Este Búho abre sus ojazos y asiste a horas desesperadas y claves para la investigación, en el Perú, del escándalo de corrupción más grande de la historia mundial: el caso Lava Jato. Aquí, la constructora brasileña Odebrecht involucró en millonarios sobornos a las más altas autoridades políticas (incluidos presidentes de la República, ministros, congresistas, gobernadores, alcaldes) y funcionarios públicos de doce países, diez de América Latina y dos africanos.
En el Perú, para nuestra vergüenza, no hubo solo un presidente involucrado, sino varios. Hay uno prófugo: Alejandro Toledo. Otro que estuvo encarcelado y próximo a ser juzgado: Ollanta Humala. Y dos investigados y con impedimento de salida del país: Alan García y Pedro Pablo Kuczynski.
En Brasil, son tres los exmandatarios embarrados con las malolientes carretillas de dólares inmundos de Odebrecht: Fernando Collor de Mello, Ignacio Lula Da Silva y Michel Temer. Estos dos últimos entran y salen de la cárcel como en un juego de Monopolio de la corrupción. Definitivamente, este escándalo político de proporciones siderales era ideal para la producción de una serie de televisión de Netflix.
Sobre todo por la forma cómo se descubrió, con una tenaz pareja de policías, el malo, un astuto lavador de dinero y una gasolinera con car wash (‘Lava Jato’, en portugués) de Curitiba como pantalla. Con esos insumos, Netflix lanzó la serie ‘El mecanismo’, thriller bajo la dirección del notable director de cine José Padilha, responsable de filmes tan sólidos como ‘Tropa de élite’ y la superlativa serie ‘Narcos’, para la plataforma streaming.
Esta historia, que se inició en el 2014, escandalizó a todo Brasil, pero luego cuando Marcelo Odebrecht vio que los Estados Unidos planeaba pedir su extradición por lavado de dinero sucio a USA, el capo de la constructora cantó más alto que Pavarotti, reconoció que pagaron millones de dólares en coimas a las más altas autoridades en varios países del orbe.
Él se salvó, pero arrastró a una pléyade internacional de funcionarios corruptos que se disponían a gastar los millones de los sobornos como el ‘Cholo’ Toledo, quien vía su octogenaria suegra había comprado una residencia en Monterrico y dos oficinas de lujo en Camacho por varios millones de dólares. El escándalo de Ecoteva fue anterior a Lava Jato, pero al final solo eran las caras de una misma moneda lanzada al aire por un expresidente tramposo y falso.
Como él, muchos exmandatarios y funcionarios, como por ejemplo, Jorge ‘Provocación’ Cuba, que se creían muy astutos y se gastaban sus millones sucios escondidos en la banca de Andorra, o como Ollanta y Nadine Heredia, fueron arrastrados peor que huaico en la Carretera Central. Y eso lo vemos en la serie de Netflix.
En el inicio, los dos agentes de la policía se proponen acabar con un astuto y cazurro ‘empresario’ Roberto Ibrahim (Alberto Youssef, en la vida real), que es en realidad un lavador de dinero sucio de los narcos. Opera a través de un grifo donde también lavan vehículos. Tanto dinero, tantos millones, no pueden provenir de la plata de narcos de poca monta. Pero su descubrimiento más increíble es que Ibrahim se codea con ministros, los más altos funcionarios de la empresa petrolera Petrobras.
Al inicio de la serie se ve una escena alucinante. Ibrahim está en el local de campaña del ‘Partido de los Operarios’ (Partido de los Trabajadores), y le pregunta a una mujer: ‘¿Con 500 mil reales será suficiente para esta semana? La dama le responde: ‘No, son 600 mil, mi amor. Y son para ahora’. O sea, era también el financista.
‘Los personajes, situaciones y otros elementos fueron adaptados para su efecto dramático’, nos advierten. Pero todos podemos darnos cuenta quién es quién en la serie: ‘Samuel Themes’ es el expresidente Michel Temer. La empresa Petrobras, clave en este entramado de corrupción, es ‘Petrobrasil’. ‘Constructora OSA’ es la cutrera OAS. La poderosa ‘Miller&Brecht’ no es otra que la siniestra Odebrecht y ‘Ricardo Brecht’ no es otro que Macelo Odebrecht.
También desfilan por la serie otros personajes poderosos de la política brasileña, como la gordita presidenta Janete Ruscov, que no es otra que Dilma Rousseff. Luego de la culminación de la primera temporada, le preguntaron al director José Padilha cuántas temporadas tenía planeadas, a lo que el cineasta respondió: ‘Mi intención es terminar esto cuando se acabe la corrupción, así que esto va para largo’. Hasta el expresidente peruano PPK, chamuscado por su vinculación con Odebrecht, dijo en una entrevista que le gustaría que Netflix haga una serie sobre el escándalo de Lava Jato en el Perú y quiere que Salvador del Solar haga su personaje. ¡¡Qué tal caradura!! Apago el televisor.