Para nadie es un secreto que este Búho es un gran admirador de un músico del calibre de Miki González. Y ahora que anuncia con bombos y platillos la celebración por los 25 años del lanzamiento de su mítico álbum ‘Akundún’, que tocarán en vivo este 21 de junio en el Gran Teatro Nacional, no puedo evitar ingresar al túnel del tiempo.
Año 1981. San Marcos. La primera vez que escuché su música fue una noche de sábado en el histórico salón 1 A de Letras, en San Marcos, por los sábados culturales. Miki fue valiente al llegar esa noche a una San Marcos estigmatizada como un claustro ultraizquierdista, y se presentaba con una banda de lujo llamada ‘Los Chonducos’, con González en la guitarra, su fiel lugarteniente Eduardo Freyre en el bajo y el gran saxofonista Carlos Espinoza. Tocaban jazz fusión de Chick Corea, Stanley Clarke y otros monstruos del jazz.
Luego lo volvería a ver y escuchar en 1985. Esa vez, en el antiguo Parque de la Exposición, hizo un concierto para presentar su flamante trabajo titulado ‘Puedes ser tú’. Para este columnista, es uno de los mejores discos de la década de los 80. Había reunido a verdaderos íconos del rock hispanoamericano en esa placa: Charly García, Andrés Calamaro y el inclasificable Daniel Melingo de ‘Los Twist’ y ‘Los Abuelos de la Nada’. Su hit fue ‘Dímelo, dímelo’. Era un canto contra el consumismo. En ese mismo LP figuraba un tema que hoy es de culto. Justamente el que da nombre al disco, ‘Puedes ser tú’. “En la selva de asfalto anda el hombre.../ entre fieras, hombres como él.../ En la Plaza San Martín, en Lima, / rochabús mojando... cuidado con el rochabús / así es la vida del hombre en la gran ciudad (...). Hoy traidor, mañana rey / elitismo, marginación... Las torturas, ay, ay, ay... Puedes ser tú”.
Un par de años después, cuando trabajaba en un suplemento de fin de semana, lo entrevisté. Pude conocer al hombre, un tipazo muy buena onda como su música. Acababa de sacar ‘Tantas veces’ (1987), donde se muestra muy influenciado por el sonido post punk de ‘The Cure’ y popularizó ‘Vamos a Tocache’, ‘Lola’ o ‘Tantas veces’. Justamente, reclutó a músicos derivados del punk criollo: ‘Pelo’ Madueño y ‘Wicho’ García. Con ‘Lola’, ya anunciaba la presencia de las raíces, pues el video se filmó en el El Guayabo, un pueblito donde Amador Ballumbrosio tenía una parcela y a donde llegaba González para aprender de los antiguos moradores la viejas canciones del folclore negro, los temas de cuando había que trabajar en la gran hacienda.
Tanto es así que su siguiente disco, ‘Nunca les creí’ (1989), incluye el clásico tema de Pancho Ballesteros, escrito en 1936, ‘A La Molina no voy más’, en una alucinante versión de Filomeno Ballumbrosio, quien canta con tanto sentimiento como si en verdad lo fueran a llevar a La Molina como esclavo. El tema pegaba en sus presentaciones en vivo y Miki realizó la apuesta de su vida. El camino estaba servido para el disco que le pondría por fin una identidad a su música, después de tantas décadas de experimentación: ‘Akundún’.
De ese disco extraemos joyitas como ‘La pequeña’, ‘Cortando caña’,‘Me fui pa’l Guayabo’, un homenaje a su tierra adoptiva, El Carmen, El Guayabo. Miki fue un pionero en explorar aquí la ‘world music’, pero ‘Akundún’ fue el mejor disco de su carrera. La música negra, el pop, las raíces, Amador Ballumbrosio, sus hijos, Chincha, El Guayabo, los ríos de totuma helada con hielo manchado de aserrín. Todo un mosaico de virtuosismo sonoro y ritmo caliente. Música tradicional, panalivios, canciones costumbristas con la renovada energía de la banda de González y las guitarras típicas que parecían de Soweto, el ghetto sudafricano donde el gran Paul Simon se internó para sacar esa joyita llamada ‘Graceland’, punto de partida de la ‘world music’ de la que también se empapó Miki para hacernos danzar en plena época de crisis, por el ‘paquetazo’ de Alberto Fujimori y la demencial violencia terrorista de Sendero Luminoso y el MRTA.
Por esos tiempos presentó el disco en San Marcos, frente al pabellón de Derecho. Con mi mancha de ‘lagartazos’ estuvimos en primera fila danzando como locos, ‘Cortando caña’ y ‘A gozar sabroso’. Me parece mentira que hayan pasado veinticinco años de este disco redondo. Todos nos merecemos celebrarlo y bailarlo. ¡A gozar sabroso con Miki en el Gran Teatro Nacional! Apago el televisor.