Este Búho asiste a la bronca entre Keiko y el presidente Martín Vizcarra, pero no se le escapan los tremendos ‘chicharronazos’ que se dan fuera de nuestras fronteras. Hace unos días el senado argentino aprobó un pedido de un juez anticorrupción para allanar todas las residencias de la expresidenta y hoy senadora peronista Cristina Fernández viuda de Kirchner, conocida como ‘La Barbie’, en busca de pruebas del tremendo escándalo en el que está envuelta: el tristemente caso de ‘Los cuadernos de la corrupción’, como lo denomina la prensa, también conocido como el ‘Lava Jato argentino’.
El diario La Nación y el periodista de investigación, Jorge Lanata, habían puesto al descubierto que el matrimonio de Néstor Kirchner y Cristina Fernández tenía un desbalance patrimonial que se elevó de medio millón de dólares, en el 2003, a 19 millones de dólares en el 2011. Aquella vez, el senado, dominado por el peronismo, ‘blindó’ a la presidenta. Pero de ‘Los cuadernos de la corrupción’ no la salva nadie.
Todo comenzó con una pesquisa de la Unidad de Investigación de La Nación, que destapó la maloliente olla de una enrevesada trama de pagos de coimas durante el gobierno de los Kirchner.
La denuncia pasó a la Fiscalía y, luego de varios meses de indagaciones, la Justicia argentina encarceló a doce exfuncionarios kirchneristas y a empresarios por un tremendo caso de corrupción, que benefició a distintas sociedades -léase amigotes o socios del finado Néstor y Cristina- con millonarios contratos.
Varios funcionarios del cogollo más cercano de Néstor Kirchner y del que fuera ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, atornillados durante los años de gestión peronista, quedaron a disposición de la Justicia, acusados de ser parte de una asociación ilícita que se dedicó, al menos durante una década, a pasearse por la Capital Federal en busca de sacos de yute llenos de dinero que entregaban los contratistas de la obra pública como pago por ganar obras, al mismo sucio estilo de los brasileños de Odebrecht.
Pero si en Brasil la corrupción se descubrió en un centro de lavado de autos de Curitiba, un ‘Lava Jato’ (‘lavacarros’), aquí la cutra ‘gaucha’ salió a la luz gracias a unos ‘cuadernos’, claves para destapar el tremendo escándalo. Aunque parezca increíble, la prueba de toda la millonaria corrupción la dieron las anotaciones que durante más de una década tomó el chofer de uno de los colaboradores más cercanos del entonces ministro Julio De Vido, encargado de las esenciales áreas de Obras Públicas, Energía y Vivienda, y uno de los imputados. Óscar Centeno fue apuntando en ¡ocho cuadernos! con lujo de detalles cómo en su vehículo acudía a los puntos donde se recogía el dinero de las coimas, sean hoteles, oficinas o residencias, y cómo luego, solo o acompañado, llevaba esos montos a un apartamento, que era como la bóveda de Rico McPato, de la historieta de Walt Disney, y de allí esa plata sucia era entregada a cada uno de los coimeros.
Según la investigación, entre los beneficiados estuvieron no solo el jefe del chofer, el subsecretario de Coordinación y Control de Gestión del Ministerio de Planificación Federal, sino los propios Néstor Kirchner y su esposa Cristina Fernández, entre otros corruptos de alto vuelo. Para hundir a la pareja presidencial argentina, entre las innumerables anotaciones de las libretas del ‘chofer clave’ están viajes con dinero hasta la mismísima Casa Rosada o al lujoso departamento particular de la familia Kirchner, en Buenos Aires. Un juez armó el expediente con las anotaciones del chofer, y de forma minuciosa y detallada se gestó un expediente con precisiones hasta ahora desconocidas.
Para La Nación, “según cálculos de la Fiscalía, solo por el Toyota que manejó el detenido chofer Centeno pasaron ¡160 millones de dólares en coimas!, aunque los investigadores coinciden en que podrían haber sido alrededor de 280 a 300 millones, si se toman en cuenta anotaciones hechas sin montos concretos”.
Cuando murió Néstor Kirchner, Centeno detuvo su bien cuidado registro coimero. Volvió a las andadas de alto vuelo en el 2013. Entonces, la operación cambió: se empezaron a usar autos de la Jefatura de Gabinete. Todos los dominios de los automóviles que servían de carteros del dinero están o estaban entonces a nombre de la Jefatura de Gabinete o tenían como titulares a automotrices que los entregaban para ser utilizados por Presidencia. La cutra viajaba en carros oficiales. ¡Increíble! Me quedé corto. Apago el televisor.
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