapados, festejaron y se fueron a bailar en Año Nuevo con ‘Ráfaga’ en el ‘Jockey Club’, pensando que el tremendo ‘faenón’ nunca se investigaría ni se haría público en el país. Pero las cosas han cambiado. 

Camargo Correa se asustó con la participación del Departamento de Justicia de Estados Unidos y ahora se va a acoger al principio de ‘delación premiada’, y promete revelar los nombres de 200 políticos y funcionarios que recibieron coimas, entre los que se encontraría el propio presidente brasileño, Michel Temer. Revelarían también los nombres de políticos de otros países, incluido el Perú.

Este Búho no se casa con nadie. ¿Por qué algunos callan lo inocultable? Que fue la administración de Susana Villarán la que firmó el contrato con ‘Rutas de Lima’ y sus regidores, como Augusto Rey y Marisa Glave, defendieron a capa y espada el mismo. Incluso Rey tuvo el desparpajo, en ‘Panorama’, en el año 2013, de defender con fervor la instalación de la caseta ‘trucha’ de Puente Piedra. Castañeda Lossio se hizo el harakiri solito. 

Sin imaginar las dimensiones de la protesta en el Cono Norte, modificó el contrato, según denuncia el regidor Hernán Núñez, y le cedió los ingresos que le correspondían a la Municipalidad por el peaje ‘trucho’ a ‘Rutas de Lima’. Se imponen investigaciones, tanto a Susana Villarán como a su entorno del municipio, y al ‘Mudo’. Las concesiones a Odebrecht fueron escandalosas. ¿Fue ese el pago para que la empresa le cancelara millones de dólares al ‘Mago’ Luis Favre para que salvara de la revocatoria a la ‘Tía Regia’? 

Toledo está con la soga al cuello. Dijo que Yosef Maiman, su ‘chochera’, le compró la residencia de Camacho a su suegra de 85 años y dos oficinas en Monterrico, y levantó la hipoteca de su casa de Punta Sal por 5.3 millones de dólares, de puro ‘buena gente’. 

Hoy se sabe, por las investigaciones de las fiscalías brasileñas, suizas y norteamericanas, que tiene en su poder el fiscal Hamilton Castro, quien ve el Caso Lava Jato en Perú, que Camargo Correa le habría pagado a las empresas de Maiman ¡¡seis millones de dólares en ‘aceitadas’!! por la Interoceánica, y ese dinero se trasladó a financieras inglesas, pasando luego a bancos suizos, a paraísos fiscales del Caribe hasta llegar por último a Ecoteva, en Costa Rica. ¿Saldrán a lavar banderitas brasileñas los ‘políticamente correctos’ de este país? Apago el televisor.

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