A este Búho todavía no se le pasa el asombro por la terrible masacre perpetrada por un joven de 18 años de ascendencia latina, Salvador Ramos, quien ingresó a un colegio primario de Texas con una pistola y un rifle automático y mató a 19 niños y 2 profesores para luego ser abatido por la policía.
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Uno se pregunta ¿por qué en Estados Unidos se repiten este tipo de matanzas cíclicamente? Todavía están frescas las manchas de sangre del supermercado en Buffalo, donde el 15 de mayo último otro muchacho de 18 años, Payton Gendron, entró y asesinó a 10 personas afroamericanas en un crimen al que se le ha denominado de odio, racista, ya que el homicida creía en la ‘supremacía blanca’.
Lo sucedido esta semana en Uvalde, un apacible poblado de 16 mil personas en el centro del Estado de Texas, a pocos kilómetros de la frontera con México, ha conmocionado al mundo. Esta masacre se suma a una larga lista de los horrores con armas de fuego perpetrados en colegios por estudiantes.
Muchos opinan que los culpables son los políticos que mantienen leyes que permiten a cualquier joven de 18 años que vaya a una tienda y pueda adquirir un arma de fuego. ¿Cuántos desequilibrados mentales tienen acceso a fusiles de guerra?
El autor de la ultima matanza, Salvador Ramos, primero mató de varios balazos en la cabeza a su abuelita y arrancó en la camioneta de su abuelo rumbo a la escuela de 500 alumnos que solo albergaba a menores de hasta 10 años, la gran mayoría de origen hispano. Según sobrevivientes, ‘comenzó a disparar a quien estuviera en su camino, sin importar si eran niños, maestros o adultos’, antes de ser abatido por la policía en el interior del colegio.
MÁS CASOS EN LOS ESTADOS UNIDOS
El asesino cursaba el ultimo año en el instituto secundario de la misma localidad. En esta semana, Estados Unidos se horrorizó y Uvalde se unió a los nombres de las tristemente célebres instituciones educativas donde se produjeron masacres, como Parkland, Sandy Hook y Columbine.
En febrero del 2018, en una escuela de Parkland, Nikolas Cruz, de 18 años, acribilló y mató a 17 personas presuntamente perturbado por su odio a mujeres y judíos. Otro caso: en el distrito de Sandy Hook, Connecticut, Adam Lanza, de veinte años, mató a su madre mientras ella dormía y luego se dirigió a la escuela Sandy Hook donde provisto de armas de fuego asesinó a 28 personas, en su mayoría niños de nido, primaria y profesores.
Al llegar la policía, el asesino se suicidó. Encontraron en el dormitorio del criminal videos sobre la matanza de la escuela de Columbine en 1999. Allí dos estudiantes, Eric Harris y Dylan Klebold, planificaron una masacre que incluía tanques de gas propano para hacerlos explosionar y así desviar la atención de la policía y los bomberos.
En su incursión mataron a 12 estudiantes y un profesor. Tanto fue el impacto que el laureado director Gus Van Sant se inspiró en esta tragedia para presentar una estremecedora película titulada ‘Elephant’ (2003). La cinta trata sobre el horror y la locura desatada en Columbine, pero nos lleva a otro plano, pues muestra los institutos secundarios norteamericanos, inmaculados y con impresionante infraestructura.
Pero en el fondo son lugares extraños en los que las carcajadas y la salvaje inocencia están aplastadas, perdidas y sus criaturas deambulan. Al director no le interesó tanto recrear un filme con un festín de balas tipo ‘Rambo’, ni incidir ni despotricar por el indiscriminado culto a las armas del norteamericano común, como hizo Michael Moore en su documental ‘Bowling for Columbine’ (2002).
‘Elephant’ busca retratar el microcosmos de esa sociedad juvenil antes y durante el atentado. Y allí vemos cómo se desenvuelven sus vidas, incluso fuera del instituto, donde cualquier defecto u obesidad es motivo de burla, donde la bulimia y los vómitos inducidos son la estrategia más usada para mantener la línea, donde los jóvenes no encuentran esperanza en el futuro y los medios de comunicación bombardean todos los días ofertas comerciales ‘para ser un ganador’, produciendo pequeños monstruos.
La violencia es un cáncer en la sociedad norteamericana. Cuentan que Salvador Ramos sufrió bullying en el colegio. Apago el televisor.
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