Este Búho no puede evitar comparar al impresentable congresista Moisés Mamani con aquel personaje de una serie de televisión entrañable para los de mi generación, ‘El superagente 86’, una parodia del famoso agente inglés ‘James Bond’ y de la que mis jóvenes lectores me escriben: ‘Búho, ¿es verdad que Mamani se parece al Superagente 86?’. No saben cómo me carcajeé. Esa serie, creada por el gran Mel Brooks y Buck Henry, satirizó a los servicios secretos en plena ‘guerra fría’. CONTROL era la CIA y KAOS, los malos, eran la KGB de la ex Unión Soviética. Maxwell Smart era una especie de James Bond torpe. Don Adams era el actor que hacía del agente 86 y Barbara Feldon era su bella compañera, la agente 99, quien estaba perdidamente enamorada de él y le solucionaba sus problemas. ¿En qué se asemejan Smart y el puneño ‘superagente’ Mamani? En los aparatos tecnológicos. El Superagente 86 tenía, en esos años de piedra, su ‘zapatófono’, el pionero del teléfono celular que se inventó décadas más tarde. Y también el ‘cono del silencio’, para hablar sin que nadie te escuche. Además, contaba como ayudante con el agente 44, un sacrificado espía que aparecía en los lugares más insospechados, como en el interior de una lavadora pública, en el buzón del desagüe o convertido en árbol. Era una ayuda valiosa para el agente. Mamani tiene como sus ‘agentes 44’ a los miembros de la Comisión de Ética, que hacen todo lo posible por ‘blindarlo’ y exonerarlo de la investigación que involucra a los congresistas Kenji Fujimori, Bienvenido Ramírez y Guillermo Bocángel. Y si bien a regañadientes aceptaron incluirlo en las investigaciones, están haciendo todo lo posible para salvarlo.
Pero Mamani le ganó a Maxwell Smart, quien siempre metía la pata. Ha debido recibir una semana de adiestramiento en el búnker de Fuerza Popular para aprenderse el guion con el que sorprendió a todos. No me llama la atención que se haya burlado con su ‘reloj cámara LED’ de un cándido Kenji o de un despistado Bienvenido ‘Alzheimer’ Ramírez. Mamani se ganó ser candidato al Óscar a mejor actor de series de espías: ¿No hizo de idiota con el exministro Bruno Giuffra? Sí, al pobre que demostró que no era integrante de ningún ‘gabinete de lujo’ ni un canchero ‘comunicador y consultor todo terreno’, sino todo lo contrario, un simple ‘palomilla de ventana’ que no tenía nada de calle, a quien el puneño le fregó la vida y hasta puede irse a la cárcel. Con su ‘Sí, compadre, sigue nomás’ y ‘tú ya sabes cómo es la nuez’ creía que lo tenía al zorro Mamani en el bolsillo. Uno no sabe si reír o llorar cuando Daniel Saleverry le dice ‘héroe’ a Moisés, ante tremendo papelón por parte de un impresentable y pseudo ‘padre de la patria’, al que le pagamos el sueldo con nuestros impuestos. ¿Quién llenó de dispositivos a Mamani, al mismo estilo del Superagente, con ese reloj grabador o ese ojal filmador con los que hizo pisar el palito a Kenji y Ramírez? Maxwell Smart tenía frases clásicas: ‘El viejo truco de ...’; ‘Un momento, jefe..., exijo el cono del silencio’; ‘Déjame hacer una última llamada desde mi zapatófono’. El ‘superagente’ Mamani también nos ha dejado frases clásicas para la siniestrada: ‘Ya, bacán, ahora cómo hago (cuando Bruno Giuffra le dice para ir a la casa de PPK)’; ‘Me está llamando Salaverry, se habrá enterado por la prensa, ¿no?’; ‘Está que timbra ese pata (Salaverry), ya, yo le digo’; ‘Ya, ya, Brunito, tú tranquilo, nomás’; ‘Te puedo encontrar cerca, a dos cuadras de su casa (de PPK). Es que tengo la batería baja’. ¡Qué tal superespía resultó el tal Mamani! El resto ya es historia conocida. Apago el televisor.